La mitad de las diez crisis humanitarias mundiales se encuentran en África, como
siempre el continente más golpeado por las guerras, las enfermedades y la falta
de recursos, según revela el último informe de la ONG Médicos Sin Fronteras
(MSF), que también resalta el riesgo bajo el que trabajan los cooperantes.
IAR
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/
Reuters
Los desplazamientos masivos de
civiles, la violencia y las necesidades médicas no cubiertas en la República
Democrática del Congo (RDC), Somalia, Irak, Sudán y Pakistán, así como la falta
de atención sanitaria en Birmania y Zimbabue son algunas de las emergencias
médicas y humanitarias más apremiantes del mundo.
En su lista anual de las diez crisis humanitarias, la ONG subraya también las
grandes dificultades a las que se enfrenta la población afectada por los
conflictos. La falta de una atención global al crecimiento de los enfermos de
sida con tuberculosis y las necesidades críticas en la prevención y tratamiento
de la malnutrición infantil, ésta última causa de la muerte de hasta cinco
millones de niños al año, son también dos crisis humanitarias incluidas en
la lista de MSF.
"Trabajando en primera línea de las zonas de crisis en todo el mundo, los
equipos médicos de MSF son testigos de primera mano de las consecuencias
sanitarias y psicológicas a las que se enfrenta la gente que soporta la extrema
violencia, el desplazamiento y las enfermedades y necesidades médicas no
atendidas", explica el presidente del Consejo Internacional de la ONG,
Christophe Fournier.
En este sentido, advierte de que "en algunos lugares es extremadamente difícil
para las organizaciones humanitarias el acceso a las poblaciones que requieren
ayuda", pero allí donde la ONG pueda proporcionar asistencia, Fournier indicó
que tienen la "especial responsabilidad de hablar del sufrimiento intolerable y
fijar la atención en las necesidades humanitarias básicas, necesidades que a
menudo son en gran parte ignoradas".
Muchos de los países incluidos en la lista de este año de MSF ilustran el poco
espacio con el que cuentan para actuar las organizaciones humanitarias, lo que
hace "extremadamente difícil" repartir la ayuda a los más vulnerables.
Riesgo para los cooperantes
En los últimos años se ha incrementado enormemente el riesgo para los
cooperantes, quienes tienen que trabajar bajo un mayor riesgo y en general en
ambientes más peligrosos. Estas circunstancias se presentan sobre todo en
conflictos altamente politizados como Somalia, Pakistán, Sudán e Irak,
países en los que MSF, a pesar de su neutralidad, ve limitada su actividad para
atender directamente las necesidades sanitarias de la población.
Por ejemplo, el recrudecimiento de los enfrentamientos en Somalia, donde los
cooperantes también sufren ataques directos y amenazas, ha supuesto un recorte
de la actividad de Médicos Sin Fronteras en 2008, incluida la retirada de su
personal extranjero. Todo ello, consecuentemente, ha contribuido a reducir de
forma significativa la calidad de la asistencia a una población muy necesitada.
Mientras, en Pakistán cientos de miles de personas han tenido que huir de sus
hogares por los ataques aéreos y bombardeos llevados a cabo tanto por las
fuerzas gubernamentales y estadounidenses como insurgentes en el noroeste del
país, cerca de la frontera con Afganistán, indica el informe.
Después de que los trabajadores humanitarios que operan en este país fueran
amenazados, atacados y algunos secuestrados, Médicos Sin Fronteras restringió el
número de su personal extranjero en los proyectos en Pakistán.
MSF también pone de manifiesto en su informe la grave crisis de desplazados
que han originado los conflictos armados en RDC y Sudán, cuya población se
ve obligada a vivir huyendo y, por lo tanto, no tiene fácil acceso a la salud,
alimentos, agua potable y refugio. Estos civiles son a menudo también víctimas
de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados.
En Irak, Médicos Sin Fronteras tuvo que abandonar en 2004 las regiones más
afectadas por la violencia, pero la reciente moderación de los ataques han
presentado nuevas oportunidades para que los cooperantes puedan facilitar
asistencia médica directa. Aunque con mucha precaución, MSF reanudó este año
varios proyectos en Irak.
No obstante, la organización hace hincapié en que cuatro millones de personas
se han visto obligadas a huir por la guerra. Dos millones están desplazadas
en su propio país y aunque la violencia ha decaído, los atentados y la violencia
confesional no desaparece.
Sanidad
En otros sitios como Birmania y Zimbabue, países en los que los respectivos
gobiernos han "fracasado" en proporcionar la asistencia sanitaria necesaria o se
muestran reticentes a la intervención de ONG, las organizaciones humanitarias
ven muy limitado su trabajo o tienen que hacer frente en solitario a crisis
sanitarias.
En Birmania, Médicos Sin Fronteras es el principal proveedor de tratamiento
contra el sida. En este país asiático cientos de miles de personas "mueren
innecesariamente debido a una falta grave de tratamiento contra el VIH/Sida
mientras el Gobierno hace muy poco para ayudar a su propia gente", señala la
ONG.
Además de los altos índices de casos de sida en Zimbabue, que ha hecho descender
la esperanza de vida a 34 años, se ha registrado en los últimos meses un
mortífero brote de cólera que ya ha causado la muerte de más de 1.000 personas,
mientras que se teme que decenas de miles están enfermas.
Miles han huido a Sudáfrica para escapar de todas estas enfermedades, que se han
extendido por todo el país por la alta inflación, que ha empobrecido a la
mayoría de la población, y al deterioro de los servicios sanitarios, que son
incapaces de atender a todos los afectados.
La aparición de tuberculosis en personas infectadas con el virus del sida
continúa aumentando en todo el mundo. La gente con VIH/Sida tienen 50 veces más
probabilidades de contraer tuberculosis y aproximadamente un tercio de los que
tienen sida también padecen tuberculosis.
Malnutrición
Por otro lado, numerosos gobiernos también ignoran la crisis de malnutrición
infantil. En Níger, por ejemplo, el Ejecutivo obligó este año al cese del
programa de nutrición de MSF en la región de Maradi, donde decenas de miles de
niños sufren malnutrición aguda.
Como resultado de esta medida, MSF alerta de que estos menores no han recibido
un tratamiento efectivo y el cese del programa se produjo en un momento en que
los esfuerzos para luchar contra la malnutrición en todo el mundo son más
necesarios que nunca.
Para Médicos Sin Fronteras, "la realidad sobre el terreno" de la que sus
cooperantes son testigos es que "la comunidad humanitaria es incapaz de hacer ni
siquiera lo suficiente para la población que sufre grandes necesidades de
asistencia médica".
"Con la publicación de esta lista, esperamos centrar más la atención en los
millones de personas que están atrapados por los conflictos y las guerras,
afectados por las crisis sanitarias, a quienes les son negadas las inmediatas y
esenciales necesidades sanitarias y cuya apremiante situación a menudo pasa
desapercibida", señaló la organización.
MSF comenzó a publicar cada año su lista de las diez crisis humanitarias en
1998, año en que una devastadora hambruna en el sur de Sudán pasó totalmente
desapercibida en los medios de comunicación de Estados Unidos.