Un nuevo informe Departamento de Estado reactualizó, a principios de mayo, la
"vigencia" de Irán como el "mayor exportador de terrorismo" y de Al Qaeda como
la "mayor amenaza terrorista", en un escenario caracterizado por crecientes
versiones de operaciones militares israelíes en gran escala en Medio Oriente.
Los halcones y el uso del "terrorismo"
Para los expertos (que no leen formalidades informativas sino guerra de
Cuarta Generación), los
halcones han demostrado históricamente, desde el 11-S, que manejan una
estrategia de guerra psicológica con el "terrorismo" que los demócratas todavía no han podido
neutralizar.
En términos técnicos, un plan de
guerra psicológica consiste en armar la crisis, y luego dar la "solución".
Armar un conflicto y luego crear la "alternativa" de salida.
El 11-S en EEUU fue el
detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior ,
y las invasiones a Afaganistán e Irak, fueron parte de la alternativa
de solución.
¿Cuál, exactamente, es el objetivo
estratégico central de una operación de guerra psicológica con el terrorismo?
Para los halcones de la Casa Blanca,
una operación de guerra psicológica con el terrorismo consiste en crear un
conflicto, nivelado planetariamente por los medios de comunicación, que acapare
la atención mundial y desplace el centro de atención de los problemas que
aquejan a Bush.
Esto es tapar la realidad con un
conflicto inducido artificialmente.
Aquí es dónde se respondería la
pregunta ¿Para que sirven Bin Laden y Al Qaeda?, inventados y entrenados
por la CIA para luchar contra los soviéticos en Afganistán en la década del
ochenta.
Por ejemplo, a fines del 2003 y al
principios del 2004, en plena campaña por la presidencia de EEUU, los demócratas
y sus usinas mediáticas (The New York Times, The Washington Post, NBC, ABC, etc)
habían puesto en marcha un plan para demoler la imagen de Bush mediante las
denuncias y apariciones de fotografías de presos torturados en Irak.
Bush superaba en las encuestas por
más de 15 puntos a Kerry. En febrero, y como consecuencia de esa acción
sistemática y coordinada la imagen de Bush había descendido en los sondeos a
niveles parecidos a los de ahora.
Se decía, igual que ahora, que Irak
había terminado con Bush. Lo que, en los sondeos, era cierto. Bush, como ahora,
parecía terminado.
Pero nadie, y este es el punto
central, contaba con la aparición oportuna de Al Qaeda y el "terrorismo islámico".
El 11-M en España, que muchos
interpretaron como una operación para favorecer al gobierno de Aznar que salió
al revés, no fue realizado con ese fin, sino que su verdadero objetivo era
favorecer a Bush.
Fue una operación detonada a
distancia, fuera de EEUU, pero el gran beneficiario fue Bush. Después del
11-M, y luego de la consecuente psicosis de "miedo al terrorismo" que se
desató en Europa y en el resto del mundo, Bush superó nuevamente a Kerry en
las encuestas.
Estratégicamente, los operadores de
la guerra psicológica ya no necesitaron de otros ataques de Al Qaeda. Sólo bastó
recrear el 11-S (las imágenes del "terror" grabadas en la psicología colectiva)
con denuncias de "nuevas apariciones de Al Qaeda", esta vez en territorio de EEUU.
Dos meses antes de las elecciones,
Cheney y los principales funcionarios de inteligencia y de la Casa Blanca,
denunciaron un plan de ataque "terrorista" a los centros financieros de Nueva
York.
Bush apareció varias veces en cadena
durante la campaña electoral reforzando las denuncias de "ataque" y poniéndose
en comandante en jefe de la "guerra contraterrorista".
Una aparición de Bin Laden en un
clásico video difundido por Al Jazeera, horas antes de los comicios, bastó para
que Bush ganara apretadamente las elecciones.
Informaciones confidenciales indicaban, por esos días, que la inteligencia de los halcones había
evaluado que no hacía falta una operación a distancia, como el 11-M, las
proyecciones señalaban que con la "recreación psicológica" del "peligro
terrorista" alcanzaba.
Operaciones
psicológicas del "objetivo Irán"
Hoy se vive la misma situación.
