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ASIA  

 

El fracaso de la "revolución de los monjes"

China contraataca: Pekín retoma el control en Tibet y advierte a la UE

 
 

(IAR Noticias) 01-Abril-08

Tropas chinas en la frontera (Foto AP)

La decidida contraofensiva china contra la campaña desestabilizadora lanzada por el eje Washington-Unión Europea utilizando las revueltas del Tibet parece haber neutralizado en gran parte la operación internacional para acusar a Pekin de "violación de los derechos humanos" lanzada desde la ONU y los diferentes centros controlados por el sionismo estadounidense europeo. Este domingo, Pekín advirtió claramente a la UE que la cuestión tibetana es un "asunto interno" de China, y volvió a señalar al Dalai Lama como el motorizador de la rebelión, por orden de EEUU. Las similitudes con Birmania.

Informe especial
IAR Noticias

Fuerzas armadas chinas reprimen a un monje tibetano , en la ciudad de Lhasa.

Con el objetivo de neutralizar la "rebelión de los monjes" comandada por el Dalai Lama (abiertamente alineado con Washington) China reforzó, en la última semana, la seguridad en el teatro de operaciones del Tíbet y en regiones vecinas, adonde envió importantes refuerzos militares en un momento en que aumenta la presión internacional sobre Pekín.

En las últimas horas continuaron las detenciones masivas, y para los corresponsales y analistas internacionales, en el teatro de operaciones tibetano todos los acontecimientos políticos y movimientos militares que se vienen sucediendo indican que Pekín ha retomado el control enTibet sin la necesidad de lanzar una operación represiva en gran escala como estaba previsto.

En el asunto de Tibet,  -y como siempre- la "prensa occidental" en sus informes no precisa quién es quién en el tablero (los presupuestos estratégicos del conflicto), y sólo lo presenta como un "baño de sangre", con un "represor" y un "reprimido",  donde el malo de la película es China, casualmente, una de las potencias militares que, junto con Rusia, se planta frente a la hegemonía imperial del eje EEUU-Unión Europea, los "democráticos" denunciantes de la "violación de los derechos humanos" en el Tibet. 

Y como ya sucedió en Birmania donde fracasó, el año pasado, la "revolución de los monjes" en Tibet fue acompañada de una presión internacional contra Pekin liderada por Washington y la UE que utilizan a su herramienta diplomática, el Consejo de Seguridad de la ONU, para acusar a Pekín de "masacre" y de "violación de los derechos humanos".

En las últimas horas, China ha reaccionando con "enorme insatisfacción" al encuentro celebrado el pasado sábado en Brdo, Eslovenia, en el que los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea reclamaron el fin de la violencia en Tíbet y pidieron a China que dialogue con las autoridades tibetanas para resolver la actual crisis.

En el encuentro de los Veintisiete en Eslovenia, en el que no se llegó a acordar un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín de este verano, los ministros de Exteriores reclamaron el "fin de la violencia" y que los manifestantes tibetanos detenidos por las autoridades chinas fueran tratados "en conformidad con los estándares internacionales".

Los ministros también pidieron a China que facilite la "transparencia" y el libre acceso de la prensa a Tíbet, así como un "diálogo constructivo sobre las cuestiones esenciales como la preservación de la lengua, cultura, religión y tradiciones de Tíbet".

Desde China se insistió en que se trata de un tema "interno" y que por tanto no tolera opiniones del exterior.

"El asunto de Tíbet es completamente un asunto interno de China. Ningún país extranjero ni organización internacional tiene derecho a interferir en él", declaró Jiang Yu, portavoz del Ministerio de Exteriores, según informa la agencia oficial Xinhua.

"Esperamos que la Unión Europea y sus miembros hagan una distinción clara entre lo correcto y lo incorrecto, condenen de forma explícita los violentos delitos de palizas, destrozos, saqueos e incendios (ocurridos en Lhasa) por los infractores y eviten actuar con un doble rasero", agregó la portavoz.

Jiang recomendó además a la UE que no envíe mensajes equivocados a "la comunidad internacional y a la camarilla del Dalai" (Lama)" animando con sus afirmaciones "las actividades independentistas y los crímenes violentos", según dice la agencia oficial china Xinhua.

Bush y el Dalai Lama, un empleado a cara descubierta de Washington.

Acusaciones al Dalai Lama

Por otra parte, China elevó sus acusaciones al Dalai Lama el lunes, acusándolo de abusar de la religión, de promover disturbios en Tíbet y de preparar la independencia secesionista, al tiempo que la llama olímpica llegaba a Pekín bajo estrictas medidas de seguridad.

Xinhua, la agencia oficial de noticias china, dijo que el gobierno tenía pruebas de que el Dalai Lama y sus seguidores habían organizado los disturbios anti chinos en la región himalaya y sus alrededores.

