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Medvedev y Putin: La dupla del poder
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El conflicto militar del Cáucaso
le sirvió a Moscú para mensurar los alcances reales de su creciente poderío
energético-nuclear-militar construido sobre las cenizas aún humeantes de la URSS:
En un espacio de pocas horas humilló y denigró (como nunca nadie lo hizo) a
instituciones emblemáticas del poder imperial sionista de EEUU y la UE, como lo
son la ONU y la OTAN, sus gendarmes globales a escala diplomática y militar.
Los
funcionarios y jefes militares del Kremlim (con un sugestivo "silencio" de Putin)
ya no ahorran adjetivos para describir el cuadro de decadencia, fisuras y
falta de coherencia que priman en Washington y en la UE a la hora de ejecutar
medidas concretas contra el posicionamiento militar dominante de Rusia en lo que, hasta
ayer, era uno de los principales enclaves estratégicos del eje sionista en los
espacios post-soviéticos.
Georgia y su gobierno títere, hoy derrotado y
acorralado por los tanques rusos, representaba una cuña de Washington
metida en un teatro clave de la guerra por el control geopolítico y energético
entre Rusia y EEUU.
Moscú primero boicoteó y congeló todas las operaciones
USA-UE para imponer un alto el fuego y una "fuerza de paz" en la región
caucásica que posibilitaría, de hecho, un control militar "occidental" del Cáucaso.
El Kremlim no se quedó ahí: Reforzó su dispositivo militar y
virtualmente "cercó" a Georgia" por tierra, por aire y por mar, configurando un
escenario de control militar total de la región.
La UE y EEUU movieron sus
fichas previsibles: La ONU y la OTAN intentaron el martes "convencer" a Moscú de
retirar sus fuerzas por medio de advertencias y "proyectos de resolución" que
fueron casi "tomados a risa" por los ingenieros políticos y militares del Kremlim.
Mientras los expertos ya aseguran que la guerra de Georgia se ha convertido en el conflicto estratégico más grave entre Rusia y EEUU desde la Guerra Fría,
Moscú, desde una posición de fuerza, ratifica en los hechos su decisión de no
abandonar el territorio de Georgia donde, de hecho, controla el principal flujo
petrolero del Caspio hacia Europa.
Manteniendo la ofensiva militar, y escudado
en la promesa difusa del "retiro gradual", el Estado Mayor del Kremlin espera la
nueva movida del eje EEUU-UE que todavía -fuera de sus "advertencias"
mediáticas- no ha conseguido articular una contraofensiva efectiva a lo que
claramente ya se visualiza como la toma de su mayor enclave estratégico en el
Cáucaso por las tropas rusas.
El cuadro está claro: Rusia le perdió el respeto a la (ex) potencia capitalista
"unipolar" y a sus cómplices europeos de invasiones y depredación de mercados.
Rusia, una potencia capitalista emergente, un Estado nacional asentado
sobre el poder estratégico-nuclear de las armas y el petróleo, le dijo "no va
más" al despliegue de la CIA y la OTAN en su patio trasero.
EEUU, el usurero con
dientes nucleares, que invadió Irak y Afganistán con total impunidad, ahora debe
sopesar cuidadosamente sus pasos por el "planeta Putin".
Enfrente tiene lo único
que teme la alianza capitalista dominante USA-UE: Un poder nuclear-militar capaz
de hacer volar Washington y Europa varias veces.
Ese es el límite de las
bravatas militaristas-expansionistas del Imperio "unipolar" y Moscú ya lo sabe.
Pero la guerra (intercapitalista) continúa, y al Cáucaso, donde la resolución
permanece en suspenso, se le suma otra disputa: La "crisis de los misiles"
en Europa del Este donde EEUU intenta proyectar una victoria sobre Moscú
instalando un escudo nuclear en República Checa y Polonia.
La secretaria de Estado de EEUU,
Condoleezza Rice, firmó este miércoles, junto con su homólogo
polaco, Radoslaw Sikorski, el acuerdo para el emplazamiento de diez misiles
interceptores en el norte del ex país comunista de Europa del Este.
La reiterada advertencia de Moscú
es clara: El supuesto argumento utilizado (un ataque nuclear de Corea del Norte
o de Irán) es falsa y el verdadero objetivo amenazante del "escudo" son las
fronteras de Rusia.
Y los jefes militares del Kremlin
también fueron claros: Con la instalación de los misiles USA, Polonia (además de
la República Checa) se convierten en "objetivo nuclear" de las fuerzas
armadas rusas.
Moscú considera que la diez bases de
misiles interceptores que EEUU piensa desplegar en Polonia no tienen "otro
objetivo que los misiles balísticos intercontinentales rusos".
Estados Unidos pretende "romper el
equilibrio estratégico en su favor, entorpeciendo el fortalecimiento de la
estabilidad en el mundo", apunta.
El Estado Mayor de las Fuerzas
Armadas de Rusia ya amenazó hace unos días a Polonia que, en caso de firmar el
acuerdo con EEUU, se convertiría en blanco de los misiles nucleares rusos.
Rusia insiste en que los planes de Washington de desplegar misiles interceptores
en Polonia y una base de radares en la República Checa representan una "amenaza
directa" para su seguridad.
En concreto, asegura que los radares
en suelo checo permitirían al Pentágono controlar las bases de misiles
estratégicos emplazadas en la parte europea de Rusia y de los submarinos
nucleares de la Flota del Mar del Norte.
En lo que los expertos califican
como una operación de "distracción" de su derrota en el Cáucaso Washington
va por
un segundo frente de conflicto con Moscú.
La presencia en Varsovia de la
secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, para la firma este
miércoles del acuerdo para la instalación de los misiles, tensa aún más las
relaciones con Moscú, que ya permanecen bajo una fuerte presión por el
conflicto en Georgia.
Un alto jefe militar ruso, el
general Anatoly Nogovitsyn, advirtió que "Polonia está exponiéndose un 100% a
un ataque", para agregar a continuación que la doctrina militar de su país
le permitiría incluso el uso de armas nucleares.
El jefe del Pentágono, Robert Gates, desestimó estas declaraciones
calificándolas de "retórica estridente y probablemente una retórica bastante
vacía".
Lo que indica claramente que ni
Washington y el Pentágono registraron el mensaje de Moscú en el Cáucaso y en
Georgia: Rusia decidió hablar el lenguaje militar.
Los únicos que todavía
no se enteraron son EEUU y la UE, el viejo matrimonio del sionismo imperialista
unipolar, que -todavía- no parecen haber tomado conciencia de que ya no están
solos en el mundo.