Como símbolo de lo que
los observadores ya califican como la "resovietación" de Rusia el nuevo
mandatario, Dmitri Medvédev, presidió el viernes 9 de mayo la primera parada militar
con misiles intercontinentales y armamento pesado desde 1990, cuando todavía
esas nación se encontraba dentro del régimen soviético.
El nuevo presidente ruso
encabezó en la Plaza Roja de Moscú (Rusia) va primera parada militar con
exhibición de armamento desde la desintegración de la URSS.
Medvédev, que recibió el miércoles
7 de mayo el maletín con el "botón nuclear", que
le permite controlar los mandos del arsenal atómico de Rusia, pronunció un
breve discurso desde la tribuna instalada a espaldas de las murallas del Kremlin
en el que criticó los "conflictos armados" motivados por "ambiciones
irresponsables".
La
decisión del desfile
lo tomó cuando todavía ejercía la presidencia el ahora primer ministro, Vladimir
Putin, y se trató del primer acto público presidido por el nuevo
presidente del país, Dmitri Medvédev, considerado el "heredero" del llamado
"hombre fuerte" de Rusia.
El nuevo jefe del Estado siguió el desfile de las tropas junto a su protector y
ahora primer ministro, el ex presidente Vladimir Putin, en una tribuna situada
frente al Mausoleo de Lenin, el lugar "sagrado" de la ex URSS donde una gran
placa recuerda también el 9 de mayo de 1945.
El nuevo presidente de Rusia,
de 42 años y que juró su cargo el miércoles pasado, es un cercano aliado de
Putin, de 55, y ha sido uno de sus hombres de confianza en las últimas dos
décadas.
En su condición deComandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Medvédev rindió
tributo a los millones de soldados rusos caídos en la Gran Guerra Patria,
como se llama en este país el capítulo soviético (1941-45) de la Segunda Guerra
Mundial.
Rusia celebra cada 9 de mayo
el aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre el nazi con una
parada en la Plaza Roja, aunque éste es el primero con armamento pesado desde
1990.
También participó en la conmemoración el ex presidente ruso y nuevo primer
ministro, Vladímir Putin, que fue quien decidió reanudar los grandiosos
desfiles militares de la era soviética, y el ministro de Defensa, Anatoli
Serdiukov, que ha pasado revista a las tropas.
Las "estrellas" del
desfile del Día de la Victoria han sido los misiles balísticos
intercontinentales Tópol-M, el arma más temible del arsenal ruso, y los cohetes
táctico-operativos Iskander-M, capaces de superar el escudo antimisiles
norteamericano.
Además, lanzaderas de misiles, piezas de artillería, tanques y unos ocho mil
soldados han desfilado por el adoquinado de la Plaza Roja, mientras una
treintena de cazas, bombarderos y helicópteros han surcado los cielos de Moscú.
La última parada militar en
la Plaza Roja en la que se exhibió armamento tuvo lugar el 7 de noviembre de
1990, un año antes de la desintegración de la URSS.
Aunque en 1995, con motivo
del cincuentenario de la victoria en la II Guerra Mundial, se celebró un gran
desfile, éste tuvo lugar junto al complejo memorial de Poklónnaya Gorá, en el
oeste de Moscú.
La tradición de celebrar
paradas militares en la principal plaza del país, la Plaza Roja, fue retomada en
1996, pero sin exhibir armamento.
La demostración de fuerza en
el 63º aniversario de la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial
simboliza la creciente ofensiva del gobierno de Moscú en los ocho años de la
presidencia de Putin y su política agresiva hacia las potencias occidentales
pro-Washington.
La realización de la parada
militar con armamento nuclear y convencional adquiere un gran gesto simbólico
dentro d la creciente "guerra fría" por áreas de influencia militar y comercial
que mantienen Rusia y EEUU en toda la esfera euroasiática.
En
el marco de un agravamiento de la llamada "crisis de los misiles" con EEUU en
Europa, y en medio de un recrudecimiento de la "guerra fría", la Rusia de Putin
inició el 2008 marcando un escenario de abierta confrontación con EEUU en el
terreno nuclear y advertencias de que daría respuesta "preventiva" a
cualquier movimiento del sistema DAM estadounidense que amenace sus fronteras.
EEUU y Rusia mantienen una tensión especialmente alta sobre Georgia, la
república caucásica pro occidental cuya aspiración de entrar en la OTAN es
respaldada por el gobierno de Washington.
Además de su acuerdos militares
estratégicos con China y la consolidación de un bloque común en Asia en abierto
desafío a la OTAN, Rusia multiplicó en el 2007 sus anuncios de fabricación de
nuevos armamentos estratégicos y convencionales, e incrementó en grados
notables sus exhibiciones de fuerza militar, nuclear y convencional ante
Occidente, para mostrar la voluntad de mantener sus ambiciones de superpotencia.
Este escenario, llevó a que los
analistas de EEUU y Europa calificaran a la gestión de Putin como la era de la
"resovietación" de Rusia.