A su vez, y como efecto de la
revaluación del, yuan que afecta a la competitividad de sus exportaciones, la
llamada "fábrica del mundo", y mayor demandante global de petróleo y
materias primas, ya empieza a experimentar los primeros síntomas
inflacionarios-recesivos en su economía.
El Índice de Precios al Consumidor
(IPC) de China, principal indicador de la inflación, experimentó un ascenso
interanual del 7,9 por ciento en el primer semestre de 2008, una subida inferior
en 0,2 puntos porcentuales a la cifra correspondiente a los cinco primeros meses
del año, informó este jueves el Buró Nacional de Estadísticas.
Este incremento coincide con la mayoría de previsiones, después de las alzas del
7,1 por ciento en junio, el 7,7 por ciento en mayo, el 8,5 en abril y el
máximo récord de los últimos 12 años del 8,7 por ciento en febrero.
Los precios subieron un 7,6 por ciento en las ciudades y un 8,6 por ciento en
las zonas rurales.
El problema -según The Wall Street
Journal- es que la inflación en China podría, eventualmente, traspasarse al
resto del mundo.
Durante más de una década, el bajo costo de los productos chinos ha contribuido
marcadamente a mantener los niveles generalmente bajos de la inflación mundial.
El dato es clave, teniendo en cuenta la importancia estratégica de la economía
china (la tercera en importancia) en el actual modelo globalizado del sistema
capitalista amenazado por una recesión con epicentro en EEUU.
Si los productos chinos de
exportación suben de precio (a causa de la inflación y de la revaluación del
yuan), las autoridades monetarias de muchos países podrían enfrentar un problema
mucho mayor a la hora de recortar las tasas de interés presionadas por el
fantasma de la inflación en casa.
Los fabricantes de productos baratos han sido un motor clave
del "milagro económico chino", contribuyendo a convertir al país en el segundo
exportador del mundo después de Alemania.
Durante años, siguieron creciendo al
expandir sus volúmenes y reduciendo sus márgenes para superar la competencia.
Ahora estas empresas son
vulnerables a la apreciación del yuan y al alza de los
costos laborales.
Según los datos oficiales, el
crecimiento de la economía china se desaceleró en el primer semestre del año con
respecto al mismo periodo del año pasado, aunque superó una vez más los dos
dígitos, el 10,4%, mientras la inflación, una de las máximas preocupaciones
del Gobierno, alcanzó el 7,9%.
Pese a la desaceleración
experimentada, China es el país con mayor crecimiento económico entre las 20
mayores economías del mundo y está ejerciendo un papel fundamental en la
expansión mundial este año pese a la fuerte caída de los precios de las
viviendas y las dificultades de acceso al crédito, que han llevado a Estados
Unidos a las puertas de la recesión.
El "enfriamiento económico" (con(inflación
y suba de precios) da argumentos a quienes abogan por desacelerar la apreciación
del yuan -cuyo valor frente al dólar se incrementó en torno al 7% este año- a
fin de animar las exportaciones, que no han hecho más que decrecer en los
últimos meses obligando a cerrar un sinfín de fábricas.
"Muchos posibles clientes nos preguntan por los precios, pero se van tras
comprobar que están subiendo cada vez más", señaló al diario China Daily, Xue
Kun, director de la empresa de comercio internacional Hengtai Yuansheng.
Según declaró Mei, el comercio "está corriendo riesgos" debido a una
apreciación del yuan que es ya "demasiado alta".
Pero pese a las quejas frente la
retracción económica-según Mei-, el Gobierno chino está ahora más preocupado
por atajar la imparable inflación, que fue del 7,9% en los primeros seis
meses tras el 7,1% alcanzado en junio, inferior no obstante al 7,7% de mayo.
"Sí consiguió bajar en los últimos meses la inflación pero se debe al control
artificial de los precios de productos como el petróleo y la electricidad (en
medio de la subida de los precios mundiales)", advirtió Mei.
Sobre la tendencia de los próximos
meses, Mei no fue optimista: "Existen señales de que la situación económica está
empeorando. El Gobierno debe ahora evitar la aparición del peor escenario
posible, una desaceleración económica acompañada de una inflación grande,
preparando un reajuste de su política macroeconómica".
En mayo, la inflación fue citada por
el primer ministro Wen Jiabao como la principal preocupación del país.
El crecimiento económico chino, el más veloz del mundo, transcurrió en los
últimos años con una inflación baja hasta el 2007, cuando se situó en el 4,8%
pese a la meta del 3% fijada por el Gobierno.
Según The Wall Street Journal, la
meta del gobierno chino de un promedio de inflación de 4,8% o menos para 2008 ha
sido discretamente abandonada. Los analistas creen que un 7% de inflación para
este año es más probable, lo que conformaría el nivel más alto desde 1996.
El deseo del gobierno de evitar
medidas más drásticas que puedan mermar el crecimiento es comprensible, pero se
da en un momento equivocado, señala Xu Xiaonian, profesor de Economía de la
Escuela Internacional de Negocios China Europa, en Shanghai.
"La inflación puede representar
una amenaza aún mayor a la estabilidad económica y social de China que una caída
de un par de puntos porcentuales en el crecimiento", señala el profesor
citado por el Journal.
De acuerdo con la opinión de muchos
analistas, la forma cómo China ataque la inflación tendrá consecuencias
más allá de sus fronteras.
La apreciación del yuan elevaría los precios de los bienes que China exporta a
países ricos como Europa y EEUU. Por otra parte, un reducción de su
consumo de alimentos y combustibles podría contribuir a una caída en los
precios récord de las materias primas que afectaría a países exportadores,
principalmente de América Latina. .
"Creo que las restricciones
monetarias no han funcionado, la inflación sigue al alza y el banco central
necesita tomar medidas más serias, como un aumento en las tasas de interés",
dijo recientemente Stephen Roach, presidente y economista jefe de Morgan Stanley
en Asia.
El incremento de los costos de
los alimentos y de la inflación (con devaluación de salarios) es un problema
para el gobierno chino, en un país donde este tipo de aumentos están ligados
a disturbios sociales, indica el corresponsal de la BBC en Beiging.
Pero el panorama de "crisis
embrionaria" de la economía china (la tercera del mundo después de EEUU y la
Unión Europa) que se configura a partir de su excesiva dependencia del
modelo capitalista exportador.
Muchos economistas y autoridades del gobierno opinan que el
país ha recurrido demasiado a los recortes de costos y modelos de producción
simples para aumentar las exportaciones a niveles contraproducentes.
"Una dependencia tan alta en el comercio exterior no es buena
para China", indica Yu Yongding, investigador de la Academia China de Ciencias
Sociales, un centro de estudios ligados al gobierno. Mientras para EEUU y Japón el comercio exterior representa un 20% de su Producto Interno
Bruto, en el caso de China la cifra es de 75%, dice Yu.
La suba de los alimentos de consumo
esencial (como efecto de la escalada de los precios del petróleo), a su vez,
actúa en China, como principal disparador de la tasa de inflación y del
consecuente proceso de recesión económica que conlleva la revaluación del yuan
frente al dólar.
Y las autoridades chinas se enfrentan
a un dilema: Si devalúan el yuan para favorecer el motor competitivo de
las exportaciones, a su vez, se achica el poder adquisitivo de la población
china y la economía del consumo interno marcha cada vez más aceleradamente
hacia la recesión.