Barack Obama, vivió su momento
político más glorioso el 27 de julio de 2004, cuando siendo un desconocido
legislador local pronunció un discurso durante la Convención Nacional Demócrata,
y denunció las divisiones "innecesarias" y "artificiales" en la cultura y
en la
política estadounidenses.
"Hubo patriotas que se opusieron a la guerra en Irak y patriotas que la
apoyaron. Somos un solo pueblo, todos nosotros ofrecemos lealtad a las barras y
las estrellas (la bandera estadounidense), y todos en defensa de Estados
Unidos", recitó Obama entre aplausos y gritos de elogio.
A partir de ese momento, su estrella
no dejó de ascender y los analistas políticos comenzaron a explicar el "fenómeno Obama"
caracterizado por atraer votantes blancos en cantidades
que ningún otro legislador afroestadounidense había hecho.
En su autobiografía La Audacia de la Esperanza el senador hizo un amplio relato
de su juventud y no sólo abrió la puerta a que lo criticaran por haber
asistido a lo que la derecha definió como una "madrasa" (escuela coránica
musulmana) en Indonesia, sino que también reveló que había tomado drogas en
algún momento de su vida.
Hasta fines de diciembre
parecía que Hillary Clinton iba a ser coronada como la
candidata de los demócratas con encuestas que le daban hasta un 30% de ventaja
Sorpresivamente, el 3 de enero de este año, Barack Hussein Obama le ganó la votación en el primer
estado en donde se disputaron las primarias (Iowa).
Si bien la senadora se recuperó en New Hampshire,
Obama se quedó con el logro histórico de haber ganado la primera batalla de
Iowa, que los analistas y encuestadores señalan como un triunfo "simbólico"
que posiciona a los candidatos en la psicología "ganadora" de los votantes.
Obama
se jacta de haber sido el único de los precandidatos importantes que se opuso a
la invasión de Irak, asegura que sacará a las tropas de EEUU de Irak en sus
primeros 16 meses de gobierno y que desmantelará el campo de prisioneros de
Guantánamo y que restablecerá el “habeas corpus”.
Pero si bien cuenta con el abierto
apoyo y sostén del "clan Kenendy", y los "progresistas" y la izquierda asimilada
lo ven como una "cara novedosa", Obama se declara
abiertamente como un “anticomunista” convencido de la superioridad del
"sistema americano de capitalismo de libre mercado".
Uno de sus asesores principales es Zbigniew Brzezinski,
el ideólogo histórico de la Comisión Trilateral fundada por Rockefeller, quien fuera consejero de Carter,
y uno de los principales halcones históricos del partido demócrata.
Y por si quedaran dudas, en agosto de
2007, Barack Obama, aseguró que enviaría
tropas estadounidenses a Pakistán para "buscar terroristas" aunque no cuente
con el permiso del gobierno de Musharraf, según la difusión anticipada de un
discurso de campaña realizada por Associated
Press.
"Déjenme dejarlo claro", expresó Obama en el
texto preparado para un discurso en el Centro
Internacional Woodrow Wilson. "En esas montañas hay terroristas escondidos
que han asesinado a 3.000 estadounidenses y están conspirando para dar otro
golpe", afirmó.
Para los analistas norteamericanos
con sus victorias arrasantes del martes en Virginia y Washington DC junto a una
posición de ventaja en Maryland, el blanquinegro senador Barack Obama
empalideció aún más las chances de Hillary Clinton a quien sólo le quedan
las primarias del próximo 4 de marzo en Ohio y Texas para consolidar sus
aspiraciones de convertirse en la candidata presidencial del Partido Demócrata.
Si la candidata preferida del
sionismo financiero de Wall Street pierde en esos dos Estados, las matemáticas
de los analistas estadounidenses señalan que el que enfrentará a al casi seguro
candidato republicano McCain será Barack Hussein Obama.
Y hay que destacar algo: Los
republicanos lo prefieren antes que a Hillary como rival.
Y lo fundamentan diciendo que los
norteamericanos blancos, la mayoría electoral de EEUU, lo pensarán dos veces
antes de votar a un negro que se llama "Hussein" y que suena como "Osama".
Y a lo mejor tienen algo de razón:
Obama no es Lincoln, y si el The New York Times y la mayoría de las cadenas del
lobby sionista liberal que hoy apoyan a Hillary como la "gran alternativa
blanca" al turno republicano de Bush decretan que se llame "Hussein" y
suene como "Osama", McCain puede llegar a parecer "progresista".
No hay límite ni barreras en el
"show democrático" del Imperio.