Robert Shiller lo resume así: la
noción de que uno pierde un montón de dinero siempre que baja la bolsa es una
"falacia". Aclara que el precio de una acción nunca ha sido lo mismo que el
dinero. Es simplemente "la mejor presunción" de lo que vale la acción.
El problema empieza cuando piensa que ese dinero potencial es lo mismo
que el dinero en su cartera o en su cuenta corriente. "Eso es un gran error",
dijo el profesor de economía de la Universidad de Harvard Dale Jorgenson.
Esto da la razón al ex magnate
norteamericano Robert Sarnoff,
muerto en 1997, para quien las finanzas son sólo "el arte de pasar el dinero de
mano en mano, hasta hacerlo desaparecer".
Nada se pierde, solo se recicla
En resumen, en las jornadas "negras" que vienen
experimentando los mercados del dinero, billones de dólares no se evaporaron
sino que solamente se pasaron de unas manos a otras ( y siempre según
el valor que determina el mercado, y no en forma directa ) mediante el mecanismo de
compra y venta de acciones.
El dinero
(duramente las "crisis" o las "burbujas" capitalistas) no desaparece, solo pasa
de un bolsillo a otro, y se concentra cada vez más porque cada vez son
menos los grupos ganadores que controlan todo el capital circulante.
¿Que quiere decir esto, extrapolado a la crisis financiera?
Que cuando las
acciones de empresas o bancos se desvalorizan sus activos y carteras de
clientes no desaparecen, solo pierde valor de cotización en el mercado por
su desvalorización bursátil. Una vez que las compran a precio de remate, los
súper grupos "recompran" sus acciones y le restituyen su valor perdido de
mercado. De esta manera, en el sistema capitalista nada se pierde: Solo
se recicla y cambia de dueño.
Es como si una vivienda cotizase sus acciones
en bolsa: Su precio se desvaloriza o
sube, pero la vivienda sigue estando. Lo que cambia y fluctúa es su valor de mercado
conforme a la "capitalización" o "descapitalización" bursátil.
O sea que las las empresa y bancos, con sus activos físicos y financieros, que cotizan en bolsa no desaparecen, solo cambian sus valores de mercado que
pueden subir o bajar, conforme la compra o la venta de sus acciones.
Una "crisis financiera" como la que
estamos viviendo, es antes que nada un reciclamiento de la rentabilidad
capitalista: Lo que estaba en un casillero, se traslada a otro. Lo que
estaba en Merrill Lynch se recicló en el tablero contable de Bank Of América que
compró a la entidad semiquebrada.
Mediante el "rescate financiero", los Estados imperiales USA-UE reciclaron una
nueva "burbuja" ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del
sector privado, sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio
de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente
crisis de la economía real que marcha por vía paralela.
Mediante el juego del "sube y baja" en
las bolsas, los grupos súper concentrados que controlan el mercado,
primero "desvalorizan" el valor de mercado de empresas y bancos para comprarlos
baratos, y luego los "revalorizan" para quedarse con la diferencia.
Es decir, los
grupos súper concentrados que
compran las acciones en baja, no pierden dinero con su precio devaluado, sino que
las compran barato para luego venderlas caras.
Hay un sector pequeños
inversores (los llamados "ahorristas" o especuladores privados menos diversificados) que sufren el
embate de la desvalorización con menor paraguas de
contención que los grandes grupos de especuladores que controlan el mercado, a
los que la descapitalización les afecta como una devaluación de su dinero con
menos capacidad para recuperarse.
Cuando se habla de una pérdida
teórica de US$ 8,300 billones en base a las cifras del Indice
Compuesto Wilshire 5000 de Dow Jones (que observa las acciones de unas
5,000 empresas estadounidenses),
o en las bolsas europeas o asiáticas, hay que tener en cuenta que más del 80% de
las operaciones de las plazas globalizadas de especulación financiera están concentradas por
los super-grupos que se degluten entre sí desvalorizando las acciones,
comprando barato, y luego uno de ellos absorbe al otro.
La falacia
de la "oferta" y la "demanda"
Según la teoría oficial, las acciones
en los mercados bursátiles bajan o suben, según la dinámica de la "oferta" y la
"demanda". Y, de acuerdo con esa teoría, los
términos del inter-juego entre "oferta" y "demanda" son "libres", como
corresponde a las reglas funcionales del "libre mercado".
Pero, en realidad esto es falso por una razón
principal: La "oferta" y la "demanda" está manejada por grupos financieros súper
concentrados que manejan los mercados bursátiles por medio de la "compra"
o la "venta masiva" de acciones: Cuando "compran" masivamente las
acciones suben, y cuando venden masivamente las acciones bajan.
Los mercados bursátiles se manejan
como las casas de remate público: Sólo un pequeño grupo hegemónico (que se
disputa las compras) controla la totalidad de las "ofertas" y establece sus
bases, actuando como un cartel formador del precio de las acciones.
La dinámica del "sube y baja" de las
bolsas está determinada y regulada por una relación matemática entre la masa
de capital que "compra" (sube) y la masa de capital que "vende"
(baja) , por lo cual el proceso está controlado por los grupos con mayor
capacidad financiera que concentran la mayoría de las operaciones bursátiles en
Wall Street y el resto de las bolsas mundiales.
