La crisis del crédito hipotecario
en EEUU terminó con el boom inmobiliario e hizo temblar los mercados
mundiales en septiembre, y continúa pendiendo como una amenaza sobre el
crecimiento, acompañada de sombríos vaticinios sobre la economía global
realizados por las máximas entidades oficiales del sistema.
Los bancos que financiaron
originalmente los créditos hipotecarios baratos en EEUU (la base del "boom
inmobiliario"), para deshacerse del riesgo a largo plazo vendieron los bonos de
esa deuda (hipotecas subprime), a poderosos bancos y fondos de inversión (entre
los que se encuentran los grupos controladores de la Reserva Federal), que los
colocaron a altísimos intereses en los mercados de capitales globalizados a
nivel planetario.
O sea que, el negocio original en
EEUU, el "boom inmobiliario" estadounidense derivó (a través del capital
especulativo y sin fronteras) en una "burbuja financiera" descomunal que
derramaba altísimos niveles de ganancias entre los tenedores de esos bonos, los
llamados "inversores", en los mercados de Europa, Asia y América Latina.
La crisis con las hipotecas subprime
finalmente estalló en septiembre del año pasado arrastrando consigo a los
mercados globales y desatando el
temor a una recesión en EEUU
que puede arrastrar a toda la economía mundial.
La excesiva "interdependencia" de las
economías en el actual modelo capitalista generó una
enorme volatilidad en los mercados
financieros globalizados, y la crisis bancaria y la contracción del crédito terminaron
por impactar negativamente en la confianza de la clase dirigente política y económica
del sistema a nivel mundial.
El primer ministro japonés, Yasuo
Fukuda, que preside este año el club de los siete países más ricos del mundo más
Rusia (G8), advirtió que la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo en
Estados Unidos y el alza de los precios del petróleo aumentan el riesgo de que
la economía mundial comience a decrecer.
Las autoridades monetarias de EEUU y
Europa, así como los principales analistas y voceros periodísticos del sionismo
financiero (como The Wall Street Journal, The Economist y The Financial Times)
ven en un proceso recesivo en EEUU y en su inter-relación con la suba de
los precios del petróleo, un elemento clave para la ruptura del actual modelo de
desarrollo y "crecimiento capitalista" a escala global.
La recesión y la inflación llegan
juntas porque la crisis financiera converge con la crisis energética que
hace subir el precio del petróleo arrastrando hacia arriba a un amplio abanico
de materias primas.
El petróleo es el elemento clave
y (el motor de todos los motores) para mantener una ecuación equilibrada del
"modelo" de explotación capitalista vigente que tiene en el boom de las
exportaciones de materias primas controlado por las trasnacionales en los
"países emergentes" (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos), y en el
boom industrialista de los mercados asiáticos controlado por las
trasnacionales (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos) y en la
"burbuja financiera" controlada por los grandes consorcios financieros
sionistas (desde la Reserva Federal y los bancos centrales europeos y
asiáticos), sus motores de crecimiento y expansión a escala global.
A su vez, la repercusión más
inmediata de la suba récord de los precios del petróleo -según los expertos-
puede llevar a una escalada mundial de los precios de los alimentos de
consumo diario en el 2008, esenciales para la supervivencia, debido a la
alta incidencia de los combustibles en sus costos, principalmente en el sistema
de producción y comercialización y en el transporte.
La suba de los alimentos de consumo
esencial, a su vez, actúa en EEUU, como principal disparador de
la tasa de inflación y del consecuente proceso de recesión económica que
conlleva lo que los expertos denominan estanflación.
Y hay dos elementos claves que
explican porqué una crisis recesiva en EEUU se proyectaría inmediatamente a todo
la economía mundial, tanto en los países centrales como en los "emergentes" y en
los "periféricos":
A) En el actual modelo globalizado de
economía mundial EEUU es el principal comprador y consumidor de productos y
recursos energéticos, y representa 22,5% de la economía mundial,
según los últimos cálculos del Banco Mundial.
B) la economía mundial capitalista
está "dolarizada" (el dólar es la moneda patrón de todas las
transacciones comerciales y financieras a escala global).
Estos dos factores centrales explican
porqué cualquier oscilación o desequilibrio económico-financiero que tenga a
EEUU como protagonista, impacta y se esparce inmediatamente por todo el
"sistema".
Una crisis recesiva en EEUU,
por efecto dominó de la economía globalizada e interdependiente, impactaría
inmediatamente a las bolsas y en los mercados globalizados del dinero ( la
"pata financiera" del modelo) y se proyectaría finalmente a la estructura de la
economía real (la pata productiva del modelo) completando el ciclo del
derrumbe del actual modelo de economía capitalista a escala global.
Además de la recesión económica
generalizada a escala global, el derrumbe del modelo rompería el equilibrio
de la "gobernabilidad" política y desataría una ola de conflictos
sociales y sindicales a escala mundial que afectaría por igual tanto a EEUU
y a las potencias centrales como a los países "emergentes".
Como efecto de la interdependencia
económica, el factor crisis financiera dólar débil-petróleo alto, hoy
afecta en primer término a las "economías centrales" de EEUU y Europa, y se
cierne como un fantasma sobre China, la llamada "fábrica del mundo", y
mayor demandante global de petróleo y materias primas, que ya empieza a
experimentar los primeros síntomas inflacionarios-recesivos en su economía.
EEUU y Europa son los principales
compradores de productos chinos, y el gigante asiático, a su vez, es el
principal importador de petróleo y materias primas de los "países emergentes",
con lo que se puede deducir que si el Imperio estadounidense (en proceso
recesivo) reduce sus compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en
una crisis de China proyectada a los "países emergentes".
Con un proceso recesivo de su
economía y un dólar devaluado, EEUU (el principal comprador de la "gran fábrica"
asiática) reduciría drásticamente sus compras a China, y Europa, que ya
enfrenta un fenómeno recesivo en su economía comunitaria, ingresaría en una
contracción de sus sistema económico productivo.
Como impacto inmediato, la
economía china también ingresaría en un proceso recesivo (detención del
crecimiento) que la obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y
de petróleo,
A su vez la
reducción en la importación de materias primas y de petróleo por parte de China
(el principal importador mundial) impactaría en las economías de Rusia y de
los "países emergentes" (los principales exportadores de petróleo y de
materias primas a China) que también podrían ingresar en un proceso recesivo.
Este es en definitiva, y en términos
simplificados, el cóctel que combinaría y detonaría una crisis del sistema
capitalista a escala global, cuyo proceso inicial -según la mayoría de los
analistas del sistema- ya comenzó a desarrollarse en EEUU con el desenlace de la
crisis financiera-hipotecaria.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más referenciados de la red.
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