Por mucho tiempo, China ha sido un importante proveedor de
carbón para consumo interno y para el resto del mundo. No
obstante, en el primer semestre del año pasado el país
importó por primera vez más de lo que exportó y provocó que
la mayoría de los precios del carbón se duplicara en todo el
mundo.
El punto culminante tuvo lugar el 24 de enero, cuando un
invierno caracterizado por fuertes tormentas de nieve y
cortes de electricidad obligó a Beijing a suspender las
exportaciones de carbón por al menos dos meses.
Desde entonces, los precios del carbón en Asia han subido un
34%. La semana pasada, los principales precios de referencia
del carbón llegaron a sus máximos niveles en Estados Unidos,
Europa y Asia.
"La velocidad del cambio ha sido notable", resalta Tom
Hoffman, vicepresidente de asuntos externos del proveedor
estadounidense de carbón Consol Energy Inc. El ejecutivo
añade que su empresa evalúa retrasar algunos compromisos
para ver si los precios siguen subiendo.
El resultado es similar a lo que pasó después de que China
se convirtiera en un importador neto de petróleo en 1993. En
el caso del carbón, sin embargo, el factor China se ha
desatado con mucha mayor rapidez.
No fue sino hasta que el desarrollo industrial chino se
aceleró que el país empezó a sacudir los mercados globales
de petróleo. El gran auge en los precios del crudo ocurrió
después de los amplios apagones en China en 2004, que
forzaron a las fábricas a comprar combustible diesel para
los generadores, aumentando la demanda del país por petróleo
extranjero.
La demanda china por carbón está creciendo en el preciso
momento en que se conjugan otros factores alrededor del
mundo causantes de una fuerte presión sobre la oferta. La
inundación de grandes minas en Australia desde mediados de
enero ha estancado las exportaciones de este gran productor
de carbón hacia los mercados asiáticos. En Rusia, otro
importante productor de carbón, la falta de vagones de tren
ha frustrado los intentos de satisfacer la creciente demanda
global.
La demanda también está en aumento en otras partes del
mundo. Japón, uno de los mayores importadores del planeta,
está utilizando más carbón desde que un terremoto dañara un
reactor nuclear el año pasado, duplicando el uso de carbón
en una empresa eléctrica. India ha emprendido una importante
expansión de sus plantas eléctricas a carbón, lo que ha
elevado las importaciones del país, a pesar de contar con
cuantiosas reservas.
Incluso los productores de carbón de EE.UU. han aumentado
las exportaciones a Europa. "Hay un efecto mariposa"
relacionado a factores dentro de China que repercute en la
demanda y eleva los precios del combustible de otras
naciones que producen carbón, dice Vic Svec, un alto
ejecutivo de Peabody Energy Corp., el productor privado de
carbón más grande del mundo, con sede en St. Louis,
Missouri. "La demanda de Beijing puede tener efectos en
Queensland (Australia) o en Gillette, Wyoming", en EE.UU.,
asevera.
"Como industria nunca hemos visto un alza tan radical en el
mercado que parece tener tanta fuerza", dijo en una
conferencia con analistas Ben Hatfield, presidente ejecutivo
de International Coal Group Inc., productor de carbón de
EE.UU.
Jim Thompson, editor del boletín especializado Coal & Energy,
cree que los precios podrían mantenerse altos o incluso
subir más en 2009 y a futuro, lo que podría afectar a la
economía global. El carbón alimenta casi 40% de la
electricidad mundial. Su presencia en la dieta energética
del mundo está en aumento aunque sea una de las mayores
fuentes de gases con efecto invernadero que calientan la
atmósfera. Eso podría mantener alto su precio en una
recesión.
El carbón sigue siendo una alternativa relativamente barata
y abundante frente al petróleo, especialmente en países que
se están industrializando como Brasil, India y Vietnam,
además de China. Aunque el uso de combustibles más limpios
se eleva, se espera que el rápido crecimiento del consumo de
energía estimule la demanda de carbón.
Las reservas de carbón siguen siendo relativamente
abundantes en el mundo. Pero la expansión de la
infraestructura para extraerlas y transportarlas es lenta y
costosa en los países en desarrollo, como Colombia. Además,
el consumo de muchos países emergentes está creciendo a la
par de la producción.
India, por ejemplo, elevó su producción en una tercera parte
entre fines de los años 90 y 2005, según las cifras
recopiladas por la publicación BP Statistical Review of
World Energy, mientras que su consumo creció en torno al
40%.
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