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Estallidos en Haití por demanda de alimentos.
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Leonid Eustache se dedica al cultivo de arroz en su pequeña
parcela en Point-Sondé, Haití, pero un poco de ayuda del gobierno no le vendría mal. No
tiene recursos para comprar fertilizantes. Su única herramienta es un azadón y
la mitad de la cosecha se pierde porque los canales de drenaje cerca de su
propiedad están atascados con jacintos acuáticos, una planta similar a los
nenúfares.
Por
Joel Millman y Roger Thurow - The Wall Street Journal
"El agua no fluye y las raíces de mis plantas se pudren", se
quejaba recientemente el agricultor de 62 años. "Deberían hacer algo al
respecto".
Por primera vez en mucho tiempo, es posible que la ayuda esté
en camino. Haití está entre los varios países en desarrollo donde una crisis
global de alimentos está provocando que tanto los donantes como los
beneficiarios de los programas de lucha contra la pobreza se replanteen el papel
de la agricultura.
Durante décadas, se solía disuadir a los países pobres de la
idea de invertir demasiado en agricultura, que era vista más como un problema
que una solución en la lucha contra la pobreza. Muchos economistas del libre
mercado creían que la razón de la pobreza de miles de millones de personas
estaba relacionada al hecho de que estaban atadas a la agricultura de
subsistencia. La solución propuesta pasaba por encontrarles otras alternativas
económicas en los sectores de industria, turismo y servicios, de forma que
pudieran ganar dinero para comprar alimentos en vez de producirlos.
Los países pobres no tenían incentivos ni siquiera para
producir gran parte de los alimentos más básicos, como el arroz o el trigo, los
cuales se cultivan de forma más barata en los países ricos. En su lugar, los
animaban a concentrarse en cultivos para exportar, que tienen el potencial de
alcanzar precios más altos.
Hoy, con el agotamiento de las reservas mundiales de granos, el
apetito cada vez más insaciable de China e India por alimentos y un alza en los
precios, muchos países pobres les están dando la espalda a estas antiguas
teorías y empiezan a implementar programas gubernamentales diseñados para apoyar
a los agricultores locales. Eso incluye subsidios en efectivo a consumidores
pobres, nuevos esfuerzos por mejorar la variedad local de semillas y la
distribución de fertilizantes y semillas.
El mes pasado, Costa Rica publicó un ambicioso Plan Nacional de
Alimentos diseñado para impulsar la agricultura de subsistencia. El plan prevé
un aumento en la producción de arroz, maíz y frijoles con la meta de que el país
sea autosuficiente en esos alimentos básicos para 2010. En mayo, el presidente
mexicano Felipe Calderón anunció una amplia reforma para ayudar a los pequeños
agricultores, aboliendo los aranceles sobre la importación de fertilizantes de
nitrógeno y los químicos necesarios para la fabricación de fertilizantes.
Calderón también prometió fondos de emergencia para llevar sistemas de
irrigación modernos a un área de 21.500 hectáreas.
La crisis de los alimentos ha contribuido a una revisión de
estrategia entre los principales consejeros económicos. Instituciones como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional vuelven a tratar las
inversiones en agricultores pobres como una estrategia prometedora.
Cada vez más economistas del Banco Mundial están ahora
convencidos de que la mayoría de los países pobres necesita tener un sector
agrícola saludable como base para una economía robusta. En el estudio Down to
Earth (algo como Con los pies en la tierra), del Banco Mundial, los economistas
Luc Christiaensen y Lionel Demery concluyeron que el crecimiento económico del
sector agrícola es por lo menos dos veces más efectivo en la reducción de la
pobreza que cualquier otro sector.
Este es un cambio que algunos legisladores ven bien. "En todos
los años que hemos pedido ayuda, la respuesta siempre ha sido que no. La
agricultura no es una herramienta de desarrollo", dice Philippe Mathieu, un ex
ministro de Agricultura de Haití que actualmente dirige la oficina de Haití de
la organización filantrópica Oxfam Quebec. "Hoy, lo es".
Después de que las recientes subidas en los precios del arroz
provocaran disturbios violentos, Haití anunció que subsidiará fertilizantes para
agricultores locales de arroz para revertir el declive de la producción. Los
gobiernos de El Salvador y Etiopía están ayudando a distribuir semillas híbridas
a los agricultores con la meta de impulsar la productividad de los cultivos de
maíz, mientras que en África, los gobiernos se esfuerzan por dedicar por lo
menos un 10% de sus presupuestos al sector agrícola.
Muchos economistas de desarrollo celebran el alza en las
inversiones a la agricultura. Pero temen que la actual crisis alimentaria pueda
llevar a los países a adoptar políticas que podrían, por lo general, empeorar la
situación. Algunos países, como India y Vietnam, han impuesto restricciones a
las exportaciones de productos como el arroz para asegurar el suministro
interno, medidas que exacerban la crisis en otras regiones y distorsionan los
precios.