Después de sobrevivir buena parte de la crisis financiera sin
muchos sobresaltos, los fondos de cobertura y otros inversionistas están
enfrentando una nueva amenaza: los bancos que les prestan dinero están
pidiendo su devolución.
Por Carrick
Mollenkamp
y Serena Ng -
The Wall Street Journal
Los préstamos de los bancos y corredores han permitido que los fondos de
cobertura, que administran cerca de US$1,9 billones (millón de millones)
en dinero de sus clientes, multipliquen esa cantidad en diferentes
inversiones, desde acciones de empresas suizas a bonos hipotecarios.
Sin embargo, a medida que el valor de algunas de esas inversiones ha
caído en las últimas semanas, los prestamistas están exigiendo más
garantías para protegerse contra las pérdidas.
Las demandas, conocidas en la jerga de Wall Street como margin calls, o
demanda de depósito, podría aumentar los valores difíciles de vender en
posesión de los bancos que ya les han costado cerca de US$140.000
millones en rebajas contables.
El tema cobró relevancia ayer, jueves, cuando Carlyle Capital Corp. Ltd.,
un fondo del conglomerado de capital privado Carlyle Group, reveló que no
cumplió las demandas de depósito en los préstamos que respaldan parte de
su portafolio de US$21.700 millones en valores de alta calificación
emitidos por las agencias hipotecarias semiestatales estadounidenses
Fannie Mae y Freddie Mac. El anuncio contribuyó a una caída de 1,75% en
el Promedio Industrial Dow Jones.
La noticia se produce una semana después de que las demandas de depósito
ocasionaran la implosión del fondo de cobertura londinense Peloton
Partners LLP, que según los cálculos de los analistas podría dejar a sus
14 acreedores, incluyendo Deutsche Bank AG, Goldman Sachs Group Inc.,
Lehman Brothers Holdings Inc., Merrill Lynch & Co., Morgan Stanley y UBS
AG con hasta US$17.000 millones en problemáticos valores hipotecarios en
sus carteras.
Los precios de hasta los bonos más seguros subieron ayer en EE.UU. en
medio de los temores de que la menor disponibilidad de crédito obligue a
algunos inversionistas, en particular los más endeudados, a desprenderse
de incluso los valores de mejor calificación, reduciendo los precios y
desatando nuevas demandas de depósito.
"La sensación es increíblemente mala", dice Gregory Peters, estratega de
crédito de Morgan Stanley en Nueva York. "El entorno actual ya está muy
temeroso y eso se refuerza a sí mismo".
En una señal de lo mucho que está en juego, la calificadora de riesgo
Fitch Ratings calcula que los fondos de cobertura orientados al crédito,
los más golpeados por las demandas de depósito, controlan más de US$1,5
billones en activos, la mayor parte adquiridos con dinero prestado. El
impacto no se limita a los fondos de cobertura. Esta semana, la
hipotecaria Thornburg Mortgage Inc. anunció que no pudo cubrir parte de
los US$500 millones en demandas de crédito, una cesación de pagos que
podría motivar a su acreedor, J.P. Morgan Chase & Co., a incautar y
vender miles de millones de dólares en préstamos hipotecarios en un
mercado que ya pasa apuros.
Contagio
Las dificultades resaltan las crecientes repercusiones que se presentan a
medida que los bancos, que enfrentan cientos de millones en posibles
pérdidas por inversiones que se han desvalorizado, buscan conservar
efectivo y alejarse del riesgo.
Sus esfuerzos están agregando tensión a la tradicionalmente amigable
relación entre bancos y fondos de cobertura, en la que los bancos
cobraban comisiones por proveer servicios a los fondos y éstos recibían
la financiación que necesitaban para magnificar los retornos que obtienen
sobre las inversiones de sus clientes.
Los inversionistas que enfrentan las mayores presiones son los que poseen
valores de renta fija, particularmente los fondos que usan mucho
apalancamiento. El fondo de Carlyle gestionaba apenas US$670 millones en
dinero de sus clientes, pero aprovechó el apalancamiento para incrementar
su portafolio de bonos a US$21.700 millones, lo que quiere decir que
tenía un apalancamiento de 32 veces su capital.
Peloton utilizó el endeudamiento para cuadruplicar o quintuplicar su
portafolio. Muchos fondos de cobertura "estaban tratando de recoger un
poco de aquí y un poco de allá entre una gran cantidad de pequeñas
valuaciones erróneas en los mercados de deuda y estaban apalancando
significativamente sus ganancias. Ahora enfrentan un evento de esos que
suceden una vez en la vida y que ellos pensaron que nunca ocurriría",
asegura Brad Alford, fundador de la firma de asesoría en inversiones
Alpha Capital Management.
Los problemas de Carlyle son una preocupación particular, debido a que
extienden la crisis a una clase de valores que antes no había sido
afectado: bonos emitidos por Fannie Mae y Freddie Mac, agencias que los
inversionistas percibían que tenían el total respaldo del gobierno
estadounidense.
"El hecho de que esto le esté sucediendo con papeles de agencia de alta
calidad es muy preocupante", afirma Tim Bond, estratega de Barclays
Capital en Londres. "Está marcando una expansión de esta tensión al grupo
de inversionistas que sólo ponen su dinero en los valores hipotecarios
con el respaldo más seguro", dijo.