ales son las afirmaciones de Sherry Turkle (1995), psicoanalista, y profesora de MIT (Massachusets
Institute of Technology), quien a través del estudio de los MUDS (2) ha marcado un hito en
el estudio de las dinámicas ciberespaciales. Continuando su línea de trabajo anterior
(Turkle, 1984) de concebir a la computadora como un "segundo self", ha ido más
allá esta vez sugiriendo que a través de las computadoras; que esta vez define como
un objeto "para pensar con", un "objeto evocativo"; nos encontramos con la
posibilidad de deconstrucción del self y de generar cambios en nuestra manera de concebir
la vida, la sexualidad, lo animado e inanimado.
Las nociones posmodernistas de deconstrucción y perspectivismo, hallan en esta nueva
tecnología un soporte físico virtual a finales de siglo XX, en la www, la gran
red de redes, producto de la conjunción de intereses militares y la
"contrarrevolución" de los originales hackers.
Este siglo XX en su parte final, ha sido testigo de una evolución asombrosa y vertiginosa
del mundo de la simulación y de la CMC (Comunicación Mediada por Computadora)
dentro de un mundo globalizado, con reminiscencias de la Aldea Global concebida por Mc Luhan
(1989) y "empequeñecido" por la abolición de las categorías
de tiempo y espacio conocidas hasta ahora (Virilio, 1997) generada por la digitalidad.
Castells (1996) ha señalado el proceso "esquizofrenizante" que a su juicio
impone la globalización , mediatizada por la CMC.
"Esquizofrenización", "accidente general" (Virilio, 1997),
"identidades trastocadas" (Giddens, 1999) términos y metáforas
que intentan comprender los movimientos de globalización y sus repercusiones a nivel social.
También este siglo ha sido el del auge de las drogas y por ende del discurso acerca de
las drogas, con una parafernalia imponente en torno a ellas, esta última con implicancias
geopolíticas, militares y académicas variadas. Las drogas , las adicciones y
el adicto (del latín a-dictum o no-dicho) han ocupado las primeras planas en los medios
masivos de comunicación en las últimas décadas de siglo XX.
La raíz latina en relación a lo "no dicho" ha sido con frecuencia utilizada
para comprender los fenómenos de las adicciones en términos comunicacionales, es decir
de aquellas cosas no dichas, no comunicadas, en algunos casos referido a la comunicación
intergeneracional o a los "secretos familiares". Esto sin duda posee fuertes implicancias
con una sociedad que ha resaltado la comunicación como un valor en sí mismo
(Lipovetsky, 1983 ; Giddens 1992 ; Breton 1992). Giddens señala que la noción
de adicto pareciera ser un producto de mediados del siglo XIX, no habiéndose hecho
común hasta más tarde, habiendo precedido a la aplicación difusa del
término para la adicción alcohólica. Para este autor la "invención
de la categoría de adicto - en términos de Foucalt - es un mecanismo de control,
una nueva red de poder/conocimiento" (1992, 75).
Sin embargo, las drogas han acompañado al ser humano desde tiempos muy remotos,
en rituales en manos de los shamanes (3), o en el aspecto medicinal en las llamadas
"culturas primitivas", o pre-modernas.Los denominados estados alterados de
conciencia ; para la visión occidental, no así para la oriental (4);
el estudio de estos rituales shamánicos, han sido objeto de estudio de la
antropología y la psicología, con interpretaciones variadas acerca de los usos
y costumbres, de la verdad y de los efectos de las drogas.
El "Don Juan" de Castaneda (1968) es quizás, a pesar de las críticas
académicas recibidas (De Mille, 1980) uno de los pilares en relación a otra
visión del fenómeno de las drogas en esas culturas.
Hoy nos encontramos en un punto donde estos dos elementos confluyen en un conjunto de
síntomas o síndromes que comenzó siendo planteado como una broma ,
pero que poco a poco va pidiendo estatuto clínico por algunos académicos
y generando un lugar dentro de la cultura del ciberespacio (5) y en el discurso de los
medios masivos de comunicación.
El concepto de adicción
Internet Addiction Disorder fue el primer
término propuesto por el Dr. Ivan Goldberg (1995) para referirse al uso compulsivo,
patológico de Internet (King, 1996). Como señalábamos anteriormente
la sombra de Foucalt (1963) reaparece ante la creación de una nueva red de
poder/conocimiento que halla un nuevo objeto, con todas las consecuencias que esto implica.
Dice Giddens :"Una vez que la reflexividad institucional llegue a empapar virtualmente
todas las partes de la vida social de cada día, casi cada modelo, patrón o
hábito, puede convertirse en una adicción. La idea de adicción tiene
poco sentido en una cultura tradicional, donde es normal hacer hoy lo mismo que se hizo
ayer." (íbid.:76). En esta sociedad entonces "destradicionalizada"
tratamos ahora no con la cocaína, o la marihuana, o el LSD, sino con la
adicción a Internet.
El término adicción a INTERNET ha ido ganando seguidores en función
de determinados fenómenos clínicos que comenzaron a observarse con respecto
a los usos de la red. Baudrillard (1995), uno de los mayores enemigos de la digitalidad,
ha dicho en una entrevista que prefiere la máquina de escribir a la CMC, ya que
gusta de tomar distancia de la pantalla, para poder ver lo que escribe y evitar entonces
el "meterse dentro de la pantalla" (6).
