n las últimas horas, las
autoridades del Tíbet arrestaron a 24 sospechosos de "crímenes graves"
después de que los soldados tomaran medidas para controlar las manifestaciones
contra China en la región, lo que ha lanzado dudas sobre las preparaciones para
los Juegos Olímpicos de Pekín.
La oficina del fiscal en la capital tibetana, Lhasa, dijo que los sospechosos
fueron arrestados por "arriesgar la seguridad nacional, así como golpear,
saquear, romper, quemar y otros crímenes graves" en los sangrientos
disturbios del viernes 14, informó el jueves el periódico Tíbet Daily.
En los últimos días, largos convoyes militares marcharon hacia Tibet, pero
éstos han aumentado de manera significativa en las últimas horas.
Tropas chinas se dirigían este
jueves hacia Tíbet, al tiempo que la presencia militar aumentaba en las regiones
del oeste de China donde viven minorías tibetanas, según un testigo, varios
periodistas y asociaciones protibetanas.
Georg Blume del diario alemán Die Zeit, uno de los últimos periodistas
occidentales que fueron expulsados de Lhasa, aseguró que la presencia militar
es masiva en la capital tibetana.
"Vi un convoy de por lo menos 200 camiones con 30 soldados cada uno, es decir
unos 6.000 militares desplazados en un solo día", afirmó Blume a la BBC antes de
partir de Lhasa en la mañana de este jueves.
Un corresponsal de la BBC contó este jueves más de 400 vehículos militares
dirigiéndose hacia el paso montañoso que une a Sichuan con el Tibet.
Periodistas de la
BBC hablaron
también de un tren que transportaba más de 20 vehículos, entre ellos camiones y todoterrenos, en la línea que va a Tíbet, en la frontera entre las provincia de
Qinghai y Gansu.
Sobre los vehículos figuraba la inscripción 'Fuerza de Reacción Rápida de la
Policía Armada China'.
Otro periodista extranjero aseguró haber visto el miércoles en Sichuan
(suroeste) numerosos vehículos militares con soldados en las carreteras que
permiten acceder a Tíbet.
Por su parte, el Dalai Lama, líder
espiritual de los budistas tibetanos exiliado en India, se declaró dispuesto
a reunirse con el presidente chino, Hu Jintao, si recibe "señales concretas"
de que Pekín está dispuesto al diálogo.
El Dalai Lama expresó asimismo su temor de que la represión china haya dejado
"numerosas víctimas" en Tíbet.
Pekín acusa al Dalai Lama de haber organizado los disturbios del pasado viernes
15 para sabotear los Juegos Olímpicos de Pekín y afirma que hubo 13 muertos a manos
de "agitadores tibetanos".
Medios de Europa y de EEUU
deslizaron que Pekín está preparando una masacre militar para terminar
rápidamente con la rebelión tibetana que erosiona su imagen internacional y
pone en peligro la realización de los Juegos Olímpicos.
El martes, activistas tibetanos
publicaron imágenes que según ellos confirman su acusación de que ha habido
muchas muertes y denuncian la brutalidad de las fuerzas chinas en la
represión.
Las protestas empezaron el 10 de
marzo pasado -49 aniversario de un levantamiento tibetano contra China- y
escalaron gradualmente, hasta terminar en violencia.
La inflexible respuesta de China a
las manifestaciones ha provocado demandas en los llamados "países occidentales"
para que se boicotee la ceremonia de inauguración de los Juegos en agosto.
Organizaciones de "derechos
humanos", controladas desde Washington y la UE (como ya lo hicieron durante el
levantamiento de los monjes en Birmania), denuncian "torturas" y represión
excesiva por parte del gobierno chino.
"Nos han dicho que en Lhasa ha
habido centenares de arrestos", dijo Kate Saunders de International Campaign for
Tibet, a la agencia AFP.
En una declaración, la organización estadounidense, Human Rights Watch, urgió a
China a permitir el acceso de monitores independientes a los detenidos.
Como ya sucedió en Birmania, donde fue exterminada la "rebelión de los monjes",
la prensa internacional no ha podido entrar a Lhasa y la información es
estrictamente controlada.
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Bush y el Dalai Lama enseñando la
Medalla de Oro del Congreso en Washington, en noviembre pasado. |
Del lado de Pekín, responden que
Washington, utilizando al Dalai Lama está "desestabilizando" la región
con la finalidad de perjudicar la imagen de China y boicotear los Juegos
Olímpicos.
El recorrido de la Antorcha
Olímpica por 19 países comienza la próxima semana y también visitará Tíbet, lo
que posiblemente atraerá a manifestantes.
El secretario del Partido Comunista de Tíbet, Zhang Qingli, advirtió que la
batalla contra el movimiento del exilio tibetano es una lucha "a largo
plazo".
"Estamos en medio de una fiera batalla a sangre y fuego, una lucha de vida o
muerte con la camarilla del Dalai", dijo el miércoles en una reunión de líderes
regionales.
"Los líderes de todo el país deben comprender profundamente la dificultad,
complejidad y naturaleza de largo plazo de esta lucha", afirmó Zhang Qingli,
según informó el China Tibet News.
Por su parte, los tibetanos en el
exilio (llamados "golpistas" por el gobierno de Pekin) hablan de 100
muertos, probablemente cientos, debido a la represión no sólo en Tíbet sino en
otras regiones a las que se propagaron las protestas.
Mientras tanto, la presión internacional sobre el Gobierno chino siguió
creciendo este jueves.
El príncipe Carlos, heredero del trono de Inglaterra, anunció que se reunirá con
el Dalai Lama durante una visita de éste a Londres en mayo.
El miércoles, el primer ministro británico, Gordon Brown, ya se había declarado
dispuesto a recibir al "líder espiritual" tibetano, un anuncio que Pekín
calificó de "profundamente preocupante".
Brown precisó haber hablado por teléfono con su homólogo chino, Wen Jiabao.
"El primer ministro (chino) me dijo que estaría dispuesto a emprender un diálogo
con el Dalai Lama con dos condiciones que el Dalai Lama ya cumplió: que no apoye
la independencia total de Tíbet y que renuncie a la violencia", explicó.
También el primer ministro australiano, Kevin Rudd, que tiene previsto realizar
un viaje oficial a China en abril, pidió de nuevo este jueves moderación a
China.
Y desde París, la secretaria de Estado francesa de Derechos Humanos, Rama Yade
llamó a China a "tender la mano al Dalai Lama" y a respetar a los
tibetanos, subrayando que de no ser así, la comunidad internacional "sacará sus
consecuencias".
El primer ministro polaco, Donald
Tusk, dijo que su Gobierno estaba considerando si enviar o no una delegación a
la ceremonia al inicio de los Juegos, que se extenderán del 8 al 24 de agosto.
"Si la situación no cambia, nosotros queremos expresar nuestras críticas en
relación con lo que ocurre en China. Yo no excluyo que (faltar) a la
celebración de la inauguración de las Olimpiadas sea una forma de dejar esto en
claro", señaló Tusk.
El aspirante a la presidencia de Estados Unidos Barack Obama, por su parte, instó a su país (acusado por Pekin de promover el levantamiento) a
"defender los derechos humanos" en Tíbet tras las operaciones de seguridad
chinas.
El Gobierno de Bush ha instado a
China a mostrar "moderación", tal como lo ha hecho la Unión Europea.
En general, para los expertos,
China está preparando una operación militar a gran escala en el Tibet,
antes de que la rebelión se expanda y sea utilizada en su contra por EEUU
y la UE en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Hay una generalizada coincidencia
en que el Tibet ya se ha convertido en la "Birmania" de Pekin.