ashington y el Departamento de
Estado se muestran públicamente "preocupados" por la presencia de una flota rusa
con capacidad nuclear en aguas de Venezuela, pero, en realidad no lo están
tanto.
Las que sí están "preocupadas"
son las armamentistas y las petroleras estadounidenses que pierden cada vez más
espacios comerciales a manos de Moscú en Venezuela.
La Casa
Blanca y el Pentágono, saben que Rusia sólo está jugando a una
estrategia "disuasiva" en el patio trasero (nuclearizar el Mar
Caribe para presionar una negociación nuclear en Europa del Este), mientras
Gazpron y el complejo militar ruso facturan divisas fuertes con las armas, la
energía y la tecnología de última generación en Venezuela y América Latina.
Rusia (una potencia capitalista
emergente con poder nuclear) no está en condiciones (ni en voluntad) de
disputar una guerra por el control militar-económico de América Latina con el
arsenal nuclear y convencional combinado de EEUU y la Unión Europea. Además, los
arsenales nucleares no están para ser utilizados (lo que convertiría al planeta
en cenizas) sino para disuadir y presionar negociaciones.
El Kremlin sólo está utilizando su
"alianza militar estratégica" con Chávez y el despliegue ostentoso de
algunas de sus unidades nucleares en el espacio latinoamericano para seguir
posicionado a Rusia dentro del "nuevo orden mundial" del sistema capitalista, con el petróleo, las armas y la energía como herramientas estratégicas.
Para algunos analistas rusos,
América Latina sólo representa para Moscú un teatro de operaciones
"disuasivas" que contrabalancea el "Gran Juego" por recuperar sus espacios
de poder ocupados por EEUU en el ex espacio soviético.
Eso explica el "silencio" y la
cautela de Washington frente a la cumbre
Medvédev-Chávez
realizada entre miércoles y jueves, donde ambos presidentes supervisaron un
ejercicio naval conjunto entre Rusia y Venezuela.
Chávez, previsor, y por las dudas, se
encargó de dejar bien en claro su decisión irrevocable de no cortar (bajo
ninguna circunstancia) la provisión de crudo a EEUU y no alterar la sociedad
comercial EEUU-Venezuela, cuya cifra asciende a US$ 50.000 millones.
EEUU es el principal cliente
para las exportaciones venezolanas, particularmente las petroleras.
Venezuela envía más de un
millón de barriles de crudo diarios al mercado estadounidense, en gran parte
a refinerías de su propiedad que alimentan el sistema de estaciones de servicio
Citgo, también de propiedad venezolana.
Además, de EEUU proviene cerca de un tercio de las importaciones venezolanas.
Eso no le
impidió a Chávez recibir en Caracas al presidente ruso, Dimitri Medvédev, en
carácter de "gran aliado estratégico".
A bordo del destructor Almirante
Chabanenko, anclado en La Guaira, 20 kilómetros al norte de esta capital, los
presidentes Medvédev, de Rusia, y Chávez, de Venezuela, inauguraron el jueves
los ejercicios militares que las flotas de guerra de sus países
efectuarán en aguas caribeñas.
Las operaciones de una semana, en las
que participa el mayor crucero de propulsión nuclear en el mundo, Pedro El
Grande, marcan el regreso de navíos rusos de combate al mar Caribe, en el
que no incursionaban desde los tiempos de la Guerra Fría, cuando la
extinta Unión Soviética mantenía una estrecha relación con su aliada Cuba.
Según escribe Humberto Márquez para la agencia IPS, más que acciones
bélicas parecen un telón de fondo para el viaje de Medvédev por Lima, Río de
Janeiro, Caracas y La Habana, animando otra clase de maniobras, económicas y
comerciales, para explotar oportunidades de inversión, comercio y venta de
tecnología y armas que se le abren a Rusia.
"Los rusos vienen en plan de venta, para ganar dinero en esta región del
mundo donde los precios de sus armas parecen ser competitivos", dijo a IPS
la
venezolana Rocío San Miguel, quien dirige la organización no gubernamental
venezolana Control Ciudadano para la Seguridad y defensa.
En Venezuela "los rusos vienen a revisar el estado de ejecución de contratos de
armamentos por US$ 6.000 millones suscriptos hasta 2008, y con
perspectivas de llegar a US$10.000 millones antes de 2015", dijo San Miguel.
