La operación represiva militar más feroz de Israel en los últimos 40
años ya dejó más de 100 palestinos muertos, entre ellos 11 niños, y 300
heridos en cuatro días de ataques combinados por tierra y por aire contra
poblaciones sospechadas de "albergar terroristas", mientras EEUU y la ONU
instaron a Israel a poner fin a la "violencia" y el presidente Abbas, el mejor
aliado del eje sionista Washington Tel Aviv, calificaba a la masacre de
"holocausto" y se retiraba de las conversaciones de paz.
En lo que los expertos ya
consideran como la operación represiva "relámpago" más sangrienta de los
últimos cuarenta años contra el pueblo palestino, Israel masacró a más de
100 palestinos en solo 96 horas y sus fuerzas siguen operando en Gaza ,mientras
su gobierno y su estado mayor militar advirtieron que no detendrán la matanza,
pese a la presión de EEUU y la ONU.
Un vocero del Ministerio de
Sanidad de la Franja de Gaza, controlada por el movimiento radical islámico Hamás, aseguró que el número de víctimas del sábado fue el mayor registrado
en un solo día en operaciones israelíes en Palestina desde la Guerra de los Seis
Días en 1967.
Según cifras palestinas, el sábado fueron asesinados al menos 11 niños,
además de numerosos militantes de Hamás y la Jihad Islámica.
Calificando -como siempre- a la
masacre de "enfrentamiento", la Casa Blanca le reclamó a Israel el "cese de la
violencia" y que se retomen las negociaciones de paz que han quedado rotas tras
los "enfrentamientos".
"La violencia y los
enfrentamientos deben cesar y las conversaciones retomarse", señaló Gordon
Johndroe, portavoz de la Casa Blanca, poniendo a las víctimas (los
palestinos) en las mismas condiciones que los victimarios (Israel)
Durante los cinco días que ya dura
la represión de Israel, fueron asesinados más de 100 palestinos, la
mayoría de ellos en las últimas 48 horas de ataques terrestres y aéreos.
Según los corresponsales de la
prensa internacional, una fuerza israelí de alrededor de 2.000 soldados,
apoyados por blindados y helicópteros, está realizando desde el jueves una gran
incursión en el territorio palestino que ya llegó hasta la ciudad de Gaza y el
campo de refugiados de Yabalia.
Según la agencia EFE, la dureza
de los ataques judíos obligó a Egipto a abrir el paso de Rafah, su frontera
con Gaza, para que los heridos puediesen ser evacuados y atendidos en hospitales de
la península del Sinaí. Según las autoridades de Gaza, Egipto también permitió
el paso de equipos médicos y medicamentos.
Antes de la advertencia de Washington, el ministro de Defensa israelí, Ehud
Barak, advirtió que Israel se dispone a intensificar la ofensiva militar,
lo que fue corroborado por Olmert quien advirtió que las operaciones
continuarían hasta exterminar las "bases terroristas" en Gaza.
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Area de Gaza blanco de un misil (Foto Reuters) |
El primer ministro, Ehud Olmert,
dijo durante la reunión del gabinete, el domingo, que no van a detener su
ofensiva en la Franja de Gaza para acabar con los ataques de los "terroristas",
y amenazó con tomar acciones más severas pese a la condena de Naciones Unidas
por la ofensiva.
"Israel no tiene intención de detener su lucha contra las organizaciones
terroristas ni siquiera por un minuto", dijo a su gabinete ante el reto de
nuevos cohetes que pueden llegar hasta Ascalón, la principal ciudad del sur del
país.
No obstante el escenario de
tragedia y muerte en varios frentes producido por el estado judío, el
viceministro de Defensa Matán Vilnai ya había advertido el sábado que la continuidad de
los ataques con cohetes Kassam desde Gaza contra Israel desencadenarían una
masacre en la franja controlada por Hamás.
"Cuanto más se intensifique el fuego
y los cohetes alcancen una distancia mayor, ellos atraerán sobre sus cabezas una
masacre porque emplearemos todo nuestro poder para defendernos", aseveró Vilnai.
Las declaraciones del halcón sionista
Vilnaí se produjeron en medio de los llamamientos de la ultraderecha de Tel Aviv a
lanzar una operación militar represiva a gran escala contra la Franja de Gaza,
a la que se oponen los sectores sionistas más "moderados" temiendo repetir el
error de Líbano en Agosto de 2006.
Los lanzamientos de decenas de cohetes Kassam que impactaron el viernes en la
ciudad de Ashkelon, a 15 kilómetros del norte de la franja, soliviantaron los
ánimos en el espectro político ultraderechista que exhortó a las fuerzas
armadas a ingresar a Gaza para terminar con el Gobierno de Hamás.
El diputado Tzaji Hanegbi, de Kadima y jefe de la Comisión parlamentaria para
Exterior y Defensa señaló que "el Estado de Israel debe tomar la decisión
estratégica de ordenar al ejército prepararse rápidamente para tumbar al
régimen terrorista de Hamás y tomar todas las zonas desde las que se disparan
cohetes".
Saeb Erekat, uno de los
principales negociadores palestinos en el proceso de paz con Israel, declaró que
las conversaciones "están enterradas bajo los escombros de las casas
destruidas en Gaza".
Se refería a las conversaciones
iniciadas a fines de 2007, en una cumbre en Estados Unidos, promovida por el
jefe de la Casa Blanca, George Bush.
Pero la canciller israelí, Tzipi Livni, afirmó que esto no cambiará las
decisiones de Israel sobre esas operaciones.
A su vez, el presidente palestino, Mahmud Abbas, consideró que la ofensiva
israelí era "más que un holocausto", y volvió a pedir "protección
internacional".
La masacre
que provoca Israel contra
los palestinos en Gaza llevó a que Al Fatah, liderada por el
presidente Abbas que gobierna en Cisjordania, anunciara la ruptura de los
contactos con Israel con quien hasta entonces, mantenía "conversaciones de paz" auspiciadas por EEUU.
El domingo el Consejo de Seguridad
de la ONU iniciaba una reunión de urgencia.
Sin embargo, la matanza ejecutada por Israel no frenó a los combatientes palestinos, que en las
últimas horas dispararon más de 50 cohetes contra el estado judío. Siete personas
resultaron heridas, entre ellas dos niños y un ciudadano argentino, en la ciudad
sureña de Ashkelon.
Según el diario Haaretz, ante las informaciones de que Israel está concentrando tropas en la frontera con Gaza y podría estar preparando una ofensiva contra este territorio, el
responsable de Hamás
aseguró que "no dejaremos que Israel juegue con nosotros. Si se lanza la
operación, lucharemos con no más del 20% de nuestra fuerza".
"El 80% restante esperará a los israelíes en el interior del territorio
para luchar en condiciones con las que estamos más familiarizados y demostrar
que sigue habiendo fuerzas ahí, en caso de que Israel esté pensando en traer a
los dirigentes que apoya, como (el presidente palestino Mahmud) Abbas", añadió.