Bush se encuentra acorralado por las denuncias y las campañas del aparato
mediático pro-demócrata en su contra y su imagen superó en decadencia a la de
cualquier presidente USA de la historia.
En este contexto, la lógica indica
que un ataque militar a Irán no contaría con la aprobación masiva de la sociedad
norteamericana, y menos aún, de la opinión publica internacional sensibilizada
en el "anti-Bush" colectivo.
Pero los expertos de los halcones,
tras el 11-S, nunca le hicieron caso a la "opinión pública" coyuntural fabricada
por sus enemigos, que, como está demostrado, se puede modificar en pocas horas a
partir de un conflicto inducido por las operaciones psicológicas que fabriquen
otra "opinión pública".
A partir del 11-S los halcones no
miran "opinión pública" fabricada por el aparato mediático de los demócratas,
sino que se dedican a fabricar su propia "opinión pública" a través de
las operaciones con el "terrorismo" de Al Qaeda.
Tras cada operación, realizan
sondeos, mediciones de opinión pública, para verificar y ajustar la siguiente
operación. Luego vuelven a hacer medición, y cuando han moldeado su "propia
opinión pública" (favorable a sus objetivos) lanzan la operación final.
Los que en el presente observan y
"analizan" los acontecimientos políticos y sociales en forma superficial, no ven
las operaciones subterráneas en curso, por las cuales los estrategas de la Casa
Blanca buscan "legitimar" y justificar un ataque militar contra Irán.
Por ejemplo, no notaron ni le dan
importancia a un "detalle" que revelan todos los sondeos: la sociedad
estadounidense desaprueba a Bush en toda el área de su gestión, menos en el de
la "guerra contra el terrorismo".
Todos los sondeos realizados
últimamente indican que dos tercios de la población norteamericana apoya un
ataque militar a Irán. ¿Los fundamentos? La mayoría de los entrevistados
justifica su apoyo a un ataque militar a Irán diciendo que esa nación islámica
es el "mayor peligro terrorista" que afronta EEUU y el mundo. Y agrega:
Irán está "detrás de todos los ataques terroristas" en el planeta.
La fabricación del "miedo a Irán"
¿Que repite esa "opinión pública"
norteamericana cuando apoya un ataque militar a Irán?
Repite lo que el aparato de
inteligencia de los halcones (las unidades de guerra psicológica) ha moldeado en
su psicología a partir de operaciones con el "miedo al terrorismo",
que tienen a Irán y al mundo islámico como sus protagonistas centrales.
Las apariciones periódicas de
ataques demoledores del "terrorismo" (como acaba de suceder en la India),
las denuncias de "vínculos terroristas" de Irán y Siria (como la que
sucedió recientemente con Corea del Norte), y las alertas y denuncias
permanentes de ataques terroristas en EEUU y Europa, forman parte de una
misma estructura funcional destinada a alimentar y justificar operaciones
militares contra el mundo islámico.
En ese sentido, la clave del ataque o
no ataque a Irán, la decisión final que adopte Bush antes de finalizar su mandato, residirá en lo que le indiquen, como
proyección, los sondeos de sus estrategas.
El detalle de que el ataque se
lleve a cabo, más que en la situación internacional, está en esos dos
tercios de estadounidenses que -según Gallup- apoyan en estos momentos un ataque militar a Irán, y que confía solo en Bush
para librar la "guerra contra el terrorismo", a pesar de que su imagen, en general,
es rechazada por mayoría abrumante.
La clave que decidirá por sí o por no
un ataque a Irán antes de que Bush abandone la Casa Blanca es la "opinión pública"
(siempre
latente) fabricada tras el 11-S en EEUU, y reforzada, principalmente en Europa,
con los ataques terroristas del 11-M en España y el 7-J en Gran Bretaña.
Esa "opinión pública",
construida con
el "miedo" al terrorismo" inducido mediante las operaciones de guerra
psicológica, y que los halcones sacan de la galera cuando quieren, es el factor
fundamental, la carta decisiva, que Bush y sus funcionarios van a jugar
para lanzar un ataque militar a Irán.
Los demócratas, que controlan el
aparato mediático del Imperio, no han conseguido ni la fórmula, ni la
explicación, ni la acción para neutralizar las operaciones de los neocons con
el "terrorismo".