Venezuela -señala Humberto Márquez- ha adquirido o pactado la adquisición de
flotas de cazabombarderos Sukhoi y helicópteros MI, 100.000
fusiles Kaláshnikovs y la instalación de una fábrica de esos rifles y
municiones, navíos, submarinos, aeronaves de transporte y sistemas de radares.
"La región es hoy uno de los más importantes clientes de armas rusas en el
mundo. Las ventas pasaron de US$ 300 millones en 2001 a US$ 3.000 millones
en 2006, y van en aumento", observó Moisés Naim, director de la revista
estadounidense de temas internacionales Foreign Policy citado por IPS.
"Por supuesto que el apoyo estadounidense a Georgia en la reciente guerra del
Cáucaso fue irritante y motiva a Moscú para mostrar que también ellos pueden
meterse a fastidiar a los yanquis en su vecindario. Pero para los familiares,
socios y amigos del Kremlin ésas no son las cuentas que verdaderamente importan,
sino las bancarias", señaló Naim. El comercio ruso-latinoamericano ha crecido
casi 30 por ciento interanual en los últimos tres años y alcanzaría los 15.000
millones de dólares en 2008, según Moscú.
El canciller ruso, Sergéi Lavrov, señaló con claridad que el objetivo de su país
en América Latina es "potenciar las exportaciones de tecnología de punta
y la colaboración en el campo de la energía, la producción y transporte de gas y
petróleo, la maquinaria de construcción, las industrias metalúrgicas y de
transporte, el uso pacífico de energía nuclear y la exploración espacial".
Medvédev inició su gira por la región asistiendo a la cumbre del Foro de
Cooperación Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) que se realizó en
Lima, y a continuación viajó a Río de Janeiro para reunirse con su par brasileño
Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente ruso elogió a Brasil como su "primer socio comercial en América
Latina" y ambos presidentes firmaron acuerdos para suprimir visas --y
agilizar así los viajes de negocios-- y de cooperación espacial, pues Moscú
ayuda a Brasilia para que desarrolle su propio vehículo lanzador de satélites.
Hay un fuerte interés ruso -señala Márquez en IPS- por participar como
proveedor de armamento para Brasil, así como en la explotación petrolífera y
el tendido de gasoductos de ese país.
Con Cuba, que tiene en Rusia su
décimo socio comercial, existe una corriente comercial que Medvédev también
quiere reforzar, y que alcanzó el año pasado 363 millones de dólares. Las
perspectivas de aumento de esa cifra son claras, porque gran parte de la
industria cubana y de su parque automotor es de origen soviético.
Las señales que entrega Rusia indican que regresa al Caribe y América Latina
"para quedarse", y más si junto con las maniobras que reafirman su papel de
actor de primera línea en la política global puede avanzar en la concreción de
negocios que le permitan invertir en la expansión y modernización de su
economía.
Con Venezuela se han firmado decenas de acuerdos el último bienio. Chávez visitó
Moscú dos veces en 2008 e irá de nuevo el año próximo. Sin embargo, en la escala
caraqueña de Medvédev se rubricaron otros ocho convenios.
Entre ellos figuran acuerdos para facilitar la participación de empresas rusas
en la exploración y explotación de hidrocarburos en la sudoriental Faja del
Orinoco, para brindar ayuda a la industria ligera venezolana y para cooperación
nuclear con fines pacíficos.
Como se puede apreciar, con la
"guerra fría" como aderezo de fondo, el Kremlin ha iniciado un "desembarco
comercial" en América Latina que todavía no ha recibido una respuesta
concreta de Washington que permanece en "silencio de radio".
Chávez por
su parte volvió a calificar a Rusia de "aliado estratégico" e informó sobre el
próximo ingreso al país de un nuevo sistema defensivo ruso con cohetes de largo
alcance, capaces de llegar a blancos situados a unos 200 kilómetros.
La cumbre
de ambos presidentes -con los ejercicios navales como decorado- se produjo semanas después de que Washington anunciara la
reactivación de su Cuarta Flota, que ya navega por aguas del Caribe.
La reactivación de la Cuarta Flota
USA patrullando aguas latinoamericanas es una señal clara -dicen expertos
regionales- de que EEUU está lanzando una señal preventiva a quienes se
atrevan a poner los pies sobre los recursos estratégicos de la región (petróleo,
agua potable y biodiversidad) que considera como suyos.
Por ahora,
Putin y Chávez solo están presionando al Imperio y jugando a los
negocios con la "guerra fría".
Mientras
tanto, hay que esperar y ver como reacciona Washington, el otro protagonista
central de la novela capitalista disfrazada de "guerra fría".