Sin embargo, la cifra de muertos
podría ser mucho más elevada y, según informaciones difundidas por el
Gobierno tibetano en el exilio, ya se habla de una masacre donde las víctimas
fatales podrían ascender hasta las 100 personas.
El gobierno tibetano en el exilio
dijo a la agencia de noticias EFE, que dispone de "informes no confirmados"
señalando que serían en realidad unas cien personas las que murieron en los
disturbios de Lhasa y otros puntos de la disputada región.
Otras fuentes, como la emisora
estadounidense Radio Free Asia, indicó que la cifra de fallecidos podría
alcanzar las 80, citando a habitantes de la región.
Según un despacho de la agencia oficial china Xinhua, la oficina de asuntos
exteriores tibetana informó que "ninguna de las víctimas es de nacionalidad
extranjera" y que se trata en mayor parte de empleados comerciales y hombres
de negocios.
En tanto, las autoridades chinas que controlan Tibet, dieron plazo hasta el
lunes a la medianoche para que finalicen las protestas, prometiendo
"indulgencia a los que depongan su actitud".
Los disparos y enfrentamientos
continúan en Lhasa, una ciudad sitiada por los tanques, vehículos
blindados y autobuses del Ejército chino. "El centro histórico tibetano donde se
encuentra el templo Jokang, símbolo del budismo y donde ayer manifestantes
tibetanos prendieron fuego a más de la mitad de las tiendas de chinos allí
instaladas, permanece sitiado", dijo desde Lhasa un testigo.
"Las víctimas son todas civiles inocentes, que han sido quemados hasta la
muerte", afirmaron fuentes no especificadas del Gobierno regional citadas
por la agencia china Xinhua.
Entre los muertos se encuentran
dos empleados de hotel y dos propietarios de sendos negocios y según un alto
cargo de la Oficina de Asuntos Exteriores de la Región Autónoma de Tibet,
"ninguna de las víctimas es de nacionalidad extranjera".
Únicamente habría presencia de otros países entre las personas evacuadas de la
ciudad, cifradas en 580, de las que tres serían turistas japoneses.
"Tiendas, bares y todo tipo de negocios regentados por población china instalada
en el Tibet y compañías de telefonía móvil de China recibieron los ataques de
manifestantes tibetanos que se quejan por la falta de empleo, el deficiente
acceso a servicios como la Sanidad y la subida de los precios", añadió.
Según testigos, las fuerzas del orden habrían disparado contra la multitud
durante las manifestaciones, si bien el gobernador chino de la región,
Qianba Puncog, había negado tanto estos términos como el resto de informaciones
que señalaban que Lhasa se encontraba bajo un toque de queda.
Alrededor de 400 monjes y civiles,
incluidos estudiantes, se concentraron en los alrededores del templo Jokhang,
donde les hicieron frente 1.000 policías, según Free Tibet Campaign, con
sede en Londres.
De acuerdo a las agencias chinas,
los manifestantes atacaron oficinas del gobierno, quemaron vehículos y lanzaron
piedras a la policía en un enfrentamiento que se ha saldado con muchos heridos.
Un diplomático occidental aseguró que por lo menos un policía murió en la
batalla.
Lhasa sigue este sábado en
estado de sitio con cientos de soldados y vehículos blindados desplazados en
diferentes puntos de la ciudad.
Los disturbios, que comenzaron el lunes, han sido descritos como los mayores
y más violentos contra la presencia china en la región autónoma en casi 20
años.
Tíbet vivió periódicamente
protestas desde que el Ejército chino entró en el territorio "para liberarlo"
en 1950.
En 1959, Pekín aplastó un
levantamiento popular, y en 1989 impuso la ley marcial para frenar una serie de
protestas independentistas.
El actual presidente chino, Hu
Jintao, era en aquel momento el máximo responsable del Partido Comunista Chino
en la región.