Las versiones oficiales
estiman que más de cien personas cayeron barridas por los disparos en
abanico y las granadas en los primeros minutos. Pero luego seguirían 3 días
de combates con las fuerzas especiales indias en espacios móviles y reducidos,
en el corazón financiero y turístico de la ciudad.
En una segunda fase, se atrincheraron
con rehenes a los que fueron ejecutando mientras dilataban la operación
negociando con las fuerzas de élite oficiales que les rodeaban.
La acción post-ataque reveló
claramente que el objetivo de máxima era resistir el mayor tiempo posible
para consolidar el "impacto mundial" y la estrategia encubierta de la matanza.
La prensa internacional fijó la
consigna del ataque: "Aterrorizar al mundo financiero internacional". y
fijó la consigna de la operación: "11-S indio".
"Los hombres armados querían pasar a
la historia por un 11 de septiembre indio, y también estaban inspirados por el
atentado contra el hotel Marriott de Islamabad", informó la televisión Times Now
marcando la consigna que recogieron el resto de las cadenas. .
La cobertura mediática en "vivo"
-como viene sucediendo desde el 11-S hastta aquí- multiplicó y niveló
planetariamente la conmoción y el "miedo" (el efecto "terrorista")
fijando y repitiendo imágenes con cadáveres y heridos salpicados de sangre en un
escenario de destrucción generalizada.
Para los expertos del sistema fue una
operación "atípica" y novedosa del "terrorismo islámico": El marco operativo se
centró en la "acción destructiva de los comandos" rompiendo el esquema
tradicional de las explosiones detonadas por control remoto que se sucedieron
tras el 11-S en Madrid y en Londres.
En un escenario internacional marcado
por la "amenaza terrorista", antes que por la acción directa, la operación
sincronizada de Mumbay pareció apuntar a fijar en el flanco emocional masivo a
un "terrorismo en vivo" carnalizado en ejecutores visibles.
Tanto
Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente
denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de
ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005,
fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
A diferencia de los atentados con
bombas, o con "coches-bomba", donde los ejecutores son anónimos, aquí los
verdugos tenían presencia e imagen de organización militar, de "ejército de
exterminio", antes que de "terrorista en las sombras".
Los comandos del "nuevo
terrorismo" que actuaron en Mumbai se condujeron como máquinas de
exterminar, y mostraron un nivel de entrenamiento igual o superior a los cuerpos
de elite más sofisticados de las primeras potencias imperiales del mundo.
La operación con "comandos suicidas"
fue planificada al detalle y cambió la tradicional metodología de destrucción
masiva relámpago (producida por una carga concentrada de explosivos), por una
acción táctica de exterminio militar progresivo orientada a "prolongar el
efecto residual de la muerte" , potenciando su efecto mediático y
psicológico en el tiempo.
"Conocían la distribución de los
hoteles Taj Mahal y Trident/Oberoi que atacaron. Varios miembros del grupo de al
menos diez hombres se registraron en el Taj en las semanas previas al ataque,
recopilando detalles sobre sus planos y filmaron algunos lugares. En un
enfrentamiento que duró entre cuatro y cinco horas, los atacantes se replegaron
a través de una puerta oculta en el hotel que el Ejército indio no sabía que
existía", informó el Hindustan Times.
Los comandos fueron entrenados para
una acción relámpago de alto espectro con "retención prolongada" de los
objetivos.
"Sus mochilas estaban llenas de
munición, seis o siete cargadores con 50 balas cada uno, y granadas. Llevaban
teléfonos por satélite, tarjetas de crédito e incluso tentempiés como frutos
secos, lo que parece indicar que preveían que su labor les iba a llevar tiempo",
señala un especialista citado por Reuters.
Más que por la masividad relámpago de
las víctimas (típica de las explosiones concentradas), la operación reveló una
intención de "prolongar el hecho terrorista" por medio de una batalla de
muchas horas con ejecución de rehenes y alargamiento del desenlace.
De esta manera, el "hecho terrorista"
adquirió un formato de "película de terror" que fue cobrando "suspenso y
dramatismo" a través de la imágenes y de los testigos durante más de 72
horas interrumpidas.