"El autoproclamado líder espiritual ha obviamente olvidado su identidad, ha abusado de la religión y se ha metido mucho en política", dijo Xinhua, agregando que está construyendo "una infraestructura pro independencia".

El gobierno volvió a alertar sobre la sombra de Washington detrás del Dalai Lama, a quién condecoró en el Congreso, en diciembre, con la Medalla de Honor.

La prensa europea subrrayaba el domingo que China parece afirmarse cada vez más en su posición, a pesar de la creciente presión internacional para que dialogue con el Dalai Lama, tras semanas de protestas y represión en zonas del país con muchos habitantes de etnia tibetana.

En las últimas horas, varios líderesde la Unión Europea, junto con el presidente de EEUU, George W. Bush, han urgido a Pekín a "dialogar" con el Dalai Lama para resolver la cuestión.

China respondió que sólo haría eso si el líder religioso "rechaza la independencia de Tíbet y Taiwán" y usa su influencia para acabar con las protestas.

El 14 de marzo, encabezadas por monjes budistas comenzaron  las primeras revueltas en Lhasa, ciudad de Tíbet, donde se rompieron y quemaron tiendas y coches propiedad de chinos de etnia han.

En los días siguientes, la represión china dejó, según Pekin, 18 civiles muertos, pero, de acuerdo con el "gobierno tibetano en el "exilio", ya hay cientos de muertos y desaparecidos por el accionar combinado de la policía y el ejército chinos.
 

Monjes tibetanos portan pancartas durante una protesta en Katmandú, Nepal, el lunes 24 de marzo

Tibet: La "Birmania" china

Para los medios y corresponsales internacionales cada vez se aleja más la posibilidad de una operación militar china en gran escala en Tibet, por la razón de que Pekín, en los últimos días, a neutralizado en gran parte la operación política en su contra lanzada por Washington y la UE.

Tibet y Birmania (al igual que Ucrania, Georgia, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético) son piezas de un tablero estratégico de disputa intercapitalista (guerra fría) que tiene como protagonistas centrales al eje Rusia-China, de un lado, y al eje Washington-Unión Europea, del otro.

En este teatro de conflicto (como marco general) hay que situar lo que está sucediendo en Tibet, Birmania y Taiwan, donde la estrategia EEUU-UE arma conflictos "secesionistas o "democratizadores" para desestabilizar los intereses del gobierno chino, por un lado socio de las trasnacionales capitalistas USA-UE, y por otro, una potencia militar desafiante a la hegemonía imperial estadounidense europea.

La maniobra misma fue ensayada en Georgia (2003) y Ucrania (2004) con las denominadas "revoluciones naranja" o "revoluciones de terciopelo", y otros tantos intentos se probaron con Kazajstán, Azerbaiyán, Uzbekistán y Bielorrusia, donde no pudieron obtener los resultados esperados.

En esa línea, se inscribió la  "rebelión de los monjes" de septiembre pasado  en Birmania (ferozmente abortada y reprimida por la junta militar birmana), en el sudeste asiático, para desestabilizar y derrocar a la junta militar aliada de Rusia y de China, utilizando, como ya se hizo en Asia y Europa del Este, "revueltas populares" que piden "democracia" y "derechos humanos" a tono con reclamos de EEUU y la Unión Europea en la ONU.

Después de fracasar en Birmania, todo indica que la "revolución de los monjes" ya ha recalado en el Tibet de la mano de la CIA y del Dalai Lama, a quien EEUU confirió en noviembre pasado la  Medalla de Oro del Congreso, en presencia de Bush.

El nuevo capítulo de la "rebelión de los monjes" en Tibet se lanzó -no por casualidad- en un momento en que la mirada internacional está fija sobre China debido a la organización de los próximos Juegos Olímpicos a realizarse en ese país.

Tibet, conjuntamente con los territorios en disputa de Xinjiang y Taiwán, representan los mayores conflictos secesionistas (y el centro de las operaciones desestabilizadoras de la CIA)  para los líderes chinos.

En las últimas horas, el Dalai Lama denunció reiteradamente  la represión china en Tíbet como un "genocidio" y dijo que se "vive un régimen de terror".

Paralelamente, y como ya sucedió en Birmania, las cadenas mediáticas internacionales sionistas bombardean al mundo con titulares e imágenes de la represión militar contra los manifestantes y los monjes budistas.

Y en Tibet, también como ya sucedió en Birmania, Washington y la UE ya prepararon movidas contra China en el Consejo de Seguridad de la ONU y las ONGs de "derechos humanos" y el "gobierno tibetano en el exilio" (un títeres de Washington) quienes denuncian más de mil  muertos y "desaparecidos".

Pero, y diferencia de lo que sucedió en Birmania, donde la llamada "revolución de los monjes" fue exterminada a sangre y fuego por la junta militar apoyada por China, Pekín parece avanzar hacia el control político de la situación sin apelar a una masacre militar como preveían analistas y observadores.

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