Por eso, cuando se concreta el "hecho
consumado" de un ataque o de una "amenaza" terrorista, optan por replegarse
sin denunciar la maniobra.
Sucedió en el 11-S, en el 11-M, en el
7-J, y puede suceder con la nueva operación de guerra psicológica que ya
está en curso para justificar el ataque militar a Irán.
En el curso de la preparación de los
planes militares para atacar las centrales nucleares de Irán, se diseñaron y
ejecutaron dos operaciones de guerra psicológica para fabricar, y luego "testear",
los justificativos de un ataque militar a Irán.
La primera se ejecutó con la
publicación de las caricaturas de Mahoma, y la segunda se implementó con la
"primicia" periodística de The New Yorker y The Washington Post (usinas
habituales de operaciones de la inteligencia norteamericana) adelantando el
ataque militar de EEUU a Irán.
A través de la primera operación, la
inteligencia judeo-norteamericana fabricó y luego testeó el "peligro nuclear
iraní " y el "peligro violencia islamica" controlado por Irán.
Por medio de una segunda operación,
testeó la reacción de las potencias, aliadas y no aliadas, frente a un
ataque militar de EEUU a Irán.
Al Qaeda y Bin Laden: comodines del
ataque a Irán
Hay algo que los estrategas de Bush (a partir de su experiencia con
el "terrorismo" desde el 11-S) saben claramente: para ejecutar un plan de
operaciones militares contra Irán con consenso social mayoritario (tanto de la
sociedad norteamericana como de la mundial) hay que crear un conflicto que
supere al miedo a la guerra.
Un "peligro" inducido (una
fabricación de "opinión pública" sustitutiva) que haga olvidar el "anti-Bush"
(inducido por los fabricantes de "opinión pública" del Partido Demócrata), y
concentre sus energías en un peligro acechante inmediato que amenaza a la
supervivencia de la humanidad.
Y ese peligro, es el "peligro
nuclear".
Cuando la inteligencia judeo-norteamericana
lanza el anuncio (a través del Yorker y del Post) de un ataque con armas
nucleares tácticas de "alcance reducido", lo hace con la finalidad de
preparar el terreno (en la "opinión pública" fabricada) para la aceptación del
"mal menor".
¿Qué quiere decir esto?
Esto quiere decir que EEUU lanzaría pequeñas
explosiones nucleares concentradas en un blanco (las usinas nucleares) para
evitar el "mal mayor" de una cabeza nuclear iraní lanzada
indiscriminadamente sobre la población civil.
Ese es el punto estratégico central
del plan de guerra psicológica orientado a justificar el ataque militar a
Irán.
Paradojalmente, el propio presidente de Irán, con sus bravuconadas con el "gran ejercito iraní que cortará
las manos al enemigo", con sus llamados a "borrar a Israel del mapa", y con su
reciente anuncio del "Irán Nuclear", es el principal alimentador de esta
estrategia basada en presentar a Irán como el "peligro nuclear" que acecha a la
humanidad.
No obstante, los expertos de Bush
saben que tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro
componente: la "violencia terrorista islámica" qué demuestre a que
grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Y aquí es donde ingresa el soldado de
la CIA, Bin Laden, y sus bombarderos "terroristas" de Al Qaeda.
En estos momentos, potencialmente,
puede decirse que Bin Laden y Al Qaeda cumplen el rol de
"comodín" dentro del tablero estratégico de operaciones contra Irán manejado por
el Pentágono.
Su utilización o no, va a depender de
la evaluación del resultado de "preparación de terreno" para el ataque,
realizado hasta ahora.
El ingreso del "terrorismo" de Al
Qaeda (si es que el Pentágono decide utilizarlo) va a estar orientado a
demostrar que Irán no tendrá ningún escrúpulo en utilizar la bomba nuclear
contra sus enemigos.
Para ello hay que dar una
"demostración": ataque terrorista (o ataques simultáneos) de Al Qaeda a
blancos situados en Europa en defensa de la "causa islámica iraní", que EEUU,
Israel y el eje "franco-germano" van a denunciar como una alianza estratégica
de Al Qaeda con el régimen de Teherán para destruir al mundo occidental.
