Con su triunfo en Osetia del Sur y la ocupación de Gori (Georgia), Rusia ha
puesto en jaque al estratégico oleoducto BTC (ver Bajo la Lupa, 10/8/08) que
abastece a Europa con los hidrocarburos del mar Caspio.
Por Alfredo Jalife-Rahme - La Jornada,
México
Rusia juega magistralmente al ajedrez por el control del gas global, mientras
en el “México” neoliberal los despilfarradores de lo ajeno –Fox y la pareja
entreguista Calderón-Mouriño, coludidos con la dupla devaluatoria y
devaluada Salinas-Zedillo, acoplados a la tripleta nihilista de
Beltrones-Labastida-Gamboa– regalaron prácticamente la cuarta parte del gas a
las empresas de España, que paradójicamente no poseen hidrocarburos.
Con su triunfo en Osetia del Sur y la ocupación de Gori (Georgia), Rusia ha
puesto en jaque al estratégico oleoducto BTC (ver Bajo la Lupa, 10/8/08) que
abastece a Europa con los hidrocarburos del mar Caspio.
Nueve días antes de la demencial invasión de Georgia a Osetia del Sur –que
llevó a las fulminantes represalias de Rusia–, M K Bhadrakumar (MKB), anterior
diplomático indio con profundo conocimiento geopolítico del Cáucaso y Asia
Central, había notificado el control por Rusia del gas de Turkmenistán y, quizá,
del “mundo” (Asia Times, 30/7/08).
El giro es dramático en el contexto del “gran juego” sobre la geopolítica de
la seguridad energética del mar Caspio que nunca había ocurrido: “EU ha sufrido
una inmensa derrota en la carrera por el gas del Caspio”.
Gazprom, principal gasera del mundo, concretó dos acuerdos mayúsculos con
Turkmenistán: controlará las exportaciones de gas, y financiará y construirá sus
instalaciones de transporte. Se trata de una decisión geoestratégica de Rusia en
materia gasera, a juicio de MKB. El Kremlin no piensa realizar negocios
revendiendo el gas de Turkmenistán, una potencia gasera centroasiática que
colinda con la parte oriental del mar Caspio, que obtiene suculentos ingresos.
Ahora Gazprom “tendrá que conceder términos similares a Kazajstán y Uzbekistán,
las otras dos potencias gaseras en Asia Central. Es mucho más que dinero: “una
gran estrategia del Kremlin”.
China Daily, citado por MKB, constata un “giro de la política
energética de Rusia” que “podría voltear sus ojos de los países occidentales a
la región de Asia-Pacífico”. El rotativo gubernamental chino aduce en tono
olímpico la colindancia geográfica y la sinergia sino-rusa “bajo un paraguas
seguro (¡súper sic!)” cuando sus “relaciones se encuentran en el mejor momento”.
En fechas recientes, China había firmado un relevante acuerdo con
Turkmenistán para obtener 30 mil millones de metros cúbicos de gas cada año
durante un periodo de 30 años. Al unísono, China ha dado inicio a la
construcción de un gasoducto que conectará a Turkmenistán con la provincia china
de Xinjiang.
Como si todo estuviese perfectamente sincronizado, los acuerdos firmados en
Ashkabat (la capital turkmena) con Rusia “colocan a Gazprom en el asiento
conductor para manejar todas (sic) las exportaciones de gas de Turkmenistán,
incluidas las dirigidas a China”, comenta MKB, quien agrega que “Moscú estará
atento en asegurar que los intereses de Rusia y China sean armonizados en Asia
Central”.
MKB destaca que el gigante Gazprom ha adquirido una “nueva estatura” como “el
único comprador del gas turkmeno lo que refuerza las manos de Rusia en poner el
precio en el mercado del gas (y del petróleo) del mundo”.
Quizá suene un tanto exagerado que Rusia sola determine el precio en el
mercado de los hidrocarburos. En el mundo del gas, un mercado más oligopólico
que el del petróleo, sin duda el peso de Rusia es determinante, pero existen
otros actores nada despreciables como Irán, Qatar, Argelia y Libia.
De allí la idea de concretar el famoso cartel del gas, similar a la
OPEP (idea que propusimos, dicho sea con humildad de rigor, en nuestro libro
Los once frentes antes y después del 11 de septiembre: una guerra
multidimensional, Ed. Cadmo & Europa, 2003) y que valoró el flamante
presidente Medvedev durante la reciente visita del presidente venezolano Hugo
Chávez a Moscú.
El rotativo ruso Nezavisimaya Gazeta (citado por MKB) consideró “muy
tentadora” la idea de implantar el cartel del gas con el fin de
coordinar su producción y su política de precios”, que impondría el “balance
global del gas”. El gas todavía no alcanza los vuelos del petróleo, pero no se
encuentra nada lejano el día que desplace al petróleo por ser más barato y menos
contaminante. EU y la Unión Europea (UE) han manifestado estruendosamente su
oposición a un cartel del gas.
En fechas recientes, se han notado fisuras notables en la política gasera de
la UE: la compra de gas iraní por Austria en medio de la alharaca de las
sanciones que desea imponer el régimen torturador bushiano al régimen de los
ayatolas, sin contar el acuerdo que concretó Suiza (que no es miembro de la UE)
con Irán.
MKB exulta y exalta el acuerdo de Rusia con Turkmenistán, lo que consolida su
“control sobre las exportaciones gaseras de Asia Central” y que ha ido tan lejos
hasta desear adquirir la producción gasera de Azerbaiyán (aliado de EU, Gran
Bretaña e Israel) “a precios europeos”, es decir, muy elevados. Se trata de
sacar a Azerbayán de la órbita israelí-anglosajona.
A juicio de MKB, las “implicaciones totales de los movimientos rusos son muy
serias para la campaña de EU y la UE de poner en marcha el proyecto del
gasoducto NABUCCO”, que va desde Turquía hasta Austria, pasando por Bulgaria,
Rumania y Hungría, y que colecta el gas de Turkmenistán y Azerbaiyán mediante un
gasoducto que atraviesa el mar Caspio para luego vincularse al célebre oleoducto
BTC (ver Bajo la Lupa, 10/8/08).
Después de la guerra de Rusia y Georgia (aliada a EU, Gran Bretaña e Israel)
por el alma del Cáucaso, ¿dónde quedarán el oleoducto BTC y el proyecto NABUCCO?
¿Por cuánto tiempo podrá el régimen torturador bushiano mantener a Irán fuera
del mercado gasero mundial?
Con el control del gas turkmeno por Rusia, el proyecto NABUCCO ha quedado en
el aire y dependerá del abastecimiento de Irán: idea en la que trabaja la
mediación de Turquía, que busca un acuerdo de EU y la UE con el régimen de los
ayatolas, hasta hace poco impensable, pero nada improbable. Es evidente que EU y
la UE intentarán amarrar las navajas entre Rusia e Irán, primera y segunda
potencias gaseras del planeta respectivamente.
MKB concluye que mientras se perfila el cartel del gas, “Rusia se ha
colocado en la posición para influir el precio del gas en el mercado global”,
cuyas “implicaciones geopolíticas para EU serán profundas”.
Mientras adviene el fin del gas barato, Rusia se ha posicionado como el
primer abastecedor de gas a Europa. Si la dupla anglosajona controló el petróleo
durante el siglo XX, la primera mitad del siglo XXI podrá ser el periodo del
dominio del gas global por Rusia.