De manera tal, que la estrategia de
Moscú, que soportó con paciencia las "revoluciones naranja" con imposición de
gobiernos pro-EEUU en el espacio postsoviético, hoy parece confiar en su
potencial económico-energético-militar para desafiar a la potencia hegemónica
del capitalismo sionista y sus socios de la UE diciéndoles "hasta aquí
llegaron: Este es mi patio trasero".
Al menos ese era el mensaje subliminal "registrado" por
Washington y sus socios del Consejo de Seguridad de la ONU que desde el lunes,
combinando la "advertencia" con la "invitación", lanzaron desesperados pedidos a
Moscú para arreglar sus diferencias en un tablero de negociación.
Precisamente eso era lo que
parecían querer Putin y Medvedev después de que los tanques y las fuerzas rusas de elite despedazaran a
las tropas georgianas invasoras de Osetia del Sur y se trazaran una
estrategia para abortar el plan de intervención extranjera (leáse
USA-UE) en el Cáucaso que conllevaba.
Hasta el lunes Moscú parecía tener un objetivo inamovible:
Recuperar el control geopolítico-militar del Cáucaso, y desde esa posición de fuerza abrir el
"diálogo" con Washington en el Consejo de Seguridad.
Como decía Rumsfeld (de quien seguramente aprendió Putin): "Consigues muchas más cosas con buenas palabras y una pistola, que con buenas
palabras solamente". Esa es la lógica de hierro que guió a Moscú durante el
despliegue expansivo del dispositivo militar en el Cáucaso.
Y los hechos ratificaron
plenamente (y mostraron en su verdadera cara) a la estrategia del Kremlim.
Después de controlar
militarmente toda la región y de tener rodeada a Georgia por tierra, mar y aire,
el presidente ruso, Dmitry Medvedev, anunció este martes el
fin de las operaciones militares en Georgia aclarando que las tropas
"permanecerán en sus posiciones".
La lectura de la nueva situación implica
que Rusia, que ya está en control de Georgia (aunque decidió no tomar su
capital) optó por la negociación con EEUU y la UE desde una posición de fuerza.
Como resultante del conflicto, el statu quo del mapa regional ha cambiado
sustancialmente desde que los "cascos azules" rusos permanecían como "garantes
de paz" en Osetia del Sur con Georgia, bajo la apariencia de un país
"soberano", cumpliendo un rol de enclave estratégico de EEUU en el
Cáucaso.
En el nuevo teatro de operaciones Georgia se encuentra rodeada
militarmente y sin independencia de acción, por lo cual, en la configuración de
los hechos, Moscú domina geopolítica y militarmente el nuevo cuadro de
situación.
Desde esa posición,
propone restablecer el "diálogo" con EEUU y la Unión
Europea, que acusaron el golpe de la derrota con la maniobra rusa y, por ahora, sólo se les ocurre
pedirle a Moscú la vuelta a la situación previa a la guerra (que comenzó con la
invasión de Georgia a Osetia del Sur alentada por Washington).
Las cartas están
echadas, comienza una etapa de "acusaciones" combinada con una instancia de
"negociaciones" en el plano diplomático, y la realidad sobre el terreno indica que Medvedev y Putin
hoy tienen la sartén por el mango.
Ahora sólo falta que el Imperio USA y sus socios muevan las
piezas y traten de recobrar la iniciativa en un escenario desfavorable
emergente del fracaso del plan de invasión a Osetia del Sur.
En el plano de la realidad
estratégica el hecho "está consumado": Rusia controla
militarmente toda la región y ahora quiere recoger los frutos en una mesa de
negociaciones.
Desde la nueva posición de fuerza
Moscú reclama como condición de "pacificación" un status independentista de
las dos provincias rebeldes de Georgia: Osetia del Sur y Abjasia.
Lo que en la práctica significa
cobrarle la factura a EEUU y la UE por la independencia de Kosovo en Los
Balcanes.
Además, y como dato clave
sobresaliente, en el nuevo teatro de operaciones la
maquinaria militar del Kremlin se posicionó con ventaja sobre el control de
las reservas petroleras y de los corredores de oleoductos
que salen de la cuenca del Mar Caspio.
El Cáucaso cambió su configuración estratégica y EEUU,
que ya no tiene la posición dominante, es sin dudas el gran derrotado en
el nuevo tablero.
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(*) Manuel Freytas
(manuelfreytas@iarnoticias.com) es
periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más referenciados de la red. Ver sus trabajos
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