Paulatinamente, los planes de Estados
Unidos de extender a Europa su programa nacional de defensa antimisil (DAM)
adquieren formas reales y concretas.
Por Iliá Krámnik -
RIA Novosti
Un paso importante se dio el pasado 8 de julio con la firma de un tratado
bilateral que permitirá al Pentágono emplazar una estación de radar en el
territorio de la República Checa.
A pesar de las discrepancias, Polonia y EEUU continúan negociando las
condiciones para desplegar en territorio polaco una base de misiles
interceptores estadounidense, pieza clave de la DAM en Europa, y esto obliga a
reflexionar de nuevo sobre la amenaza que supone ese sistema para la seguridad
de Rusia.
En torno a la DAM estadounidense en Europa se han dicho y escrito muchas
cosas e incluso ya circulan ciertos mitos.
El más reciente de ellos supone que los silos que se emplazarán en Polonia no
alojarán cohetes interceptores como estaba previsto, sino misiles balísticos de
alcance intermedio.
En caso de ser lanzados desde Polonia, esos misiles en pocos minutos podrían
destruir objetivos vitales en Moscú bloqueando el control operativo de las
Fuerzas Armadas de Rusia. Si esto fuera verdad, se trataría de una de las
amenazas más graves que penden sobre los rusos, pero afortunadamente, semejante
variante no puede ocurrir por el momento.
Con menos fantasía que la hipótesis anterior, la versión oficial
estadounidense afirma que la DAM en Europa está destinado a la defensa de
Estados Unidos y países aliados de probables ataques con misiles lanzados por
países hostiles como Irán o Corea del Norte.
Por razones que en Rusia cuesta comprender, la zona donde se instalará el
sistema DAM en Europa no es la más óptima para interceptar los hipotéticos
misiles iraníes o norcoreanos, pero en cambio, es particularmente cómoda para
abatir cohetes disparados desde el territorio ruso.
Expertos militares rusos y extranjeros coinciden en afirmar que en su
configuración actual, e incluso después del emplazamiento de las instalaciones
en Polonia y la República Checa, la DAM estadounidense no representa una amenaza
grave para el arsenal estratégico nuclear ruso.
¿Cuál serán entonces las causas de la nerviosa reacción de políticos y
militares rusos en cuanto a la construcción de la DAM en Europa?
El nerviosismo de Moscú aparece al momento de reflexionar sobre los cambios
que se han producido en conceptos geopolíticos clave como "primer ataque
nuclear", el reciente Tratado sobre la Reducción de los Potenciales Nucleares
Ofensivos y el desarrollo que puede tener la DAM a nivel global.
La prohibición de crear sistemas globales de defensa antimisiles establecido
en el Tratado ABM (Anti-Ballistic Missile Treaty) suscrito por la Unión
Soviética y EEUU en 1972 descartaba de plano los ataques nucleares porque
automáticamente ponía en marcha la denominada "Destrucción Mutua Asegurada"
(Mutual Assured Destruction, MAD, según las siglas en inglés).
En el caso de que alguna de las dos potencias decidiera atacar con misiles
balísticos, el potencial de ojivas nucleares que quedaban después del primer
ataque era más que suficiente para responder a la agresión y ocasionar al
atacante lo que los militares definieron como "pérdidas inadmisibles".
En el lenguaje corriente, esas "pérdidas inadmisibles" significan la
destrucción de las principales ciudades, la aniquilación de la mayoría de sus
habitantes y otras consecuencias globales como el denominado "invierno nuclear",
inicio de otras calamidades en cadena que podían conducir al fin de la
civilización.
Ahora, las cosas han cambiado, EEUU de forma unilateral abandonó el tratado
ABM en 2001 (precisamente para desarrollar la DAM) y las potencias nucleares han
suscritos tratados de desarme encaminados a reducir los arsenales nucleares
estratégicos.
La modernización del armamento nuclear ha permitido aumentar la precisión de
impacto de los misiles y reducir su potencial de destrucción, de tal manera que
las armas nucleares estratégicas paulatinamente se aproximan al "umbral de
posible aplicación".
Es decir, cuando un conflicto nuclear entre Rusia y EEUU no ocasionará el fin
inevitable de la civilización.
Esta situación es posible si la cantidad de ojivas disponibles para responder
a una agresión nuclear queda por debajo del límite que permita conferir al
agresor las mencionadas "pérdidas inadmisibles".
Y el sistema DAM estadounidense reduce drásticamente ese límite.
En el caso del despliegue completo de la DAM en sus tres componentes,
terrestre, marina y aéreo-orbital, por primera vez desde la década de los años
50 del siglo pasado, EEUU tendrá la posibilidad potencial de emprender un ataque
nuclear contra Rusia sin preocuparse del ataque de represalia.
Actualmente, el sistema DAM estadounidense está integrado de los siguientes
elementos: cuatro radares de alerta temprana localizados en las islas Aleutianas
(al sudeste de Alaska), California, Gran Bretaña y Groenlandia, además de otro
radar de emplazamiento marino en la región de Alaska y un radar de avanzada en
Japón.