Las bolsas, son una "superestructura"
(por fuera de la economía real) de competencia ínter capitalista entre grupos
súper concentrados que se disputan una masa circulante de acciones bursátiles
cuyo precio está fijado por la ley de la "oferta" (compra de acciones)
y la "demanda" (venta de acciones).
En conclusión, la dinámica del "sube
y baja" de las bolsas no está regulada por la ley de la "oferta" y la "demanda"
sino por la masa de concentración capitalista-financiera que compra o vende
acciones, direccionando las bajas o las subas en los mercados.
Los mercados bursátiles no son
"libres" (como establece el mito del "libre comercio") sino instituciones
mercantiles que funcionan sujetas a la ley de la oferta y la demanda manejada
por los grupos que hegemonizan el control y la información sobre su
funcionamiento.
En consecuencia, en las bolsas solo se
"oferta" (se vende) o se "demanda" (se compra) aquello que los
grupos hegemónicos y controladores quieren.
Las bolsas (y las acciones) suben o
bajan atendiendo a una dinámica marcada por los intereses de los
controladores del mercado financiero.
La dinámica de la "compra" y
"venta"
Por lo tanto, los mercados bursátiles
no son regulados por la oferta y la demanda, sino por la competencia
capitalista entre los súper grupos que hegemonizan la compra y venta de
acciones en Wall Street (que concentra la mayoría de las operaciones mundiales
y marca tendencia) y en los mercados bursátiles. Para dar un ejemplo: En
Wall Street se cotizan acciones por un monto superior al conjunto de las
bolsas europeas.
Su objetivo es preciso y determinado:
Generar un proceso de quiebras y, consecuentemente una crisis del sistema
financiero, que posibilite la depreciación a niveles límites de los activos y
acciones empresariales que luego los grupos más súper concentrados (los
operadores de la "crisis") comprarán a precio de remate.
En consecuencia, si que hay quebrar a Lehman Brothers o a Merrill Lynch para concentrar súper
activos en Ban Of América o Morgan Chase, se hacen bajar (mediante rumores e
información manipulada) las acciones de estos dos gigantes, y luego de su
quiebra (como consecuencia de la depreciación de sus acciones) serán comprados a
precio de remate o se fusionarán en otra sigla.
La dinámica de los mercados
bursátiles, las "pérdidas" y las "ganancias" se rigen por dos movimientos
esenciales:
1) Desvalorización: Los grandes
grupos "inversores" (especuladores institucionales) "desvalorizan" las
acciones de empresas y bancos (y consecuentemente su precio en dinero)
para compra sus activos financieros y físicos a precio de ganga.
2) Revalorización: Luego de deglutirse a los quebrados mediante fusiones o compras, los súper grupos
"ganadores" (que manejan a través de rumores y de información manipulada, el
"sube
y baja" de los mercados) "revalorizan" las acciones de la empresa o el banco
comprado, restituyendo y superando su valor de capitalización original.
El dinero desvalorizado de las
acciones de Merrill Linch, cuando las mismas se revaloricen, pasarán a los bolsillos
de Bank Of América. De manera tal, que las pérdidas de capitalización por baja
de acciones en el marcado accionario, duran el tiempo que dura la baja y se
reanuda la tendencia alcista (manipulada por los que también manipulan las
bajas).
Las acciones empresariales y
bancarias se compran desvalorizadas y luego se las revaloriza, mediante el mismo
mecanismo (de manipulación bursátil) con que se las desvalorizó.
O sea que, durante la crisis de
los mercados financieros, el dinero no se evapora. Solo pasa de unas manos a
otras mediante un mecanismo de oferta y demanda (manejado por los súper grupos
controladores del mercado) que desvaloriza el precio de las acciones para
comprarla y luego las revaloriza para venderlas.
Pero en esta dinámica nada se pierde,
sino que se recicla. En otras palabras, cambian las denominaciones pero los
accionistas y los gerenciadores (que son "anónimos") continúan con una mayor
concentración de acciones en sus bolsillos.
En primer lugar, y como concepto
central: La llamada "crisis financiera", es una crisis activada y controlada
en todos sus resortes esenciales por medio del "rumor" y la información
manipulada que hacen subir o bajar las acciones en Wall Street y las
principales plazas financieras del Imperio.
La quiebra en cadena de bancos o de
instituciones financieras es inducida, manipulada y estratégicamente operada
para producir un reciclamiento de la rentabilidad financiera (en crisis
con el colapso subprime) y una reconversión del sistema financiero que
centralice el control y el funcionamiento del sistema capitalista mediante una
mayor concentración de la riqueza (ley darwiniana del capitalismo).
O sea que el dinero no se perdió en
descapitalización de mercado, solamente pasó de unas manos a otras.
Las acciones empresariales y
bancarias se compran desvalorizadas y luego se las revaloriza, mediante el mismo
mecanismo (de manipulación bursátil) con que se las desvalorizó.
Es decir que, durante la crisis de
los mercados financieros, el dinero no se evapora. Solo pasa de unas manos a
otras mediante un mecanismo de oferta y demanda (manejado por los súper grupos
controladores del mercado) que desvaloriza el precio de las acciones para
comprarla y luego las revaloriza para venderlas.
De esta manera se cumple el
axioma número uno del sionismo financiero que controla Wall Street: Comprar barato y vender caro.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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