Con una Latinoamérica domesticada por la democracia del "poder blando" y los
gobiernos dependientes (por derecha y por izquierda), la lógica del control
social y político ya no la ejercen los militares y los tanques, sino los
nuevos ejércitos de dominación: los medios de comunicación que nivelan a las
mayorías desposeídas y a sus dirigentes en la doctrina de la resignación,
haciendo realidad aquel precepto de máxima: la paz es el negocio del
dominador.
Con la desaparición de la guerra por áreas de influencia con la URSS , las
viejas consignas "anticomunistas" de las dictaduras militares formadas en
la Escuela de las Américas fueron sustituidas gradualmente por las banderas de
la lucha contra el terrorismo, las drogas y el crimen organizado con las
que hoy EEUU justifica su injerencia intervencionista militar en la región
latinoamericana.
Con el "poder blando"
como alternativa de dominio, la estrategia geopolítica
imperial norteamericano desarrolla simultáneamente -a nivel
complementario- la estrategia del "poder duro" con despliegue
militar-nuclear y bases desplegadas por todo el planeta, además de tropas
listas para actuar allí donde la situación lo requiera.
De esta manera, en América
Latina, la democracia de mercado norteamericana convive con la cadena de
bases y la Cuarta Flota cuya misión es preservar la hegemonía militar
norteamericana en la región y rodear las grandes fuentes de energía,
agua potable y biodiversidad que un futuro podrán asegurar la
supervivencia del Imperio USA.
Con la "guerra
contraterrorista" como hipótesis de conflicto continental, el Comando Sur
sitúa un teatro de operaciones con el "poder duro" e intervención militar
desde Centroamérica hasta el Cono Sur.
La democracia con elecciones
periódicas (el "poder blando") no es incompatible con la
estrategia de la "guerra contraterrorista" que nuclea a ejércitos y
policías regionales en adiestramientos y ejercicios en toda América
Latina.
Mediante los acuerdos
de cooperación con los gobiernos regionales las corporaciones
del complejo militar norteamericano venden armas y sistemas de
vigilancia y espionaje, y brindan permiso para la instalación de bases
militares estadounidenses desde Centroamérica y el Caribe, hasta el
Sistema Andino y el Cono Sur.
De esta manera, lo que en la década del 90 Nye
presentó como "nueva teoría política" (el "poder blando"), ya estaba plasmado
como estrategia alternativa en la
realidad geopolítica del dominio del imperio norteamericano
en la región.
La estrategia del control
político y social por medios militares (de las dictaduras militares de la
doctrina de seguridad nacional), fue sustituida gradualmente por
administraciones civiles, poderes ejecutivos, parlamentos y cortes de
justicia totalmente maleables a los intereses y objetivos de Washington y las
trasnacionales capitalistas en la región.
Ese sueño que los bancos y las trasnacionales imperiales no pudieron concretar
con las dictaduras y los golpes militares diseñados en el Departamento de
Estado, empezó a cumplirse con la aceptación pasiva del sistema capitalista
como "única alternativa", modelada masivamente en los cerebros por los
sacerdotes de las grandes corporaciones mediáticas que han sustituido a los
curas y a los maestros en la orientación de conducta social.
Paralelamente, y potenciado por la
democracia del "poder blando", la misión funcional
del aparato mediático, cultural y publicitario consistió en imponer y legitimar a la
sociedad de consumo capitalista basada en la propiedad privada de los medios de
producción, como modelo aceptado y nivelado universalmente por la
"globalización".
El capitalismo con EEUU a la
cabeza había eliminado a la URSS y se había quedado solo.
Pero, y al contrario de de lo que
sostiene el halcón Fukuyama, no terminó con las ideologías, sino
que impuso por medio del control mediático-cultural-publicitario a su ideología
como "modelo único" de civilización aceptada universalmente.
Los medios de comunicación y el
aparato publicitario (mensaje y mercado) imponen los parámetros del consumo, los
valores sociales y las vanguardias de la moda. Nivelan un pensamiento único
(cosmovisión)
acorde con los intereses de las trasnacionales planetarias que controlan la
sociedad de consumo capitalista impuesta como "modelo único".
En este universo del "poder
blando" como estrategia de dominio imperial, la estructura económico-productiva
del país dominado se controla con el
aparato económico trasnacional presentado como si fuera una "economía
nacional".
