Hasta
ahora está suficientemente probado que el sistema (los gobiernos y bancos
centrales del capitalismo) controlan, en mayor o en menor grado, las variables de
la crisis, tanto en su faz económica como financiera.
Si bien los números macroeconómicos
son reveladores de que la crisis (que al principio sólo fue financiera) ya es
estructural, sus emergentes todavía permanecen encorsetados en el
marco de las estadísticas superestructurales y de la información
periodística.
En suma, puede decirse que, salvo las
compulsivas subas y bajas de las bolsas (impulsadas por la especulación
coyuntural) las potencias y sus bancos centrales mantienen una relativa
"gobernabilidad" sobre la crisis, y sus efectos (más allá de los titulares
periodísticos) todavía no se hacen sentir en el conjunto de las
sociedades tanto periféricas como centrales.
Lo que en principio fue un colapso
bursátil financiero y luego se transformó en una crisis recesiva
epidémica (ya verificada en las economías centrales de EEUU, Europa y Asia),
todavía no sale del universo de la "noticia" diaria sobre el desarrollo de la
crisis que casi ha tomado un perfil de "statu quo" generalizado.
En consecuencia, y en medio de
números macroeconómicos en rojo que inundan los titulares, las palabras como
"recesión", "mercados en crisis", "día negro",
van adquiriendo un tono de
indiferencia acentuada para las mayorías que se "informan" masivamente por
el aparato comunicacional del sistema.
En síntesis: Estamos en crisis pero
el mundo planetario del sistema capitalista "sigue andando como si nada".
No hay ninguna señal que nos remita a esa
pesadilla internalizada (colectivamente) del "crash" o de la
"Gran Depresión" con que se asoció la crisis del treinta tomada como
parámetro de "catástrofe económica mundial".
No hay corridas bancarias, no hay
pánico colectivo (el pánico sólo está en las bolsas), no hay personas que se
suiciden por desesperación al perderlo todo, y la crisis sólo es
"superestructural", sólo está en la pantalla de la TV, es un problema de
"analistas" y de "especialistas" antes que de la sociedad que sigue metida en
sus cotidianeidad como si nada.
Las principales economías del mundo
(según los números que reflejan las noticias) están "desaceleradas" o en
recesión, cae el consumo, cae el empleo, caen las exportaciones, caen las
importaciones, y los precios suben en forma "moderada" (para compensar caídas en
ventas) pero, por ahora, nada de lo que pueda parecer una "crisis" se refleja en
la realidad inmediata del ciudadano, no hay riesgo de supervivencia inmediata,
tal como se imaginaba al "crash" mitificado de la Gran Depresión.
Qué es la crisis
Y hay más de uno que se pregunta:
¿Estamos en crisis?.
¿Estamos en crisis? Para ser
precisos, todavía no. Solo estamos en la etapa final de la gestación de la
crisis.
Definamos, antes que nada, lo que es
una crisis.
En general una crisis (sea personal o
social) se caracteriza por una pérdida de control sobre un organismo
alterando su funcionamiento y poniendo en riesgo su supervivencia.
Tomada en términos del sistema
capitalista (el organismo), la crisis sólo sobreviene cuando se quiebran las
variables de "gobernabilidad" sobre los que están construidos los pilares de su
funcionamiento a escala global.
La condición esencial para el
funcionamiento del Estado capitalista (tanto en los países centrales como
periféricos) se resume en tres factores: Estabilidad económica, gobernabilidad
política y "paz social".
Esas tres condiciones son básicas para que el "sistema" (la estructura
funcional) de los negocios y la rentabilidad capitalista funcionen sin
interferencia y no se alteren las líneas matrices de la propiedad privada y
concentración de riqueza en pocas manos.
Cuando por alguna razón se altera
alguno de estos tres factores, el sistema entra en crisis, y debe generar
inmediatamente alternativas para preservar su supervivencia.
Hoy claramente, y aunque no hayan
conseguido detener el proceso de contaminación del descalabro, los gobiernos y
los bancos centrales capitalistas mantienen un cierto nivel de "control"
mediante las "inyecciones" y los "salvatajes" que impiden que la crisis se
desmadre y se salga del plano exclusivamente económico financiero.