La pregunta inducida por esta acción
psicológica-terrorista es: ¿Qué se puede esperar de Irán con una bomba nuclear?
A esto se le debe sumar el plan de
"amenazas": Bin Laden y su "segundo" (Ayman al-Zawahri) amenazando con "ataques terroristas" a
los que condenen el plan nuclear iraní.
De acuerdo a lo que se puede
verificar hasta ahora, los planes de "amenazas" de la CIA-Al Qaeda
son constantes y regulares con las apariciones de videos y cintas difundidos por
el canal Al Jazeera, pantalla encubierta de la CIA en el mundo árabe.
Las "amenazas" y sus técnicas
repetitivas tienen dos objetivos bien definidos:
A) recreación psicológica masiva del "peligro terrorista" a nivel
planetario.
B) Operaciones de evaluación testeo sobre blancos posibles de ataques
terroristas reales
y medición de las reacciones que produciría en el nivel local e internacional.
Si la inteligencia judeo-norteamericana
decide jugar a Al Qaeda en tablero del ataque militar a Irán (siguiendo los
mismos patrones anteriores) va a lanzar una plan de evaluación y testeo con
amenazas concretas de ataques inmediatos a blancos europeos, por ejemplo
Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania, y, posiblemente España.
Se va a tratar (si es que repiten los
modus operandi anteriores) de operaciones de detección del blanco (país) más
estratégico para generar consenso internacional a un ataque militar, incluso nuclear
limitado, a las centrales nucleares de Irán.
Esto es, en que país (países de
Europa), y bajo que modalidad y/o circunstancia un ataque de Al Qaeda puede
generar el mayor nivel de impacto y de consenso a una operación militar
contra Irán.
El objetivo central de un ataque
terrorista real en Europa, en el contexto de la crisis Irán-EEUU, tendría como
objetivo conseguir el "ablandamiento" de la masa resistente a un
ataque militar a Irán entre la población y los gobiernos europeos.
EEUU y Gran Bretaña, por medio de la "psicosis terrorista" disparada con nuevos
"alertas", dispositivos de seguridad en aeropuertos, y denuncias de atentados en
aviones, o de planes descubiertos antes de ejecutarse, mantienen la vigencia
del "peligro terrorista islámico" como neutralización a sus derrotas en Medio
Oriente y afianzamiento de nuevos planes de ataque a Gaza, Siria, Libano e Irán.
Gran
Bretaña, el gran aliado de Bush en el uso y aprovechamiento de la "amenaza
terrorista" dio una dimensión continental a la amenaza del terrorismo islámico,
denunciando amenazas y complots que tratan de demostrar que Europa en su
conjunto enfrenta un riesgo "real" y "persistente" de un ataque
devastador, incluido las armas nucleares.
Si se cumplen los patrones
operativos, un posible ataque militar a Irán va a empezar con un plan sincronizado y persistente de
"amenazas" de Al Qaeda y/o Bin Laden a EEUU y a Europa, que no
será el mismo que se ejecuta en épocas "normales" en la prensa internacional.
La operación, como siempre, va estar
garantizada por el bombardeo mediático y por la ignorancia y/o
complicidad de los analistas, periodistas y comentadores del aparato de la
prensa masiva del sistema.
Los demócratas y su aparato de
inteligencia (que incluye un sector de la CIA y de la inteligencia oficial "anti-Bush"), harán un paso estratégico al costado esperando una nueva oportunidad para
demolerlo a Bush y apoderarse de la Casa Blanca.
Si se cumplen los patrones
habituales, mediante esta operación de "amenazas terroristas", la inteligencia
seleccionará el "blanco" (objetivo de ataque) y lo tendrá en carpeta si
es que se decide utilizar el o los ataques terroristas reales antes de la
operación militar contra Irán.
Como siempre, todo los elementos
serán evaluados, y, como sucede en todo plan de guerra psicológica, la decisión
final de ejecutar o no el ataque terrorista real, se va a tomar con los
números de los sondeos (mediciones secretas) que revelarán el resultante
en los niveles de la "opinión pública" de un ataque militar contra Irán.