Para la intercepción de misiles, la DAM dispone de 16 misiles interceptores
GBI (Ground Based Interceptors) emplazados en las bases Ft. Greely, en Alaska y
Vandenberg en California.
Y también 18 misiles SM-3 emplazados en cruceros y destructores
acondicionados con sistema integrado de guía de misiles AEGIS de la Marina de
Guerra estadounidense.
De acuerdo a los planes del Pentágono, en 2013 comenzará a funcionar la
estación de radar en la República Checa y aumentará a 54 los misiles GBI, 44
dislocados en territorio estadounidense y 10 en Polonia.
Para esa fecha también está previsto el despliegue de cuatro sistemas de
defensa antimisil THAAD (Terminal High Altitude Area Defensa) en capacidad de
abatir misiles en la fase final de su trayectoria (capas altas de la atmósfera)
y se aumentará considerablemente la cantidad de misiles SM-3 de emplazamiento
marino.
Para el próximo decenio, la DAM estará integrado a una flotilla de satélites
modernos para detectar el lanzamiento de misiles y también a un sistema de
vigilancia aérea con aviones acondicionados con armamento de última generación a
partir de tecnología láser.
El despliegue de la DAM con esas características, alterará de forma evidente
la paridad nuclear estratégica en detrimento de Rusia.
Para compensar ese desequilibrio, Moscú deberá incrementar su potencial
nuclear estratégico y reanudar otra carrera armamentista en condiciones más
complicadas que las que había en tiempos cuando existía la URSS.
Ahora, Rusia tiene limitaciones para incrementar su potencial nuclear
estratégico porque ha suscrito tratados internacionales que por el momento no
puede denunciar. Por ejemplo el tratado soviético-estadounidense sobre la
reducción de armas estratégicas START-1 que demás de reducir hasta 6.000 las
ojivas nucleares que pueden poseer ambas partes, impuso restricciones a las
zonas de dislocación de los sistemas de misiles balísticos de emplazamiento
móvil.
Además, el Tratado sobre la Reducción de Potenciales Estratégicos Ofensivos
suscrito por Rusia y EEUU en 2002 y que limita hasta 1.700 y 2.200 las ojivas
nucleares que podrán poseer ambas potencias a partir de 2012.
Ese tope al número de ojivas automáticamente condiciona una reducción de los
portadores (misiles o bombarderos estratégicos) a 400 y 500 unidades.
En condiciones de despliegue completo de la DAM, esa cantidad de portadores
puede ser insuficiente para ocasionar "pérdidas inadmisibles" en el caso de
respuesta a una agresión nuclear.
La perspectiva de la DAM estadounidense preocupa a Moscú porque las
respuestas concretas para neutralizar sus efectos, supone la solución urgente
de problemas de orden interno muy complicados.
Como la situación de la industria militar de cohetes de Rusia todavía
resentida tras la desaparición de la URSS (algunas de las empresas quedaron en
Ucrania), otras fueron liquidadas, y esto redujo la capacidad de producción del
sector.
La situación en el sector mejora con mucha lentitud y según previsiones
oficiales, a partir del presente año las empresas rusas por primera vez
producirán diez misiles balísticos intercontinentales Tópol-M al año.
Pero persisten los problemas técnicos para el desarrollo de los nuevos
misiles Bulava (SS-NX-30 según la clasificación de la OTAN) para submarinos de
IV generación proyecto 955 clase Borey, y también hay no pocos tropiezos en la
modernización de los misiles balísticos RSM-54 Sineva (SS-N-23 Skiff, según la
OTAN) también para submarinos nucleares.
¿Y que se puede hacer en las presentes condiciones?
Una solución posible podría ser el despliegue de una DAM rusa en capacidad de
atenuar los efectos de un ataque imprevisto contra nuestro arsenal estratégico
nuclear.
Ante la imposibilidad de que ese escudo tenga cobertura nacional, es posible
y necesaria la creación de DAM locales y fiables sobre las zonas donde está
concentrado nuestro arsenal estratégico nuclear.
Para realizar estos planes se puede partir del escudo antimisil que
actualmente protege Moscú con cohetes A-135 y los nuevos sistemas de defensa
aérea S-400 Triunf (SA-21 Growler, según la OTAN) cuyo desplazamiento comenzó el
año pasado.
Cabe recordar que por sus características operacionales el sistema S-400 es
superior al análogo estadounidense THAAD que todavía se encuentra en fase de
desarrollo.
Entre el paquete de medidas adicionales para afrontar el despliegue de la DAM
estadounidense es importante destacar la modernización de los misiles rusos para
superar el escudo estadounidense mediante ojivas de velocidades ultrasónicas de
guiado autónomo, sistemas de ojivas falsas y sistemas de interferencia para
confundir radares y misiles interceptores.
Para Rusia la realización de todas
estas variantes supondrá grandes esfuerzos y el gasto de ingentes recursos.
Posiblemente ese sea el precio que deberá pagar tras la derrota sufrida en la
"Guerra Fría".