Por lo tanto, la crisis sólo se
limita a caídas bancarias, quiebras empresariales (que en realidad se convierten
en un "negocio financiero con la crisis" donde el grande se come al chico) que
no ponen en riesgo considerable inmediato ni al sistema ni a los Estados
capitalistas.
Pero hay una pregunta central:
¿Cuándo comienza la crisis?
Y hay una respuesta también central:
Cuando los estados capitalistas hegemónicos con EEUU a la cabeza pierdan el
control sobre las variables de gobernabilidad del sistema, lo que les
impedirá seguir funcionando.
¿Y cuándo será ese momento?
Anoten una palabra clave:
Desocupación.
El factor clave
La desocupación es el elemento clave,
el detonante estratégico, que marca el principio del desarrollo de la crisis
estructural con pérdida de la gobernabilidad (económica, política y social)
de los Estados que integran desigual y combinadamente la red "globalizada" del
sistema capitalista, cuyos resortes de decisión se encuentran en EEUU y en
Europa.
La desocupación es la matriz de la
pérdida de gobernabilidad por una razón esencial: Los despidos masivos de
obreros y empleados son el barómetro y marcan el momento exacto en que la
crisis se sale de la "superestructura" económico financiera y se mete dentro de
la sociedad.
La desocupación, es una instancia
límite, donde el riesgo es la supervivencia del individuo y su familia.
Ya no se trata de una devaluación de su salario por aumento de precios, sino de
la desaparición del salario. El individuo-masa se queda sin la
herramienta y sin los recursos básicos para supervivir dentro del sistema.
Y en consecuencia, el desocupado
entra en crisis: Estalla su habitat social, se queda sin futuro, sin consumo
y sin elementos esenciales para sobrevivir, su mente estalla.
Señoras y señores: Les presento al
estallido social.
El estallido social, expresado en
huelgas y en levantamientos colectivos (desmadrados o no) es la célula, el
primer escalón, de la pérdida de "gobernabilidad" por parte de los
Estados capitalistas, tanto centrales como periféricos.
Un desocupado (que ha perdido su
universo de consumo y de supervivencia, incluido el de su familia) no puede ser
contenido con "inyecciones financieras" ni con "asistencialismo", requiere de
una solución estructural (la restitución del empleo y el salario) que el
capitalismo en recesión no le puede dar.
Está históricamente probado que los
empresarios capitalistas (por una ley histórica de la explotación del hombre por
el hombre), cuando se reducen las ventas acuden al despido de personal para
"achicar costos" y mantener sus márgenes de rentabilidad.
En resumen, los despidos (el
"impacto social") conforman la "noticia estratégica" que rompe el statu
quo de la "crisis superestructural" (controlada por los gobiernos) y la
convierten en "crisis social".
Las huelgas y los estallidos sociales
(como respuesta inmediata a la desocupación en masa) conmocionan los pilares del
control institucional y político de los Estados capitalistas, anarquizan la
economía, y hacen estallar el sistema, como antes la desocupación hizo
estallar al individuo.
En resumen, y de acuerdo con lo que
ya se verifica en la realidad), se están quemando etapas: La crisis financiera
ya devino (por medio de la recesión) en crisis estructural, y rápidamente
se dirige hacia la crisis social (el emergente de los despidos laborales)
de mano de la desocupación que empieza a extenderse a escala planetaria.
La matriz de la crisis
En los dos últimas semanas (y como
primera señal de que el planeta ya ingresó en la "crisis estructural"), comenzó
a darse en distintos países del mundo un importante número de despidos
(en aumento constante) que certifica la presencia de una recesión ya
instalada a escala planetaria.
A los despidos en el sector bancario,
en las automotrices y en las grandes tiendas y centros de consumo, hoy se suman
los 50.000 despidos de Citigroup, que marcan una tendencia "masiva" del
proceso.
La desocupación sigue una línea
claramente definida: Nace en los sectores financieros, de servicios o
industriales de Europa y EEUU (los exportadores imperiales de la recesión) y
se proyecta a los países "emergentes" o periféricos mediante las filiales
de las empresa y bancos trasnacionales (con casa matriz en los países
centrales) que empiezan a despedir, suspender o recortar horas a sus planteles
de trabajadores.
