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Paro de gasolineras en Gran Bretaña. |
La indivisible relación del aumento
del petróleo con la escalada mundial del precio de los alimentos, y los
consecuentes procesos inflacionarios que se generan como consecuencia, no
solamente prendió las luces de un alerta mundial sino que además ya está
desatando protestas y rebeliones que se multiplican tanto por los países pobres
como en las naciones centrales, principalmente en Europa, donde se expanden
los bloqueos y cortes de ruta.
Múltiples informes oficiales como
privados señalan a Europa como "zona de riesgo" para un proceso
inflacionario que ya se empieza a verificar en las principales economías de la
región, como es el caso de España y Alemania.
La Unión Europea presiona a la OPEP,
quien admite que no "puede hacer nada" ante la especulación financiera que eleva
los precios del oro negro e impacta negativamente sobre el precio de los
alimentos generando inflación.
El boletín del mes de junio del BCE
fue prácticamente idéntico al último comunicado sobre política monetaria que
hizo público el presidente Jean-Claude Trichet el jueves pasado, cuando la
entidad dejó los tipos de interés estables al cuatro por ciento.
En el boletín de junio, que la
entidad publicó el jueves, el BCE dijo que "las tasas de inflación han subido
significativamente desde otoño del pasado año, principalmente debido al fuerte
incremento de los precios de la energía y de los alimentos".
En el boletín, el BCE dijo que los riesgos para la estabilidad de precios
habían aumentado y que estaba decidido a anclar las expectativas de
inflación firmemente a medio y largo plazo.
El Indice de Precios de Consumo
Armonizado (IPCA) subió en mayo hasta el 3,6 por ciento, el nivel más alto desde
hace 16 años, recordó el BCE, que también destacó que la inflación ha
superado el 3 por ciento los últimos siete meses.
"El consejo de gobierno observa muy de cerca todos los acontecimientos. Está
en un estado de alerta máxima", expresó el documento de BCE.
La entidad monetaria europea también
considera en el informe mensual que existen riesgos al alza para la estabilidad
de precios a medio plazo "por el continuo crecimiento monetario y del crédito
muy vigoroso" y la ausencia de restricciones importantes de la oferta de
créditos bancarios hasta ahora.
Al mismo tiempo, el banco europeo
señala que los "fundamentos económicos de la zona del euro son sanos", si bien
permanecen los riesgos a la baja para el crecimiento por las turbulencias
financieras, que podrían tener un impacto negativo en la economía real mayor
de lo anticipado hasta ahora.
La entidad monetaria teme que el encarecimiento de la energía y de los
alimentos vaya a generar efectos de segunda vuelta mediante reivindicaciones
de aumentos salariales.
El banco europeo advierte que
podrían surgir presiones inflacionarias en algunas partes del sector de
servicios con baja competencia donde las empresas podrían subir los precios.
"La zona del euro se encuentra
actualmente en un periodo prolongado de elevadas tasas de inflación anual,
que va a ser posiblemente más persistente de los anticipado previamente", auguró
el banco europeo.
El BCE revisó notablemente al alza sus previsiones de inflación para 2008 y
2009, y a la baja las de crecimiento para el año que viene por el fuerte
encarecimiento del petróleo y de los alimentos.
La entidad pronostica ahora una tasa de inflación para 2008 entre el 3,2 y el
3,6 por ciento, frente al 2,6 y el 3,2 por ciento previsto en marzo.
Francia llamó el martes pasado a los
siete países más industrializados (G7) a presionar a los países productores
de petróleo para que aumenten su oferta a fin de enfriar los precios y
sugirió a la UE adoptar nuevas medidas para compensar la escalada récord del
barril de oro negro.
La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, dijo que plantearía el
asunto a sus colegas del Grupo de los Siete para hacer un frente común con Gran
Bretaña, Canadá, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos.
En marzo pasado, los jefes de Estado
y Gobierno europeos expresaron su "preocupación" por el deterioro de la
situación económica mundial verificada en la subida del petróleo, el agravamiento
de la crisis financiera y los datos de la inflación que denotan un proceso recesivo
en ciernes a escala mundial.
El borrador de las conclusiones de la
cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, reunida a mitad de marzo pasado, afirmaba que "las bases de la economía europea están sólidas" pero frente a
perspectivas económicas mundiales "que se están degradando", la Unión
Europea "debe cuidarse de todo triunfalismo y seguir sus esfuerzos en materia de
reformas".
El documento subrayó la preocupación
por "la desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos, el aumento
de precios del petróleo y los productos básicos, y las turbulencias que afectan
a los mercados financieros".
"La volatilidad financiera ha
golpeado la confianza inversora y los costos del crédito, dañando el crecimiento
de las economías europeas", añadió.