En Harare el enredo judicial se dilata. Un tribunal que admitió a trámite la
semana pasada un recurso de la oposición para exigir el anuncio inmediato de
los resultados de los comicios presidenciales del 29 de marzo postergó de
nuevo su veredicto, hasta el martes.
No obstante se declaró habilitado para tratar el recurso, en contra de la
opinión del partido en el poder.
La visita a Johannesburgo de Tsvangirai, que el sábado se proclamó vencedor
de las presidenciales, se desarrolló con extrema discreción.
El gobierno sudafricano afirmó no haber mantenido contacto con él.
La representación en Sudáfrica de su partido, el Movimiento para el Cambio
Democrático (MDC), la describió como una "visita rutinaria" de dos días.
Tsvangirai partió el lunes con destino a Zimbabue, informó el portavoz del MDC
en Sudáfrica, Nqobizitha Mlilo.
La Casa Blanca y Naciones Unidas exhortaron a la Comisión Electoral de Zimbabue
a publicar los resultados sin demora.
Además el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó a "todos los
actores a (...) dar muestras de calma y moderación".
La Unión Europea, por su parte, actúa por intermedio de los países de África
Austral, principalmente Sudáfrica, Botswana y Tanzania, que preside la Unión
Africana (UA), afirmó a la AFP una fuente del entorno del jefe de la diplomacia
de la UE, Javier Solana.
La UE teme el estallido de enfrentamientos poselectorales similares a los
que causaron 1.500 muertos en Kenia en diciembre si se sigue prolongando la
espera de los resultados.
En una tribuna publicada el lunes por el diario británico The Guardian,
Tsvangirai solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) que retenga 2.000
millones de dólares de la ayuda al desarrollo destinada a Zimbabue.
En la más absoluta ruina, el país depende para sobrevivir de la ayuda
internacional. La inflación anual supera el 100.000%, cuatro de cada cinco
adultos están desempleados y los comercios se encuentran vacíos.
Desde que el miércoles se confirmó la derrota histórica del partido en el poder
en las legislativas, se ha intensificado la actividad diplomática entre
bastidores para impedir que el país entre en una espiral de violencia.
Tras proclamarse vencedor en las elecciones, Tsvangirai llamó a Mugabe al
"diálogo" y aseguró a las fuerzas del orden, pilar del régimen, que no
habría represalias contra ellas en el caso de que él asumiera la jefatura del
Estado.
Según fuentes diplomáticas coincidentes, los dirigentes del MDC entablaron
negociaciones al más alto nivel, dos días después de las elecciones, con el
ejército y la policía.
En respuesta, el decano de los presidentes de África blandió la amenaza manida
de una nueva colonización de las tierras, con la esperanza de movilizar a su
electorado.
Su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF),
advirtió que estaba dispuesto a librar la batalla para una segunda vuelta, una
forma implícita de reconocer que ningún candidato logró la mayoría absoluta.
"La tierra debe permanecer entre nuestras manos. Esta tierra es nuestra, no
debe volver a los blancos", espetó Mugabe, de 84 años, citado el lunes por
el diario estatal The Herald.
En tres días, sus fieles veteranos de la guerra de la independencia invadieron
unas treinta granjas pertenecientes a los blancos.
Otros ex combatientes de los años 1970 exhortaron al jefe del Estado, en el
poder desde 1980, a actuar con "honor" aceptando su derrota.
Por otro lado, cuatro extranjeros -- un estadounidense, un británico y dos
sudafricanos-- fueron inculpados por ejercer el periodismo sin acreditación y
puestos en libertad bajo fianza.