Metodológicamente esto indica que,
impulsada por la dinámica de los países centrales, la desocupación en los países
periféricos (de Asia, África y América Latina) comienza por los bancos y
empresas trasnacionales que controlan el sistema económico productivo y los
comercios interiores y exteriores de los países, y que dan trabajo a la mayoría
de la mano de obra urbana empleada (eso explica porqué la desocupación es
simultánea a la de los países centrales).
Y hay un principio axiomático probado
por la realidad: Así como las potencias centrales (con EEUU a la cabeza)
son las grandes exportadoras de recesión mundial, los bancos y empresas
transnacionales imperiales son los grandes exportadores de desocupación
masiva a escala global.
Ante el derrumbe del modelo de
explotación capitalista "globalizado" esos bancos y trasnacionales del Imperio
(que hegemonizan el control sobre el comercio y los sistemas productivos a
escala global) descargan la crisis sobre las espaldas de los
trabajadores que pasan a la categoría de "desocupados".
En el caso de América Latina , este
fenómeno se agrava por lo siguiente: Entre el 60% y el 70% de la población
laboral está "en negro" y con contratos basura (ocupación temporaria sin
estabilidad laboral), lo que facilita los despidos en masa y reduce y/o exime al
empresario de las indemnizaciones por despido.
El dato es importante a la hora de
evaluar las causas de lo que algunos analistas ya definen y proyectan como la
"bomba laboral" (despidos en masa) en América Latina.
Resumiendo:
La desocupación es la clave, el
principio funcional, de la crisis capitalista extendida a escala global.
Conforma la ruptura de la última
línea de supervivencia del individuo y es la sustancia matriz del
descontrol económico, político y social de los gobiernos capitalistas.
Y hay un dato central que diferencia
a la "crisis social" de las precedentes (la financiera y la
estructural"): Las huelgas y estallidos sociales no se controlan con "salvatajes
financieros, sino con represión masiva.
Y la represión masiva genera el
caos del sistema y retroalimenta los estallidos (que a su vez retroalimentan
la represión), se rompen los marcos institucionales y políticos: El Estado
y el sistema capitalista pierden el control y entran en crisis, no
superestructural sino "total" .
Se quiebran las variables de la
"gobernabilidad en paz": No hay "contención democrática", no hay "contención
política", no hay "contención social", el individuo-masa desocupado pierde la
dimensión de las reglas sociales y se suma a un grupo de iguales para
conseguir lo que le quitaron: La supervivencia, representada en un empleo
y en un salario (satisfacción de las necesidades básicas asegurada).
Ese (el desocupado nucleado en
estallido social masivo) es el límite que marca la línea roja entre la
"gestación de la crisis" (como estamos viviendo) y la crisis del
sistema que sólo estallará cuando comiencen las huelgas generales, los
cortes de ruta y autopistas, y los bloqueos a accesos de ciudades claves.
¿Cuándo y por dónde empezará la
crisis?
La verdadera crisis del sistema
capitalista va a comenzar a desarrollarse cuando el proceso de despidos
laborales se torne masivo y las víctimas sumen centenares de miles hasta
millones multiplicadas por todo el planeta.
La actual dinámica ya es indicativa
de que los despidos ( a diferencia de la crisis económica financiera que
se desarrolló primero en el centro) ya comienzan a multiplicarse y van a ser
simultáneos en los países centrales y en los periféricos, por vía de las
transnacionales, y en consecuencia, el estallido de la crisis va
seguir un proceso nivelado y simultáneo en todo el planeta.
La dinámica ya quedó confirmada
con la crisis desatada por la suba del petróleo y los alimentos, donde las
reacciones sociales fueron simultaneas en Europa, Asia, África y América Latina,
donde se registraron huelgas, estallidos sociales y cortes de ruta.
En consecuencia, una vez instalada la
crisis, pasaremos al siguiente escenario: La Represión.
La represión (de la que vamos a
hablar en el próximo informe) conformará a su vez, la matriz fundacional de un
nuevo proceso histórico del sistema capitalista cuyos alcances hoy todavía
es difícil de dimensionar y proyectar.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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