¿Para cuándo la guerra?
De forma tal que, y como
elemento sustitutivo de la guerra militar, la propaganda y la guerra
psicológica de Cuarta Generación canalizadas por vías de la "información",
sustituyen, por ahora, al enfrentamiento militar expresado en el mensaje de un Mar Negro saturado de barcos de guerra, misiles y aviones apuntándose desde
ambas trincheras.
Como ya está sucediendo con otros
conflictos como el de Irán, las negociaciones políticas y diplomáticas
anteceden a cualquier desenlace militar, que sólo llegará cuando las partes
(Rusia y el eje USA-UE) agoten la fase político-diplomática de la guerra y
estalle el conflicto en el escenario militar.
La guerra militar, vale aclararlo,
no es un fin en si mismo sino un medio para conseguir objetivos económicos y
de control geopolítico-militar que las potencias y las trasnacionales
capitalistas utilizan para sus disputas por los mercados y los recursos
estratégicos del planeta.
¿Y cuándo empieza la guerra?,
es la pregunta morbosa que se formulan los alienados masivos nivel
promedio estadístico que se "informan" por las grandes cadenas y sus repetidoras
locales en los cinco continentes.
Masificado y estimulado neuronalmente
por el "espectáculo" de la sociedad de consumo capitalista, el
consumidor de noticias
informático-masificado nivelado como "mayoría" en el planeta vive
la guerra como si fuera una competencia deportiva.
De manera tal que la masacre israelí
en Líbano, la masacre USA en Irak o Afganistán, o la guerra del Cáucaso, no
difiere de la competencia por el "medallero de Pekin", y la única preocupación
del alienado masivo es saber "cuándo empieza la guerra" para apostar por
su resultado.
A los ansiosos por saber cuando empieza la "guerra
militar", y de acuerdo con la "realidad verificable", hay que
contra-informarles que el mundo globalizado (capitalista) ya está en "guerra
permanente": La guerra es la naturaleza existencial del sistema capitalista
basado no en el bien social, sino en la competencia individual por la
consecución del "bienestar personal" sin importar el semejante.
Una expresión acabada de la
guerra, por ejemplo, es la sociedad de consumo capitalista (que ya nadie
estudia ni analiza) donde los individuos-masa, alienados por la ideología
consumista "única", matan, se corrompen o se prostituyen pisando la cabeza al
semejante para comprar los "bienes de consumo" que le confieran estatus de
triunfador en el "sistema".
Curiosamente, los medios de
comunicación (del sistema) y sus "analistas", los impresores diarios y
sistemáticos de la sociedad de consumo capitalista en el microchip del
colonizado mental a escala masiva, creen que cuando se habla de guerra se alude solamente
a los tanques, aviones y misiles que el sistema capitalista sólo utiliza como
medio extremo para sus conquistas de mercados por el planeta.
Trasladada al plano
socioeconómico, la guerra (como corresponde a un sistema capitalista) siempre
empieza y termina por la economía, y luego se traslada al plano militar o al
plano político-diplomático que representan en sí mismo una "continuidad de la
guerra económica por otras vías".
La guerra (por ahora "fría") de
Rusia con el eje USA-UE no comenzó con las últimas acciones militares en
Georgia, sino que lo hizo cuando EEUU y sus petroleras iniciaron una guerra con
Rusia (que hegemonizaba el dominio) por el control de las redes de
oleoductos petroleros y gasíferos (corredores energéticos) euroasiáticos que alimentan a Europa.
Las guerras, de acuerdo a la
realidad "verificable", siempre comienzan cuando las trasnacionales del
capitalismo planetario extienden sus operaciones de conquista de mercados y de
recursos estratégicos dentro de una competencia intercapitalista por la
maximización de la rentabilidad.
En resumen, y al margen de la
propagada disfrazada de "información objetiva" que entrecruza las líneas del
conflicto del Cáucaso, la realidad "verificable" indica
que:
La guerra económica entre Rusia y
la sociedad USA-UE (una guerra originada por la supervivencia y la rentabilidad
económica), ya transita peligrosamente por las fronteras de un conflicto
militar con un efecto dominó de alto espectro en Eurasia y Medio Oriente.
Esa realidad, "verificable" en las
imágenes y en los acontecimientos, muestra que hay un plano simultáneo entre las
operaciones político-diplomáticas de ambos bandos para posicionarse y ganar la
guerra sin disparar un solo tiro, y un imprevisto siempre latente de
que las máquinas de matar alineadas en el Mar Negro se disparen fuera de
la voluntad de los oponentes.
Como dicen los expertos: Donde hay
un arma siempre hay un disparo.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia
y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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