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Dos soldados estadounidenses entran en un edificio durante la operación que se
desarrolla estos días en la ciudad de Mosul (norte de Irak). (Foto Reuters)
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La sostenida mejoría de la
situación militar en Irak siembra dudas sobre el efecto del conflicto en la
campaña electoral para la presidencia.
Por Antonio Caño - El País,
España
Moveon.org, el más poderoso grupo de apoyo a la causa demócrata, acaba de poner
en circulación un nuevo anuncio sobre Irak en el que una mujer con un niño en
sus brazos advierte a John McCain que no se le ocurra contar con su pequeño para
continuar con la guerra por 100 años más. El objetivo principal de esta campaña
no es, en realidad, denunciar al candidato republicano, que nunca ha hecho
semejante pronóstico, sino mantener dramáticamente de actualidad un conflicto
que ya no merece la atención preferente de los medios de comunicación y del que
empieza a asentarse una visión mucho más positiva.
Desde hace meses, en Estados Unidos se lee y se oye menos sobre Irak, y lo que
se ve o se oye son, por lo general, buenas noticias. Los principales noticieros
diarios de las tres grandes cadenas han emitido en los seis primeros meses de
este año, según un estudio de una firma especializada, 181 minutos de noticias
relacionadas con Irak, comparado con los 1.157 que destinaron a esa cobertura a
lo largo de todo el año anterior. CBS ha decidido eliminar el cargo de
corresponsal permanente en Bagdad y mantener allí tan sólo un productor.
"La violencia por sí sola ya no es noticia en Irak", reconoce la corresponsal de
Fox, Anita McNaught. La semana pasada, cuando una bomba acabó con la vida de 51
personas en un mercado de Bagdad, sólo una de las grandes cadenas lo mencionó
brevemente en su principal informativo.
Si Irak está hoy en las noticias es, fundamentalmente, para dar testimonio de
los progresos conseguidos en el último año. El diario The New York Times
publicaba el pasado sábado en primera página: "La violencia en todo Irak está en
su nivel más bajo desde marzo de 2004. Las dos principales ciudades, Bagdad y
Basora, viven una calma desconocida desde hace años. La tercera, Mosul, está
siendo objeto de una fuerte operación de seguridad. El Ejército iraquí retomó
sin resistencia la ciudad de Amara, antes bajo control de las milicias chiíes.
Existe la impresión de que el primer ministro, Nuri al Maliki, tiene más energía
que ninguno de sus antecesores".
"Irak es hoy un lugar de punta a cabo mucho mejor que hace un año", aseguró el
lunes el presidente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas
norteamericanas, almirante Mike Muller, al presentar un informe del Pentágono
que daba cuenta de la notable disminución de la violencia y los progresos
obtenidos en todos los frentes desde que en 2007 comenzó una nueva estrategia
conducida por el general David Petraeus.
Esos progresos han sido corroborados por observadores independientes. Un estudio
elaborado por analistas de Brookings Institution en Washington anotaba en mayo
pasado la cifra de 550 civiles iraquíes muertos, en comparación con los 2.600
que perdieron la vida el año pasado.
Esa misma fuente señala la muerte de 19 soldados norteamericanos en mayo, por
126 hace un año -ya mueren más estadounidenses en Afganistán que en Irak-, y
confirma avances notables, tanto de orden político como económico. El número de
líderes suníes colaborando con EE UU, por ejemplo, se ha multiplicado por cuatro
y la producción de petróleo ha aumentado en medio millón de barriles por día.
Esta nueva situación podría tener consecuencias en una campaña electoral en la
que el candidato republicano es un firme partidario de continuar la presencia
militar en el país árabe, y el candidato demócrata Barack Obama propone una
retirada escalonada pero total.
Por el momento, el efecto es tenue y se aprecia más en las columnas de los
periódicos que en las encuestas. Los norteamericanos parecen, por ahora, seguir
deseando la retirada, a pesar de la oleada de buenas noticias. Un 63% de la
población sigue considerando hoy que no merece la pena seguir en Irak, según una
encuesta reciente de ABC-The Washington Post, apenas un 1% menos que el pasado
mes de abril.
"La guerra es un asunto cerrado desde comienzos de 2007", opina el articulista
Frank Rich. "No importa lo que pase en Irak, no importa lo que diga cualquiera
de los lados implicados en este debate, una mayoría de los norteamericanos
considera que esta guerra ha sido un error y quiere que nos retiremos".
Para la campaña demócrata, no obstante, esta nueva visión sobre Irak es motivo
de preocupación. Encuestas recientes demuestran que una mayoría de votantes
independientes creen que McCain está mejor capacitado para manejar el problema
de Irak. Obama se ha visto a la defensiva cuando su rival le ha invitado
públicamente a viajar a Irak para comprobar por sí mismo los éxitos obtenidos.
Finalmente, tendrá que viajar, pero se estudia el momento más oportuno para
obtener efectos positivos de esa visita.
Inquieta en la campaña demócrata, no sólo el hecho de que la menor presencia de
Irak en los medios de comunicación reste presión sobre McCain, sino que, de
repente, algunos votantes empiecen a mirar de otra manera a George Bush y a ver
con menos recelo una nueva Administración republicana.
"Los más honestos entre los enemigos de la estrategia en Irak tendrán que
reconocer que Bush, al que se supone tonto, ha hecho esto bien", escribía el
martes David Brooks en The Washington Post.
En todo caso, es muy pronto aún para que nadie pueda situar a Irak en el campo
de sus logros o de sus méritos electorales. El propio informe del Pentágono
presentado el lunes recordaba que los progresos hechos en ese país eran
"frágiles y todavía coyunturales". Y, en lo que respecta a los aspectos
políticos, no se vislumbra aún la nación estable y democrática que se prometió
durante la invasión y que permitiría el regreso triunfal de las tropas. Un
informe presentado esta semana en el Congreso por la Oficina de Control al
Gobierno destaca que la Administración resalta ciertas cifras pero oculta otras,
como el número de iraquíes con acceso a energía eléctrica o el dinero invertido
en la reconstrucción, que contribuyen a un panorama mucho más sombrío.
"Irak continúa siendo un desconcierto y, para ser honestos, da la impresión de
que lo será perpetuamente", afirma el general retirado Nathan Freier, del Centro
de Estudios Estratégicos Internacionales, en Washington.
Ya es un hecho que la presencia militar en Irak continuará más o menos al nivel
actual -150.000 soldados- cuando los norteamericanos acudan a las urnas el
próximo 4 de noviembre. Es posible también que, salvo sucesos sorpresivos pero
no sorprendentes, el proceso de estabilización continúe lentamente. Queda por
ver si para entonces los votantes ven la botella medio llena o medio vacía.
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