La convocatoria surgió de "redes sociales" de
Internet como Facebook y MySpace,
tradicionales bastiones de operaciones informáticas de la CIA y de las distintas
agencias del espionaje estadounidense, que luego son rebotadas a escala masiva
por las grandes cadenas televisivas norteamericanas que presentaron a la marcha
mundial contra las FARC como "multitudinaria y global".
Para algunos expertos, esta marcha forma parte de una
"preparación de terreno"
(búsqueda de consenso y de legitimación internacional) para la ofensiva a gran
escala contra las FARC, que están preparando las fuerzas armadas colombianas con
apoyo encubierto del Pentágono.
Asimismo -según algunas hipótesis en boga- la agitación "propagandística" con
los rehenes de la FARC se orienta a consolidar un plan "contraterrorista"
latinoamericano apoyado por todos los gobiernos de la región, similar al que
se suscribió en Europa tras los atentados del 11-M en España y el 7-J en
Londres.
El "cuco terrorista" de las FARC, convertidas en una
"Al Qaeda latinoamericana",
es el caballito de batalla que -según coinciden expertos- están utilizando el
Pentágono y la inteligencia norteamericana para abrochar dentro de un "modelo
colombiano" a todos los gobiernos de la región.
Históricamente, el marco de "peligro terrorista" FARC-Al Qaeda se fue creando
mediante informes o "análisis de inteligencia" (monitoreados por la CIA y la
Mossad israelí) en los cuales se aseguraba que la "organización terrorista de
Bin Laden" estaba vinculada con la zona tripartita (los 1.200 kilómetros
conocidos como Triple Frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay), mediante la infiltración en
miembros de la colectividad árabe en el lugar, y contando con instalaciones
logísticas y seguidores.
La hipótesis volvió a cobrar impulso el 22 de noviembre de 2001, cuando la
revista norteamericana Time informaba que desde la zona de Triple Frontera se
enviaban remesas de dinero a Bin Laden, más concretamente al responsable
financiero de Al Qaeda, Mustafá Ahmed.
Según los informes monitoreados por la inteligencia norteamericana la
"estructura terrorista" que lidera globalmente Bin Laden excede a la
mencionada organización para alcanzar la forma de un "pool" o "holding".
De acuerdo con las nuevas hipotesis (difundidas por las organizaciones pantallas
de la CIA en la región) las actividades de Bin Laden en la Triple Frontera no se
limitaban a la recolección de fondos, sino que también incursionaba en el
negocio del narcotráfico, con la intención de formar una "alianza terrorista"
con los carteles colombianos y con las FARC.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) están entrenando
militantes de varios países para crear una "guerrilla del Mercosur", afirmó
recientemente el diario Correio Braziliense, que cita como fuente "documentos de
los servicios de inteligencia de Brasil y Paraguay".
En una exposición ante el Senado en marzo de 2005, el entonces jefe del Comando
Sur, general Bantz Craddock , dijo que la prioridad número uno de las
fuerzas norteamericanas que comanda en América Latina es la guerra contra el
terrorismo, y la número dos es el combate contra narcotráfico que tiene a
las FARC como su "gendarme" regional.
Craddock dijo que abordar la
"lucha contra las FARC y el terrorismo" es serio,
porque "otros actores extra hemisféricos pueden llegar a llenar el vacío y,
además, las fuerzas armadas estadounidenses están perdiendo interoperacionabilidad con una generación de militares en muchas partes de la
región".
En el marco operacional de la "guerra contraterrorista" el encargado de realizar
diagnósticos y proponer políticas para la región, es el Comando Sur, y no la
Casa Blanca o el Departamento de Estado.
El Pentágono divide las zonas estratégicas de "interés en el mundo" en cinco
comandos regionales y el Comando Sur o Southern Command, con sede en Miami,
tiene la responsabilidad de la "guerra contraterrorista" en toda América Latina.
El Comando Sur tiene aproximadamente 3.000 agentes permanentes entre militares
uniformados y funcionarios civiles que se ocupan de América Latina.
Días antes de las declaraciones del jefe del Comando Sur, Porter Goss, por
entonces director de la CIA, había denunciado ante una comisión del Senado que
Al Qaeda y las FARC, junto con la "red islámica" infiltrada en Estados
Unidos, planeaban ataques terroristas en suelo norteamericano y en América
Latina.
Advertencias similares fueron formuladas ante el Comité de Inteligencia del
Senado por el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert
Mueller, como por el titular de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA),
Lowell Jacoby.
El emplazamiento militar en la Triple Frontera, argumentado por el
"peligro
terrorista", le permite al Comando Sur estar cerca de las cinco fronteras
(Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa
de petróleo compartida.
Agua, gas, petróleo, biodiversidad y una plataforma continental (la Amazonia),
vitales para su supervivencia futura, se presentan como los detonantes
principales del plan de control geopolítico-militar de las cinco fronteras
desarrollado por Washington bajo la fachada de la "guerra contra el terrorismo".
Operativamente las acciones propagandísticas-mediáticas contra la supuesta
sociedad Al Qaeda-FARC en América Latina busca alinear -mediante acuerdos de
cooperación militar, tratados, entrenamiento y operaciones conjuntas- a los
servicios de inteligencia, policías y ejércitos regionales en un plan
estratégico de "combate contra el terrorismo", con un eje organizador y
operativo centralizado en el Comando Sur de Estados Unidos.
En lo político y social se busca alinear a los gobiernos regionales en un mismo
plan represivo contra los conflictos sociales, cuya consigna aglutinadora es la
de preservar a la sociedad del "caos y la violencia terrorista" de las
organizaciones sociales, los sindicatos y los partidos de izquierda que proponen
y realizan huelgas, tomas de fábricas o de empresas, o bloqueos de rutas.
Dentro de ese teatro de operaciones la
demonización "terrorista" de las FARC y
su "vinculación con Al Qaeda" juegan un papel clave para la exportación (hacia
la región latinoamericana) de la "guerra antiterrorista" que Washington
implementó tras el 11-S como nueva estrategia de invasión militar y conquista de
mercados.
Además, Bin Laden y el "terrorismo internacional" de Al Qaeda sirvió (y sirve)
para alimentar y justificar las estrategias expansionistas del Imperio
norteamericano, para crear nuevos y potenciales mercados a la trasnacionales
capitalistas de EEUU y Europa, y para mantener en funcionamiento a los complejos
militares industriales que han encontrado en la "guerra contraterrorista" su
nueva tajada ganancial en el negocio armamentista.
Esa es la razón principal de la exportación de la "guerra antiterrorista" a
América Latina con las FARC jugando de "amenaza" regional.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más referenciados de la red.
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