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Jean-Claude Trichet, presidente del BCE
reconoció que el crecimiento de Europa del segundo trimestre sería
decepcionante. |
Hasta hace unas semanas, Europa pensó que podría eludir lo peor
del bache de la economía global. Ahora, sin embargo, parece que la eurozona se
encamina a un aterrizaje forzoso y tal vez una recesión. El deterioro de Europa
agrava la desaceleración de la economía mundial.
Por Marcus Walker,
en Berlín;
Joellen Perry,
en Francfort;
y Jonathan House,
en Madrid -
The
Wall Street Journal
El martes, España fue víctima de la mayor quiebra de su
historia cuando el grupo inmobiliario Martinsa-Fadesa SA, con activos por cerca
de 10.800 millones de euros (unos US$17.170 millones) se acogió a las leyes de
protección de bancarrota (lo que en España se conoce como una solicitud de
Concurso Voluntario). Esto la convierte en la mayor víctima europea del
estallido de las burbujas inmobiliarias.
El euro, animado por el combate contra la inflación del Banco
Central Europeo y los temores por la salud del sistema financiero
estadounidense, alcanzó ayer un nuevo récord al superar US$1,60 durante la
jornada y sigue amenazando la competitividad de los exportadores europeos.
Asimismo, el ánimo inversionista en Alemania cayó a su nivel más bajo desde la
recesión de principios de los años 90.
El mayor riesgo de que Europa caiga en recesión demuestra que a
pesar de la fortaleza de mercados emergentes como Rusia y China, el bajón
económico que se inició en Estados Unidos el año pasado se está contagiando a
otras regiones. Esto echa un balde de agua fría a las esperanzas de que la
economía global logre "desacoplarse" lo suficiente como para que el resto del
mundo pudiera salir relativamente ileso a pesar de la desaceleración
estadounidense.
Una señal de que muchos inversionistas ya no creen en el
desacoplamiento es el comportamiento de los mercados. Ayer, las bolsas europeas
y asiáticas tambalearon después de que el gobierno estadounidense anunciara un
paquete de rescate para los gigantes semiestatales de financiación hipotecaria
Freddie Mac y Fannie Mae. En Tokio, el Nikkei 225 descendió 2% para alcanzar su
nivel más bajo en tres meses como consecuencia del temor de los inversionistas a
que más bancos de EE.UU. colapsen. Los mismos temores también afectaron a
algunos de los principales índices bursátiles de América Latina. El Bovespa, que
agrupa a las principales acciones de la Bolsa de São Paulo, cedió 3% y el Merval,
de la Bolsa de Buenos Aires, perdió 2,24%. El IPC, de la Bolsa Mexicana de
Valores, cayó un más moderado 0,30%.
Después de 2001, la última vez que Alemania y las principales
economías de la eurozona sufrieron una crisis, España, Irlanda y otros países
más pequeños ayudaron a mantener el ritmo, mientras que el Reino Unido, la mayor
economía fuera del bloque, devoraba importaciones. Europa esquivó una recesión y
comenzó una recuperación que se prolongó hasta ahora.
En esta ocasión, Gran Bretaña hace frente a una caída de los
bienes raíces y un alza de la inflación. El sector inmobiliario español está en
descenso y se espera que la economía, centrada en lo que en el país se conoce
como "la cultura del ladrillo", entre en recesión este año, terminando con una
década de crecimiento acelerado. Los precios de las viviendas registraron una
baja de 0,1% en el segundo trimestre, su primera caída en más de 10 años.
Hasta hace poco, la economía de la eurozona, de US$12,2
billones (millones de millones), ofrecía un panorama sólido pese al auge en los
precios de los alimentos y la energía, la fortaleza del euro y las turbulencias
financieras. Las saludables exportaciones a los mercados emergentes y una buena
disposición hacia las inversiones corporativas, especialmente en Alemania,
además de un sólido gasto nacional en Francia, impulsaban el crecimiento. El
mercado inmobiliario de España había bajado de ritmo, pero los precios seguían
subiendo.
Durante una conferencia de prensa a principios de este mes en
la que el BCE subió su tasa de interés de referencia, su presidente Jean-Claude
Trichet reconoció que el crecimiento de Europa del segundo trimestre sería
decepcionante. Además, advirtió que "el tercer trimestre tampoco será
especialmente halagador". Sin embargo, destacó los pilares básicos del bloque,
como las sólidas inversiones corporativas, las ganancias empresariales y los
bajos niveles de desempleo, como razones para anticipar "un persistente
crecimiento moderado". La previsión oficial del banco sigue siendo que la
economía de la eurozona "sobrevivirá" el segundo trimestre, y crecerá en torno a
un 1,8% este año y un 1,5% el año que viene. "Están equivocados", opina Olivier
Gasnier, economista con el banco francés Société Générale, en París. Según su
pronóstico, Europa crecerá sólo 1,1% este año.
Se espera que la bancarrota de Martinsa-Fadesa, cuya deuda
bordea los 5.200 millones de euros, repercuta negativamente en un sector que ya
está sintiendo los estragos del derrumbe en las ventas de viviendas y estándares
de crédito más estrictos provocados por la crisis de las hipotecas de alto
riesgo en EE.UU. En la oficina de empleo Águeda Díez en el distrito de
Carabanchel, en el centro de Madrid, los desempleados hacen cola a las puertas
del edificio desde las 5 de la mañana, según un funcionario que prefirió el
anonimato. "Sólo podemos atender a 300 personas al día. Cientos quedan fuera",
señala. El distrito alberga a muchos inmigrantes que encontraron, y luego
perdieron, empleo en el sector de la construcción.
Los crecientes problemas en el mercado inmobiliario español son
un anticipo de un episodio más sombrío para los bancos europeos. Además de las
pérdidas relacionadas a los mercados de valores estadounidenses, la
desaceleración de sus economías y las caídas de los mercados de bienes raíces
podrían forzarlos a provisionar más dinero para protegerse contra posibles
pérdidas.
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