Exxon, la mayor petrolera del mundo que cotiza en bolsa, dijo
que incrementará sus gastos de capital en los próximos años en un 25% a entre
US$25.000 millones y US$30.000 millones al año, en parte para financiar nuevas
exploraciones.
La compañía planea perforar pozos en las heladas aguas al sur
de Nueva Zelanda, frente a las costas de Irlanda y de Groenlandia y en el estado
alemán de Sajonia.
Hace tan sólo algunos años, las grandes petroleras apostaban en
grande por los nuevos y prometedores campos de Rusia, Medio Oriente y África.
Pero los altos precios del petróleo han hecho más complicado que las grandes
compañías petroleras operen en el extranjero, a medida que muchos países
productores se han vuelto más militantes, nacionalizando activos, rompiendo
contratos e incrementando las tasas impositivas. Venezuela expropió los activos
de Exxon el año pasado, lo que llevó a un enfrentamiento legal entre la empresa
y el país sobre cómo debería compensarse a la petrolera por su pérdida.
Para compensar por las puertas que se han cerrado en algunas de
las regiones productoras de crudo más ricas del mundo, Exxon y sus rivales están
usando nuevas tecnologías para reevaluar viejas reservas de petróleo que fueron
abandonadas después de que se descubrieron yacimientos más sencillos de
explotar, además de reconsiderar regiones que antes fueron pasadas por alto por
ser demasiado difíciles.
También están incrementando sus exploraciones en áreas en las
que no lo habían intentado antes. En los próximos años, Exxon planea perforar en
pozos en alta mar frente a las costas de Madagascar y Colombia. Los contratos en
regiones poco exploradas tienden a ser más atractivos para las petroleras
occidentales, en parte porque esos países están ofreciendo términos generosos
para estimular la inversión.
Exxon no es la única empresa que está probando esta estrategia.
Royal Dutch Shell PLC, la segunda petrolera no estatal más grande del mundo por
capitalización de mercado, está explorando cerca de casa, aprovechando la
estabilidad política de Europa. En diciembre, Shell decidió reabrir el campo
holandés Schoonebeek, usando nuevas técnicas de recuperación de petróleo, tales
como pozos horizontales e inyecciones de vapor de baja presión. Los altos
precios del crudo han hecho que este proyecto recupere su atractivo. "Aún quedan
cientos de millones de barriles", dijo el presidente ejecutivo de Shell, Jeroen
van der Veer en una entrevista, refiriéndose a este campo que fue descubierto en
1943 y cerrado en 1996. "Sacamos el petróleo más fácil, el difícil aún está ahí,
pero ahora no parece tan difícil".
Inversión en producción
Exxon, Shell y otras grandes petroleras occidentales han pasado
apuros en los últimos años para hacer crecer su producción y reemplazar sus
reservas. Esto sucede en parte debido a que el acceso a algunos de los mejores
campos del mundo, en Medio Oriente, Rusia y otras partes, ha sido limitado.
En respuesta, las grandes compañías occidentales han invertido
cada vez más en producción, algo que hace algunos años era poco rentable debido
a los bajos precios del petróleo. Los gastos en las arenas petroleras de Canadá
se han disparado a medida que las compañías tratan de extraer este crudo pesado
con consistencia arenosa. También están tras el gas natural atrapado en
formaciones rocosas densas. Exxon ya ha impulsado el desarrollo de uno de estos
campos en Colorado, Estados Unidos y planea llevar su tecnología a un yacimiento
similar en Sajonia.
También hay una mayor inversión en la exploración en alta mar
en el Golfo de México. Muchos de los nuevos pozos experimentales que Exxon
planea abrir usarán tecnología de punta de perforación en aguas profundas. De
hecho, planea perforar un pozo este año en la cuenca Santos de Brasil, cerca de
donde Petróleo Brasileiro SA descubrió el campo Tupi el año pasado. Se cree que
Tupi es el hallazgo petrolero más grande en una década y ha desatado una carrera
por abrir pozos frente a la costa brasileña.
Esta no es la primera vez que el nacionalismo de recursos ha
motivado a las petroleras a buscar pozos en países occidentales. Durante la
década de los 70, las petroleras fueron expulsadas de Libia y enfrentaron
términos más restringidos en el resto de Medio Oriente. En respuesta, enfocaron
sus esfuerzos en el Mar del Norte y Alaska, comenzando producción en los campos
Forties Field en 1975 y Prudhoe Bay en 1977.