El trasfondo de la "guerra
contraterrorista"
La "guerra contra el terrorismo" en Africa -que se impone el Pentágono- encubre
el verdadero propósito de Washington que no es otro que la destrucción de los
grupos radicalizados armados que buscan una nacionalización de los recursos
petroleros de sus pueblos en desmedro de los intereses transnacionales que
los extraen, comercializan y controlan.
En Nigeria, el mayor proveedor de crudo a EEUU, su producción en un día normal de 2,5
millones de barriles se ha visto reducida en un 25% debido a ataques de grupos
nacionalistas radicales que buscan una mayor participación de la riqueza petrolera
para sus pueblos, y a los que el Pentágono y Washington caracterizan como
"grupos terroristas", generalmente pertenecientes a la "red Al Qaeda".
Los gobiernos africanos, controlados por oligarquías y
"señores de la guerra"
financiados y protegidos por Washington, se ven cada vez más impotentes para
controlar a los movimientos armados nacionalistas que obstaculizan el saqueo
de las transnacionales, como es el caso de Somalía y el Cuerno de Africa.
En este escenario, y siguiendo la nueva doctrina impuesta en la revisión
cuatrienal de la Defensa de febrero de 2006, el
Pentágono comenzó a desarrollar operaciones militares en alta escala por todo el
territorio africano, principalmente en sus regiones energéticas y mineras claves
del sur y del norte, creando unidades especializadas dedicadas a la instrucción
y el adiestramiento de tropas locales en el "combate al terrorismo".
La estrategia operativa incluye reuniones entre estados mayores de países
regionales con oficiales y funcionarios del Pentágono, maniobras y ejercicios
conjuntos de las tropas, vuelos sistemáticos de aviones de reconocimiento,
localización a través de fotos tomadas por satélites militares norteamericanos,
y de provisión de armas y tecnología de alta precisión a las fuerzas implicadas
en la "guerra contra el terrorismo".
La estrategia del Pentágono en África responde a un doble objetivo,
geopolítico-militar y económico.
Además del negocio que proporciona a las armamentistas y a las contratistas
de servicios del Pentágono el incremento de las operaciones militares contra el
"terrorismo" en la región, se estima que África y sus regiones
proporcionarán, en apenas una década, el 25% del crudo que consumirá EEUU en
2015.
Tener el control del acceso a esas fuentes de recursos se ha convertido en
un objetivo estratégico central para Washington y sus corporaciones protegidas
por el Pentágono.
La llamada "ayuda económica" que Washington otorga a los gobiernos
africanos, corruptos y títeres, para que profundicen la "privatización" de sus
recursos, va inevitablemente asociada a la “ayuda militar”
para el "combate contra el terrorismo" brindada por el Pentágono.
En este escenario las fuerzas y bases estadounidenses se han convertido en un
nuevo
servicio de protección para las corporaciones petroleras que actúan en el continente africano.
La función y misión principal del nuevo mando militar para el continente
africano, anunciado el martes por Gates, es la de vigilar y controlar las fuentes energéticas
africanas, así como
sus sistemas de distribución mundial (oleoductos, buques petroleros, y rutas).
Esta misión principal de las tropas imperiales fue enunciada en un principio, por
el presidente Jimmy Carter en enero de 1980, cuando
describió al caudal petrolero del Golfo Pérsico como un "interés vital"
para los EEUU.
Carter, elegido luego Premio Nobel de la "Paz", afirmó que EEUU debería emplear
"cualquier medio que fuese necesario, incluyendo la fuerza militar" para
enfrentar y neutralizar cualquier intento por parte de un poder "hostil" para
bloquear esos recursos estratégicos.
Cuando Carter presentó este proyecto, apodado como "Doctrina Carter",
los EEUU aun no habían desarrollado una fuerza capaz de desempeñar el
papel de custodio y vigilante de las fuentes de recursos energéticos en el
Golfo, en plena "guerra fría" con la URSS por áreas de influencia.
Con esa misión, Carter creó la Fuerza Conjunta de Tareas de Despliegue Rápido (Rapid
Deployment Joint Task Force-RDJTF), un conjunto de fuerzas operativas para ser
empleadas en Medio Oriente y donde se las requiriese.
En 1983, el presidente Reagan transformó la RDJTF en Comando Central (Centcom),
nombre que aún se mantiene.
Actualmente, El Centcom ejerce la autoridad de
comando sobre todas las fuerzas de combate norteamericanas desplegadas en el
área del Golfo Pérsico incluyendo Afganistán y el Cuerno de África.
Tras el 11-S en EEUU, y ejecutando la nueva doctrina de "guerra
preventiva" de la Casa Blanca, el Centcom intervino en las invasiones a Irak y Afganistán.
De esta manera el Pentágono seguía cumpliendo su misión original de apoderamiento
militar de los
recursos energéticos-petroleros del Golfo Pérsico, no ya con la "Doctrina Carter",
sino con la doctrina de las "guerras preventivas" contra el "eje del
mal" del período de Bush hijo.
En febrero del año pasado, un informe
del Pentágono señalaba que EEUU se preparaba para actuar en "guerras
convencionales simultáneas", y en conflictos irregulares y prolongados como en
Irak, y lo expuesto por Gates en el Senado forma parte de ese proyecto
bélico de conquista de recursos petroleros disfrazado de "guerra contra
el terrorismo" que se inició tras el 11-S.
Es el legado que deja Bush a la
próxima administración imperial que le suceda a partir de enero de 2009.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más referenciados de la red.
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