Un autor anónimo que se presenta en China Daily (19/09/09) como
“director del Centro de Estudios de Seguridad Económica de los Institutos Chinos
de Relaciones Internacionales Contemporáneas” comenta que “desafortunadamente
las medidas de emergencia de EU, la Unión Europea (UE) y Japón alivian
temporalmente (sic) la tensión en los mercados financieros” y expone las
“reservas agotadas (¡súper sic!) del Tesoro de EU”, así como el “efecto dominó”
de las quiebras.
Stephen Roach, jefe en Asia de la atribulada Morgan Stanley, realiza la
“anatomía de la pulverización”. Por cierto, Roach fue uno de los principales
previsores de las graves fallas de la Reserva Federal en la fase terminal del
hoy universalmente vilipendiado Alan Greenspan, pero luego se equivocó
rotundamente al darle demasiado crédito a las medidas preventivas de Ben
Shalon Bernanke.
Desde su radar inigualable, tanto en Asia como en su atribulado banco (del
que acaba de adquirir 20 por ciento el grupo financiero japonés Mitsubishi UFJ),
aborda la próxima secuencia financiera y sus repercusiones económicas. Afirma
que el crecimiento del PIB global, que promedió 5 por ciento de 2004 hasta 2007,
se encamina a 3.5 por ciento que juzga “alejado del desastre”.
Aquí exhibe su primera contradicción cuando considera que el sistema
financiero de EU “se encuentra fuera de control”. ¿Cómo puede un sistema
descontrolado e incontrolable encontrarse “alejado del desastre”? No estamos
incitando al desastre, pero es pertinente tener en el radar mental tal escenario
indeseable, aunque sea como remota posibilidad.
Lo interesante de la secuencia de Stephen Roach, desde su perspectiva
indomable sobre la vigencia de la globalización, es que marca el piso de los
sucesos por venir en “tres fases distintas del proceso de ajuste”, en la
interacción “entre los mercados financieros y la economía real”.
Su primera fase desmenuza la crisis crediticia: considera que el proceso de
deglución de la mala deuda anda avanzado en 65 por ciento, lo que nos parece
demasiado hiperoptimista, cuando lo peor está por ocurrir. Es probable que el
sesgo de su análisis financiero provenga de su cargo.
Su segunda fase diagnostica la economía
estadounidense: aduce correctamente
que el “evento mayúsculo es la capitulación (sic) de los consumidores de EU”,
sobrendeudados y cortos de ingresos, que habían llevado el frenesí consumista a
72 por ciento de su PIB. Considera que los ajustes en la economía de EU van
apenas en 20 por ciento.
La tercera fase versa sobre la economía global y sus vínculos con EU: la
manufactura de China y Japón ha empezado a reducir sus embarcaciones a EU, cuyas
reverberaciones han golpeado a la UE. Recuerda que las exportaciones asiáticas,
45 por ciento del PIB regional en 2007, redundaron en su acelerado crecimiento
que se volvió dependiente de la demanda externa en la que el consumidor de EU
era el rey. Después de dos años de un crecimiento a 12 por ciento del PIB, China
se desaceleró a 10.1 por ciento en el segundo trimestre de este año, mientras se
han debilitado las economías de Japón y Europa que “representan colectivamente
30 por ciento del total de las exportaciones de China”.
Vaticina para el año entrante otra caída del PIB chino a 8 por ciento. Como
se nota, Stephen Roach es más realista en economía que en finanzas y la caída de
4 por ciento del PIB chino en un lapso de dos años afectará notablemente la
demanda del mercado de las materias primas (aunque no necesariamente su
cotización, debido al desplome del dólar).
Juzga que la economía de Japón es todavía “más precaria”, ya que su economía
se ha estancado a 2 por ciento en los años recientes, lo que hace probable una
recaída en recesión. Se desprende que China exhibe un “inmenso colchón”, pese a
todo.
Stephen Roach no pierde su entusiasmo por la globalización a la que señala
como la causal del auge global, en particular el asiático de 2002 a la mitad de
2007. Nada más que ahora la “conectividad” está golpeando en la cabeza asiática.
Llama la atención el común denominador de la disminución de 2 por ciento del
crecimiento global que Roach aplica indistintamente en los cuatro principales
motores de la economía mundial (EU, UE, China y Japón) y ni siquiera se toma la
molestia de escudriñar a los otros tres gigantes del BRIC, es decir, a Brasil,
Rusia e India, ya no se diga a la despreciada Latinoamérica, a la que, por
cierto, la Cepal vaticina un crecimiento de 6 por ciento, con la notable
excepción de la mediocridad del “México calderonista” en plena degradación. ¿Y
qué tal si el PIB global, al contrario del diagnóstico sesgado de Stephen Roach,
disminuye mucho más, abajo del umbral de 3 por ciento que el Fondo Monetario
Internacional define como “recesión global”, cuando el tsunami
financiero apenas se encuentra en su fase preliminar?
Mientras el locuaz Jaques Attali, ex director del Banco Europeo de
Reconstrucción y Desarrollo, augura una guerra inevitable como reajuste
geopolítico a las turbulencia financieras globales, existen otros analistas a
quienes por lo menos habría que tomarse la molestia de escuchar, por más
sombrías que fuesen sus conclusiones.
John Taylor, presidente de la empresa neoyorquina International Foreign
Exchange Concepts, la mayor firma de hedge-funds (fondos de cobertura
de riesgos) de divisas del mundo, pronostica que el rescate colosal del gobierno
bushiano “aplastará la cotización del dólar” (Yvette Essen, The Daily
Telegraph, 21/09/08), escenario al que se adhiere Tim Bond, de Barclays
Capital, quien vislumbra el “riesgo de una mayor inflación” (The Times,
21/09/08).
Después de exponer la transferencia de riqueza al BRIC y a las
petromonarquías (nota: la tesis de Bajo la Lupa), Roger Cohen aborda el
“despellejamiento (sic) de EU” y reporta una charla con el representante Barney
Frank, jefe del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes,
quien confiesa que EU cesó de ser “el poder mundial dominante” (IHT,
21/09/08). ¡Como si no lo supiéramos!
Liam Halligan, jefe de los economistas de la londinense Prosperity Capital
Management, considera que la inundación de liquidez por el gobierno bushiano no
ha tenido efecto en las “tasas interbancarias de largo plazo que han permanecido
neciamente (sic) altas”, lo que en su conjunto puede desembocar en el
“incumplimiento de pagos” (¡súper sic!) de EU, lo que ha cesado de ser un
escenario “impensable” (The Daily Telegraph, 21/09/08). ¿Quién va a
rescatar ahora a la Reserva Federal y a la Secretaría del Tesoro de EU?.