El complejo Khurais, debajo de una franja de unos 7.000
kilómetros cuadrados de dunas rojas y llanuras rocosas, podría agregar 1.200
millones de barriles al día a un mercado petrolero cada vez más apretado por la
brecha entre el auge en la demanda y la escasez de nuevos descubrimientos
importantes. Estas fuerzas gemelas han catapultado los precios del crudo a
máximos históricos.
Al mismo tiempo, el proyecto Khurais ilustra un hecho más
preocupante. Incluso en Arabia Saudita, país que alberga más de un cuarto de las
reservas petroleras conocidas en el mundo, la era del crudo barato y fácil de
exportar ya es cosa del pasado. El escepticismo reina entre los expertos, que
dudan de que Arabia Saudita pueda superar los obstáculos, tanto geológicos como
económicos, y convertir a Khurais en el cuarto campo petrolero más productivo
del mundo.
Para explotar esta nueva fuente de crudo, Saudi Arabian Oil Co.,
más conocida como Aramco, se ha embarcado en el proyecto más costoso y complejo
de sus 75 años de historia. La compañía estatal gastará hasta US$15.000 millones
en una gigantesca red de oleoductos, instalaciones de tratamiento de crudo,
pozos horizontales y sistemas de inyección de agua. La compañía lo califica como
"uno de los mayores proyectos industriales que se están llevando a cabo
actualmente en el mundo".
Último recurso
Aramco también está sacando de la alcancía una de sus últimas
cuencas petroleras. Después de Khurais, al reino sólo le quedará un gran pozo
por desarrollar: el menor y tecnológicamente exigente campo de Manifa, gran
parte del cual se encuentra en altamar en el Golfo Pérsico. Ambos campos fueron
descubiertos hace más de 50 años. Sin embargo, la mayoría de las reservas de
Arabia Saudita se encuentran en campos más viejos o depósitos más difíciles de
acceder. "Khurais y Manifa son los dos últimos gigantes en Arabia Saudita", dice
Sadad al-Husseini, ex director de exploración de Aramco.
El proyecto de Khurais se erige como el núcleo de los esfuerzos
de Aramco para mantenerse a la par con los declives naturales en sus campos más
antiguos, a la vez que preserva el estatus del reino como la única válvula de
emergencia energética del mundo. Para eso, la estatal está tratando de
incrementar su capacidad de producción a 12,5 millones de barriles al día,
frente a los 11 millones actuales.
Arabia Saudita está bajo una presión enorme para aumentar su
producción, en un momento en que el mundo pasa apuros para abastecer una sed
energética cada vez mayor. Según la Agencia Internacional de Energía, esta
demanda global de 87 millones de barriles al día podría alcanzar los 115
millones para 2030. En un contexto en el que parece que la producción está
estancada o de capa caída en México, Venezuela, Rusia y el Mar del Norte, todas
las miradas se posan sobre Arabia Saudita para llenar el vacío.
Sin embargo, para un gran número de escépticos, Khurais se ha
convertido en la prueba final sobre la salud (buena o mala) de las reservas
petroleras del mundo. "Éste es el grande", dice Matthew Simmons, un banquero de
inversión en energía cuyo libro Ocaso en el desierto, de 2005, cuestionaba la
potencia petrolera de Aramco.
Los analistas del sector preocupados por el abastecimiento se
han concentrado desde hace mucho tiempo en el Goliat de Arabia, el campo de
Ghawar, que es de lejos el complejo petrolero más productivo del mundo. Desde su
descubrimiento, en 1948, Ghawar provee la mayor parte del crudo del reino.
Gracias a continuas perforaciones y grandes inyecciones de agua, Ghawar sigue
produciendo unos cinco millones de barriles al día, aproximadamente la mitad del
bombeo diario de Arabia Saudita. Ghawar representa por sí sólo casi el 6% de la
producción mundial.
La pregunta ahora es si Aramco será capaz de aumentar
significativamente su producción y durante cuánto tiempo. Las autoridades del
país dijeron en su momento que de ser necesario podrían alcanzar una producción
de 15 millones de barriles al día y mantener ese ritmo por 50 años. Desde
entonces, han desistido, asegurando que de momento, 12,5 millones de barriles al
día es el máximo que pueden prometer. Que puedan cumplir y mantener ese objetivo
dependerá en gran parte de cómo vayan las cosas en Khurais.
Incluso con el petróleo a US$100 por barril, Aramco ha sufrido
retrasos y aumentos en los costos de producción. A Aramco ahora le cuesta US$16.000
aumentar su capacidad de producción en un barril extra diario. Varios proyectos
están retrasados debido a los altos costos y la escasez de acero y mano de obra.
Muchos dudan de que Khurais pueda cumplir con su meta de 1,2 millones de
barriles al día.