El megaproyecto del tren bala que unirá Retiro con Rosario y Córdoba, se
financiará con emisión de deuda argentina por US$ 3.900 millones, y salió de la
"ingeniería de negocios" que el ex presidente Kirchner controla desde su cuartel
general de Puerto Madero. Aparte de endeudar al país con un servicio ferroviario
de "lujo" que solo va a poder ser utilizado por los sectores más pudientes, la
operación es reveladora del nivel en que se mueven los movimientos
"empresariales" de la familia K.
Para hacer realidad el megaproyecto
del tren bala que unirá Retiro con Rosario y Córdoba, el Gobierno de Cristina
Kirchner aprobó un nuevo endeudamiento externo por US$ 3.900 millones que estará
garantizado con la entrega de títulos públicos.
Según la resolución aprobada por el
ministro de Economía, Martín Lousteau, la construcción del primer tren de alta
velocidad de Argentina y Latinoamérica implicará -a la cotización actual- una
inversión total de $ 12.500 millones, que equivale a casi al 50% de los
ingresos anuales que aporta el campo por las retenciones a las exportaciones de
soja.
Nueve días después de haber sido
firmada, ayer se publicó la resolución del Ministerio de Economía que convalida
la "estructura financiera" que se utilizará para llevar adelante el
emprendimiento ferroviario que, pese a las críticas de la oposición, ya pasó a
ser una de las principales prioridades de la administración kirchnerista.
El Estado argentino (privatizado)
cuenta con una reserva acumulada en dólares en el Banco central de US$ 50.000
que la administración Kirchner no utiliza para la redistribución social,
sino para pagar deuda pública (como la que va a contraer con el tren
bala), subvencionar a los grupos económicos superconcentrados (que
controlan el mercado y el comercio exterior) para que no aumenten los
precios y desboquen la inflación, y para financiar (en forma de planes sociales
y de plantilla de empleos estatales) a su descomunal aparato político.
Tras haber sido adjudicado a mediados
de enero al consorcio que lidera la empresa Alstom, la aprobación de la
estructura financiera que financiará el proyecto del tren bala se conoció
antes de la visita de la Presidenta argentina a Francia.
Cristina Kirchner almorzará el lunes
próximo con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy y el proyecto será uno de
los temas a tratar debido a que tanto la asistencia crediticia (a cargo del
banco Natixis), como las formaciones ferroviarias estarán a cargos de empresas
francesas.
El megaproyecto se financiará con un endeudamiento a largo plazo y una
garantía especial que será la entrega de títulos públicos.
La obra se ejecutará con un
endeudamiento a treinta años que tendrá un período de gracia de 7 años. La
tasa de interés anual en dólares rondaría entre el 12 y 13%.
El préstamo se desembolsará en cuotas anuales que estarán en línea con el avance
de las obras. Los fondos ingresarán a una cuenta especial del Banco Nación y de
ahí se pagará a los constructores y proveedores.
El crédito del banco Natixis estará "garantizado" con la entrega de títulos
públicos por un total de US$ 3.900 millones.
Los bonos se emitirán en dólares y bajo la jurisdicción de los tribunales
de Londres.
El banco Natixis actuará como "agente colocador" y embolsará dos
comisiones. Una por la "estructuración" de la emisión que será equivalente al 3%
del total y otra por la "colocación" que llegará al 1% de cada serie.
Con la aprobación de la ingeniería financiera del proyecto, y el acuerdo de
financiación y el contrato comercial de las obras, la administración Kirchner
logró concretar otro sueño faraónico de obra pública que no será aprovechada por
la mayorías sino por la minorías pudientes.
La envergadura de la inversión,
respaldada por un endeudamiento monumental de la Argentina, revela la
"creatividad" de los Kirchner para generar operaciones comerciales con el
Estado que nutren permanentemente su "caja política".
Kirchner, y principalmente su
ministro de Obras Públicas, Julio de Vido, afrontan incontables denuncias por
corrupción que la Justicia argentina, controlada por los K, mantiene
encorsetadas y paralizadas.