Estados Unidos no está preparado para un ataque hostil
de importancia contra sus vitales redes informáticas, según revelaron el jueves
agentes del Gobierno y de la industria tras participar durante dos días en un
simulacro de "ciberguerra".
IAR
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/
Reuters
El simulacro involucró a 230 representantes de agencias estatales de defensa
y de seguridad, compañías privadas y grupos civiles. Quedaron demostrados fallos
en liderazgo, planificación, comunicaciones y otros temas, señalaron los
participantes.
El ejercicio tuvo lugar casi un año después de que el presidente George W. Bush
lanzara una iniciativa de ciberseguridad que, según las autoridades, ha ayudado
a apuntalar los sistemas de defensa, pero que todavía no es suficiente.
"No existe una respuesta o un plan (previsto)", dijo Mark Gerencser,
vicepresidente ejecutivo del servicio de consultoría Booz Allen Hamilton, que
llevó a cabo el simulacro. "Realmente no hay nadie a cargo", admitió a la prensa
más tarde.
El representante demócrata James Langevin, de Rhode Island, quien preside la
subcomisión de seguridad interior sobre ciberseguridad, declaró: "estamos muy
detrás de donde necesitamos estar ahora".
Las serias consecuencias del éxito de un ataque podrían incluir el fallo de
los sistemas financieros o del sistema nacional de electricidad, comentó
Langevin. "Esto es equivalente en mi mente a antes del 11 de septiembre (de
2001)", agregó.
Miles de millones en seguridad
Entre los ejemplos de moderna guerra cibernética, los responsables
estadounidenses citaron los ataques realizados por simpatizantes rusos en
Estonia y Georgia, y dijeron que empresas estadounidenses y oficinas de Gobierno
se han enfrentado a intromisiones y ataques.
El Gobierno y la industria tendrán que gastar miles de millones de dólares
para mejorar la seguridad, según el representante Dutch Ruppersberger, de
Maryland, jefe de la subcomisión de inteligencia sobre tecnología.
El juego de guerra simuló un drástico aumento en los ataques a ordenadores en
un período de vulnerabilidad económica y exigió que los participantes
encontraran maneras de paliar los ataques, utilizando conocimiento de la vida
real sobre tácticas y procedimientos de sus lugares de trabajo.
Este fue el mayor ejercicio de este tipo en cuanto a representación entre
agencias de Gobierno y sectores industriales, de acuerdo a los agentes.
El secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, dirigiéndose a los
participantes al finalizar el ejercicio, predijo que los ciberataques se
convertirán en un arma rutinaria de guerra para debilitar los sistemas de mando
del adversario, antes de un atentado tradicional. Esto se suma a las amenazas
que suponen los ataques criminales o terroristas.
La ley internacional y doctrinas militares deben ser actualizadas para
enfrentarse a los ataques a sistemas informáticos, señaló Chertoff.
"Sabemos que si alguien nos dispara misiles, obtendrán algún tipo de
respuesta. ¿Qué pasa si sucede por Internet?, preguntó el
secretario.
Chertoff y Gerencser expresaron cautela sobre las sugerencias realizadas a
principios de mes que pedían el nombramiento de un "zar de la ciberseguridad" de
la Casa Blanca para supervisar los esfuerzos en este sentido. Sin embargo,
Ruppersberger no estuvo de acuerdo, y consideró que se necesitaba una persona
para hacerse cargo de la cuestión.
Ruppersberger añadió que la gente cercana al equipo de transición de
Barack Obama le han convencido de que el presidente electo es consciente de
la importancia de reforzar la ciberseguridad.