La organización de derechos humanos Amnistía
Internacional expresó su preocupación el miércoles 20 sobre Wadel Abdel
Kader Kamougue, del partido Unión para la Renovación y Democracia,
que se encuentra desaparecido.
También se ha reclamado la liberación del líder del Partido para la
Libertad y el Desarrollo, Ibni Oumar Mahamat Saleh, de Ngarlejy
Yorongar, de la Federación Acción por la República y del ex
presidente Lol Mahamat Choua (1979-1979), quien encabeza la Reunión
para la Democracia y el Progreso.
El ataque sobre la capital fue lanzado el 31 de enero por una
alianza de tres grupos insurgentes, que buscaban derrocar al
presidente Idriss Déby. Tras varios días de combate, las tropas del
gobierno, con la asistencia de soldados franceses, lograron repeler
la ofensiva rebelde.
Pero 160 civiles murieron y quedó un saldo de decenas de miles de
refugiados.
Chad acusa a Sudán de ofrecer apoyo a los insurgentes, mientras que
el gobierno en Jartum alega que Déby ayuda a los rebeldes en la
conflictiva región occidental de Darfur.
El líder opositor Maurice Hel Bongo dijo a IPS que la actual
situación "amenaza la supervivencia de Chad como nación". Aunque
vive en Suiza, tiene estrecho contacto con su país y conoce a
algunos de los rebeldes que atacaron N'Djamena.
--¿Quiénes son los líderes insurgentes y qué quieren?
-- Mahamat Nouri, Timane Erdimi y Abdelwahid Aboud, a quien no
conozco personalmente. Nouri fue ministro en las presidencias de
Hissene Habré (1982-1990) y Déby, y es muy conocido en el país.
Pertenece a la etnia goran, igual que Habré, y es cuñado de Déby.
Erdimi es sobrino del presidente. Durante mucho tiempo fue su jefe
de gabinete y dirigió sus políticas.
Con estos antecedentes, dudo que se hayan vuelto demócratas de la
noche a la mañana. Quieren poder y dinero. Y desde que Chad se
convirtió en productor de petróleo, hay mucho dinero en juego. Déby
no está interesado en promover el desarrollo, sólo quiere llenar sus
bolsillos y los de su clan.
-- ¿Es posible una transición democrática en Chad?
- Sí, pero no con Déby. Cuando Habré fue depuesto y reemplazado por
Déby, hicimos un excelente trabajo en la Conferencia Nacional, que
duró tres meses. Mientras nosotros tratábamos de instaurar la
democracia, él se propuso ponerle un fin a ese proceso. La razón era
obvia: todos los habitantes, de norte a sur, estaban atrapados por
las discusiones. Incluso los nómadas, montados en sus camellos, no
separaban el oído de sus radios. Lo llamamos "los tres meses de
celebración democrática".
A pesar de esto, tengo la esperanza de que las recomendaciones de
esa conferencia sean adoptadas en algún momento, incluso si los
principales líderes de la oposición, quienes siempre se rehusaron a
tomar el poder por la fuerza, han sido arrestados.
-- ¿Qué papel juega Sudán?
-- Chad, como Sudán, es musulmán en el norte y cristiano animista en
el sur. Desde nuestra independencia de Francia, en 1960, nuestros
hermanos del norte han distorsionado los problemas políticos,
presentándolos como divisiones étnicas y religiosas. Siempre he
dicho que era una falsa dicotomía, pero funcionarios del norte
fueron a Sudán y otros países árabes a decir que los problemas
tenían una raíz religiosa. Sudán tiene una gran influencia en Chad,
mucho más ahora, con el gobierno racista de Jartum.
-- ¿Existe el riesgo de que el conflicto de Jartum se expanda en la
región?
-- Cuando el gobierno de Jartum hizo un acuerdo de paz con los
rebeldes del sur, rápidamente se volcó hacia Darfur, donde los
habitantes son musulmanes, pero negros. Déby ayudó a avivar ese
conflicto.
Pertenece a la etnia zagawa, que vive a lo largo de la frontera
entre Chad y Sudán y en Darfur y que ha sido siempre abandonada por
el gobierno de Jartum. Antes de tomar el poder, Déby prometió ayudar
a los zawaga de Darfur si llegaba a la presidencia. Según rumores,
que no estoy en condiciones de corroborar, incluso les prometió
establecer un reino zawaga en la región. Fue él quien promovió la
rebelión.
-- ¿Dice usted que todo iría bien entre el gobierno de Sudán y los
zawagas si no fuera por Déby?
-- De ninguna manera. No ponga palabras en mi boca. Algo es seguro:
Darfur siempre fue dejada de lado por el gobierno en Jartum antes de
que Déby llegara al poder. Esto significa que, más tarde o más
temprano, iba a haber problemas, con o sin Déby.
-- ¿Cuál es el papel de Francia?
-- Siempre ha sido negativo. Hablo del gobierno, no del pueblo
francés. Incluso el Parlamento de ese país no sabe qué es lo que
ocurre. El Ejecutivo tiene un departamento que maneja los asuntos
africanos de una manera muy turbia. Francia no quiere gobiernos
democráticos en África, prefiere a los corruptos.
-- ¿Incluso ahora?
-- Por supuesto. Si no fuera así, ¿por qué París apoya a Déby, a
quien todos identifican como un déspota?
-- ¿Cómo observa el futuro de su país?
-- No se ha solucionado el problema. Los rebeldes siguen allí y no
se puede descartar que regresen. Temo que Chad está cayendo en el
caos. El sur está completamente marginado, en una completa miseria
que amenaza extenderse al norte. Todos los habitantes terminarán
perdiendo.
Finalmente, el país será repartido entre sus vecinos poderosos:
Camerún, Libia, Nigeria y Sudán. Me temo que si esto continúa Chad
perderá su soberanía.
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(*) Isolda Agazzi es una periodista de InfoSud, agencia de noticias
con sede en Ginebra. Esta entrevista se publica por un convenio
entre InfoSud e IPS.