.
La
"gobernabilidad" del país sometido se controla con el aparato político
que diseña periódicamente las "elecciones democráticas" para elegir el
nuevo gobierno del estado privado capitalista.
El control político y social ya no
se realiza con el poder militar, sino con el aparato de la información
que moldea y manipula los cerebros de acuerdo a los intereses consumistas de los
bancos y trasnacionales que controlan la estructura económica-productiva de los
países sometidos.
La imposición sutil de los valores
y parámetros de conducta social (adecuados a los intereses de mercado de las
trasnacionales) está a cargo del aparato publicitario y del aparato cultural,
que legitiman y otorgan escala de prestigio a la "ideología del consumo"
capitalista vigente y presentada como modelo a imitar.

Los emergentes sociales del "poder
blando"
La función más elemental y clave
que cumplieron en América Latina ambas estrategias --la "militar" (dura) y la
"democrática" (blanda)-- consistió en eliminar los dos factores que impedían la
"gobernabilidad en paz" del sistema capitalista en la región: la lucha
armada, primero, y la resistencia social y sindical, después.
Si se analiza el actual escenario
socio-económico y político de América Latina, se pueden verificar cuatro
fenómenos emergentes y concatenados:
A)
Funcionamiento a pleno de las llamadas "instituciones" con elecciones
periódicas y continuidad del sistema de "gobernabilidad democrática".
B)
Ausencia total de huelgas generales y de conflictos sociales por
reivindicaciones generales de la sociedad (sólo existen conflictos atomizados
por reivindicación sectorial), y ausencia de dictaduras militares y de lucha
armada (salvo Colombia).
C)
Crecimiento constante (y sin excepción) de las economías capitalistas
regionales, acompañadas de ganancias siderales para los bancos y empresas
que hegemonizan el control económico-productivo de los países, y crecimiento
desmesurado de los activos empresariales y fortunas personales.
D)
Crecimiento sostenido y sin interrupción de la llamada "pobreza estructural"
(falta de trabajo estable, vivienda y seguridad social) que ya afecta a más de
la mitad de la población del continente, cuya mayoría permanece sometida a
políticas "asistenciales" y a empleos temporarios y en negro (contratos basura).
Hay
crecimiento sostenido de las ganancias y de los activos de la economía
capitalista porque se mantiene la "gobernabilidad democrática" y no hay huelgas
ni conflictos armados.
Esto a
su vez permite que el sistema de concentración de riqueza capitalista
(posibilitado por la explotación de mano de obra barata con salarios africanos,
apropiación de recursos naturales y control hegemónico de todo el sistema
económico productivo) genere como contrapartida: pobreza, desocupación y
exclusión social en masa en toda América Latina.
Como
resultante social y producto final de este cóctel interactivo" (donde
cada eslabón se retroalimenta con los otros) según la ONU, la CEPAL y otras
instituciones del sistema, en América Latina hay más de 200 millones de
"pobres estructurales" y 100 millones de indigentes que carecen de los
elementos esenciales para sobrevivir.
Como
contrapartida, y también a modo de emergente y "producto final" de la
explotación capitalista sin resistencia armada, social o sindical, en
América Latina se verifica el mayor crecimiento estadístico de las ganancias y
los activos empresariales y de las fortunas personales ( por ejemplo, el
mexicano Carlos Slim, está considerado como el segundo hombre más rico del
mundo).
Como se
puede apreciar acabadamente a través de los números y estadísticas sociales emergentes de la
dominación imperial con el "poder blando" (la democracia made in USA), la teoría
de Nye (que deslumbra a los académicos alienados de América Latina) no
inventó nada.
El
"poder blando" (la democracia imperial) estuvo expresado, mucho antes, en los
documentos del "Proyecto Democracia" difundidos por el Departamento de
Estado en sustutitución de las dictaduras y golpes de Estado militares (el
"poder duro").
Y lo que
pasa es que la mayoría de los intelectuales y académicos del sistema no leen los
documentos del Departamento de Estado ni analizan sus emergentes en la
realidad concreta de América Latina.
Solamente leen ideologías disfrazadas de teorías políticas de moda, que
siempre compran con atraso en las librerías del sistema.