Los grandes diarios y cadenas
televisivas internacionales (lease del Imperio) centraron su atención y sus
comentarios en el carácter "inédito" de la acción terrorista poniendo énfasis en
el perfil operativo de una "nueva forma de terrorismo".
Los analistas especializados
resaltaron que los comandos "extremistas" parecían haber recibido
entrenamiento de élite. Un experto en seguridad dijo a The Mail Today
que la forma en que uno de los hombres llevaba su AK-47 en una mano mostraba que
había tenido meses de preparación.
También se destacó la alta
preparación en la concreción de objetivos: Cuando los comandos ingresaron a sus
lugares de atrincheramiento con rehenes, destruyeron con granadas el sistema de
circuito cerrado de televisión para evitar ser detectados en sus movimientos.
También se reveló un estudio previo
del teatro de operaciones: Según fuentes de la inteligencia militar india
-reveladas por las agencias internacionalles- tres comandos combatieron y
resistieron durante dos días a las fuerzas de élite mejor entrenadas de la
India en el laberinto de pasillos del Taj, provocando incendios al cambiarse de
un sector a otro.
Varios periódicos locales señalaron
que los comandos agresores se habían registrado en el Taj días o semanas antes
de los ataques, mientras que el Times de India informó de que habían
arrendado un piso en la ciudad unos meses antes simulando ser estudiantes.
El viernes, un general del Ejército dijo que los hombres armados parecían estar
"muy, muy familiarizados" con el diseño del hotel, lo que les dio una ventaja
clave frente a sus hombres.
"En algunos momentos nos igualaron en combate y movimientos", dijo un miembro de
las fuerzas de élite al diario Hindustan Times. "Eran miembros del Ejército o
pasaron un largo período de entrenamiento de élite", agregó el alto jefe militar.
Las fuerzas especiales indias
completaron el sábado las operaciones para exterminar los comandos que se
atrincheraron en el lujoso hotel Taj Mahal de Mumbai, poniendo fin a tres
días de atentados contra el corazón financiero de India.
Los ataques seriales de Mumbay, con
comandos operativos actuando a la luz del día, cambiaron el perfil y los
patrones tradicionales de las operaciones "terroristas" como se las
ha conocido hasta ahora.
A la luz
de la experiencia, los expertos señalan que en las operaciones del terrorismo
es común que actúen varios grupos operativos infiltrados, sin conexión entre
sí, con una composición celular protegida por el anonimato, pero que
responden sincronizadamente a la consecución de un mismo "objetivo
terrorista" impidiendo que aparezca el verdadero organizador y beneficiario.
Obviamente, que ninguna "fuente
oficial" se preguntó porque estos "comandos islámicos" actuaron con técnicas
y estrategias de las fuerzas especiales "occidentales".
>Para
algunos especialistas, la operación en la "capital financiera" de la India está
señalando claramente una tránsito del "terrorismo anónimo" hacia un
"terrorismo militar" ejecutado con técnicas y comandos de fuerzas especiales
y tomas de rehenes en el teatro de operaciones.
La nueva
metodología (y sus emergentes de masacre en el llamado "11-S indio")
impactó con fuerza en Wall Street, la capital financiera del planeta
globalizado.
"Los
devastadores ataques terroristas del miércoles cerca de la Bolsa de Valores de
Bombay y en los hoteles más exclusivos de la ciudad probablemente amenazarán los
sueños de esta ciudad de convertirse en una capital financiera
internacional",señala este sábado The Wall Street Journal.
"Para los
viajeros de negocios que pasan a menudo por el sudeste asiático, los ataques
contra dos de los hoteles más prominentes de Mumbai plantean una inquietante
pregunta: ¿hay algún lugar seguro donde hospedarse?", añade.
El
"terror" ya llegó a la psicología de la "catedral financiera" del mundo imperial
capitalista.
Como
señal concreta, Mumbay marca la irrupción de una línea militar de "ejecución
terrorista sumaria" que sitúa como marco referencial a "un 11-S indio"
perfectamente "exportable" a las metrópolis financieras EEUU y Europa.
Ese es el
punto.