n un discurso ante la
cuadragésima cuarta Conferencia sobre la Seguridad en Múnich (sur de Alemania),
Gates intentó hacer reaccionar a la opinión pública europea insistiendo
en la importancia de los objetivos fijados para Afganistán.
Entre las razones que, a juicio de
Gates, impidieron avanzar aún más en la misión en Afganistán destacó una
falta de estrategia y coordinación de las fuerzas en el terreno -unos 50.000
efectivos de 40 naciones diferentes- y un distinto grado de solidaridad interna.
"La OTAN corre el peligro de dividirse en dos, entre los países que
hablan de la estabilidad y los que luchan por ella", indicó el secretario de
Defensa estadounidense.
"Aunque casi todos los gobiernos
comprenden la importancia de la misión en Afganistán, el apoyo de la opinión
pública europea es débil", lamentó.
Washington lleva meses intentando
convencer a sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) de que envíen más tropas a Afganistán.
"Temo que muchas personas de este
continente no comprendan forzosamente la envergadura de la amenaza directa sobre
la seguridad de Europa", añadió.
"Muchos europeos ponen en duda la
pertinencia de nuestra acción y se preguntan si esta misión vale la vida de sus
hijos. Como consecuencia, muchos de ellos quieren retirar sus tropas" de
Afganistán, y "la existencia de gobiernos de coalición frágiles dificulta la
toma de riesgos", consideró Gates.
Y ello a pesar de que "la
amenaza del extremismo islámico violento es real y no va a desaparecer",
afirmó el secretario de Defensa.
Gates recordó los atentados contra
cuatro trenes suburbanos que causaron 191 muertos en Madrid en marzo de 2004 y
los de Londres contra la red de transporte público en julio del 2005, que
dejaron 56 muertos, así como "una multitud de atentados menores en Estambul,
Amsterdam, París y Glasgow", una localidad escocesa.
Para frenar el extremismo
islámico, la OTAN debe mantenerse unida: "No podemos convertirnos en una
Alianza Atlántica a dos velocidades, con aquellos que combaten y los que no
combaten", recalcó.
Para el secretario de Estado de
EEUU, un fracaso en Afganistán sería un caldo de cultivo para los extremistas
en todo el mundo "una amenaza que muchos no valoran pero que es muy real y
está ahí".
Días después de haber criticado a
sus aliados por sus reticencias a enviar refuerzos al sur, escenario de cruentos
combates contra los talibanes, Gates prefirió mostrarse conciliador.
"Ningún país (de la Alianza) faltó
a sus obligaciones", aseguró, ante las vivas reacciones de los diputados
alemanes que asistían a este cónclave junto a cientos de responsables políticos
y expertos en defensa.
Alemania, que desplegó 3.200
efectivos en el norte de Afganistán y aceptó enviar 200 más para una fuerza de
reacción rápida en la misma zona, reiteró en Múnich no tener la intención de
desplazar sus tropas hacia el sur.
El gobierno alemán se desmarcó el
sábado de una iniciativa parlamentaria de la coalición para ampliar con mil
efectivos el contingente alemán en Afganistán, aunque no la rechazó de plano.
Por ahora Francia es el único
país europeo que parece haber hecho caso al llamamiento de Estados Unidos,
que también cuenta con la opinión favorable de Canadá.
Polonia (1.100 efectivos) se ha
negado, e Italia (2.880) y España (740) no se han pronunciado al respecto.
En Múnich, el comandante jefe de
la OTAN, el general estadounidense Bantz Craddock, resumió el domingo el punto
de vista de los militares: "No perdemos, sencillamente no ganamos bastante
rápido".
"Nos faltan hombres sobre el
terreno", insistió el general, quien estimó que se necesitan "tres batallones",
lo cual, en función de los efectivos de apoyo que serían enviados con estas
unidades, equivale a entre 1.500 y 3.000 hombres.
En año y medio, los efectivos de
la ISAF han pasado de 16.000 a 43.000 militares.
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