Aquellos que se metieron dentro, entraron en Internet, se conectaron, se transformaron o
conocieron personas que comenzaron a pasar más tiempo "del debido"
frente a sus pantallas o más bien dentro de sus pantallas, en esa característica
inmersiva; temida por Baudrillard; que subrayan muchos autores ( Murray, 1997 ; Wallace, 1999 )
Comenzaron luego a percibir ciertos síntomas, no en el uso , sino en la abstinencia
del uso de la misma, que comenzó a hacer pensar en el síndrome de abstinencia
observado en las toxicomanías.
Dice Olievenstein : "El sufrimiento del toxicómano se reconoce aún más
en el sujeto desintoxicado, el sufrimiento forma con él un dúo al menos tan temible
como el que formaba inicialmente con el producto, y que le impide reencontrarse solo, desnudo,
no Dios" (1998, 10).
Frente a la imposibilidad de conectarse, surgía en estas personas esa irritabilidad
observable en la abstinencia, junto a una preocupación permanente por volver a conectar
su computadora con los millones de ordenadores del ciberespacio.
Estados de "furia narcisista" se dejan entrever en aquellas historias, relatos
y pedidos de ayuda que aparecen tanto en los textos (Greenfield, 1999; Young, 1996) como
en las noticias de los medios masivos de comunicación.
Philippe Jeammet refiriéndose al narcisismo en la actualidad ha señalado:
"Hoy en día, la ausencia de límites, la evolución muy rápida
del sistema de valores y, sobre todo el derrumbe de las prohibiciones, han sido reemplazados
por una exigencia de rendimiento... Se ha desplazado la problemática de
la prohibición sobre una problemática narcisista del rendimiento.
Por eso no tiene nada de sorprendente que existan menos conflictos en torno de las prohibiciones
y de la culpabilidad, que conflictos en torno al temor de no poseer los recursos narcisistas
para alcanzar rendimientos suficientes... Frente a este desplazamiento sobre la problemática
narcisista de una problemática de la prohibición, de un conflicto de la relación
de objeto, no es sorprendente que veamos crecer las conductas adictivas, es decir, conductas
en las que se va a buscar un apoyo, no un objeto" (1998: 59).
De alguna manera el ciberespacio se ha constituido en una suerte de apoyo para muchos de
sus usuarios, a pesar de su supuesta virtualidad y en un vehículo de acortamiento
de la vida offline que es vista como un obstáculo para el desarrollo personal.
Dice Alan Aycock (1993), retomando conceptos de Baudrillard:
"En el pensamiento de Baudrillard la realidad personal ha quedado subordinada a un
movimiento incesante de códigos de consumo que nunca pueden ser satisfechos, que
sin embargo igual generan un vacío, un infinito deseo de confrontar y poseer lo
real donde solo puede haber acceso a una imagen de lo real, su pretensión de serlo"
(Baudrillard, 1988: 45).
Los consumidores de esto signos deben constantemente reposicionar sus sentidos de self en una
arena de inestabilidad y búsqueda de saciedad; aunque siempre hay más imágenes
a ser consumidas y más deseos para ser atendidos (Baudrillard, 1981: 56).
La consecuencia, inevitable si entendida desde la perspectiva de Baudrillard, es que en la
modernidad no nos relacionamos con lo real, sino con la pretensión que la ha suplantado
en todos lados" (Baudrillard, 1988: 135, traducción del autor).
La cita anterior desde la perspectiva de Baudrillard creo, salvando algunas diferencias;
es en algún sentido asimilable a lo que Joyce Mc Dougall (1992) ha planteado con respecto
al objeto transitorio, un objeto que en definitiva es obturador y no promovedor de un movimiento
de la narrativa personal.
En este sentido es un objeto tramposo en la medida que se presenta como algo capaz de colmar
el vacío, pero que a la larga no lo logra. Lo interesante aquí es ver cómo
si bien Baudrillard se refiere a la vida cotidiana, este aspecto guarda relación con el
ciberespacio, en donde las imágenes, lo virtual ocupan el primer plano, siendo un
elemento importante a pensar en relación al posible concepto de adicción a Internet.
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(*)Roberto Balaguer Prestes, psicólogo uruguayo. El presente artículo ha sido tomado con la autorización de su autor del libro titulado "La adicción a Internet".
NOTAS
(1) Turkle (1995) en La Vida en Pantalla contrapone opacidad a transparencia en relación a las nuevas interfases, relacionándolo con un manejo en la superficie, a diferencia de los programas anteriores a Windows.
(2) MUDS, sigla que corresponde a los juegos Multi User Domains, que es el correlato digital de Dragones y Mazmorras, juego de roles muy famosos en la década de los 70.
(3) El término shaman es un término en lengua Tungus que proviene de la zona de Siberia (ver Bock, 1988: 185-186).
(4) Para buena parte de la filosofía oriental los llamados "estados alterados de conciencia" no tienen que ver con una alteración, sino más bien con una trascendencia de los niveles de conciencia habituales.
(5) El término de ciberespacio, tan utilizado a diario hoy, es un concepto que aparece en el discurso tecnológico a partir de la imaginación literaria de William Gibson (1984) en la novela Neuromante.
(6) Baudrillard, Jean (1996) Baudrillard on the New Technologies: An interview with Claude Thibaut, March 6, 96 Cybersphere 9: Philosophy.